YoutuberS [Tododeku/Tsuchako]

Capítulo 33

Miraban los cuatro directamente a Bakugou.

El rubio estaba desconcertado de que se le aparecieran poco después de la cena frente a la puerta de su habitación.

Al notar el momento extraño formulado ahí decidió preguntar de una forma sutil.

—¿¡Qué carajos están haciendo aquí!?

Sí... Porque para Katsuki eso era sutil.

—O vienes o nos dejas entrar.

Oh, pero claro que Ochako era igual de sutil que él.

El rubio ahora ya no entendía que pasaba ahí y porqué la tres chicas y chico estaban ahí con las miradas serias.

—Váyanse a la mierda.

Cerró de un portazo estremecedor. Pero YaoMomo gritó :

—¡Bien! Tú te lo buscaste Bakugou-san —sacó su celular dando la señal—. Hazlo Kyoka.

Finalmente se escuchó un golpe fuerte en la habitación.

—¿¡QUÉ DIABLOS!? —resonó.

—¿Creen que se haya lastimado?, gero.

Luego de escuchar fuertes pasos hacia ellos, la puerta fue abierta con Katsuki mirándolos con odio puro.

Ya saben, nada fuera de lo común.

—Devuélvanme la luz, malditos bastardos.

—Ven o déjanos entrar —repitió Ochako.

—Depende, ¿para qué?

—Midoriya-chan, gero.

Bakugou suspiró frustrado.

—Así que por el nerd, ¿eh?—lo pensó por un momento y analizó la situación, rostros y expresiones de sus compañeros. De alguna forma habai entendido—. Bueno, vamos. Ya lo arreglaré yo más tarde.

La expresión de Shouto cambió ligeramente a una molesta, pero tenía que controlarse.

Todos fueron hacía el área común, la cual estaba deshabitada de todos sus compañeros por alguna razón que se llamaba soborno.

Momo no tenía nada que ver.

Por otro lado, Todoroki...

Se sentaron en los sillones de forma que el pequeño grupo quedó frente al rubio quien conservaba el ceño fruncido.

Hubo unos minutos de silencio, cada quien analizaba la posible situación final de el tema que iba a tratar.

—¿Y bien?, ¿qué demonios quieren?

Okey, había dicho “demonios” y no alguna otra grosería peor. Significaba que estaba dispuesto.

—Información.

—Sobre Deku, ¿eh? Depende que quieren saber.

—Sus ex's —dijo directamente Shouto.

Bakugou parecía algo sorprendido pero su expresión se mantuvo con ese ceño fruncido tan característico.

—Ustedes los conocen, no tienen que preguntarme.

—Sabemos quienes son, pero queremos saber que pasó, necesitamos todo lo que se pueda, Bakugou-san.

—Esto es de suma importancia.

—Okey, okey. Pregunten lo que quieran, sin embargo, no creo poder responder mucho.

—Siempre lo veías de lejos, gero.

—¡Cállate, ancas de rana!

—¿Me equivoco, gero?