|Capítulo 12|Lo que no te destruye, te hace inmune.

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Cerré el libro de matemática y solté un suspiro que pareciera que hace años no respiraba.

Me vi rodeada de pares de ojos que me veían. Sí, había olvidado otra vez que estaba en la escuela.

Tampoco es tan malo. Digo, sólo me estaban viendo, no se pararon a criticarme o comentar sobre mi aspecto.

Para sorpresa de muchos e indiferencia de otros, ese día sí iba arreglada.

Recuerdo que mi cabello estaba recogido en una coleta alta que llevaba dos pequeñas trenzas, mi uniforme estaba planchado y no parecía que lo había hecho un bollo debajo del sofá.

Estaba presentable por primera vez.

Matemática nunca fue mi asignatura preferida. Adoraba mil veces literatura o arte visual.

Pero literatura siempre iba primero.

Miré de reojo la nuca de mi amigo rubio, parecía estar atento a la clase.

Ahora que lo pienso, hace dos semanas que tuve esa visita con Espectro...

Estamos entrando en el mes de junio. Se venían más evaluaciones, por lo que debía despejar mi mente de cualquier pensamiento hacia Espectro.

Debía actuar como una adolescente de diecisiete años.

Aaron se volteó a verme y luego sonrió aprobatoriamente al ver mi aspecto. Helena, que se sentaba con él, parece que me dedicó una sonrisa forzada.

No dije nada. Quería ser alguien más agradable.

Y al parecer, Espectro también quería que lo fuera.

Sentí un escalofrío en la zona donde el dije colgaba de mi cuello, fue un frío inexplicable que duró pocos segundos.

Una ligera punzada en la parte trasera izquierda de mi cabeza, me hizo reaccionar. La zona empezó a latir.

La profesora de matemática se sentó a esperar que entregaran los exámenes. Estaba segura que yo no aprobaba ni ahí. Como máximo mi calificación sería un cinco.

Genial, Ivonne. Muy bien. ¿Así piensas en graduarte de la secundaria y estudiar?

Agarré mechones de mi cabello castaño y comencé a enroscarlos en mis dedos para calmarme. Lo único que quería eran que fueran las una de la tarde para irme.

Aaron me alzó la mano, mostrándome sus cinco dedos. Capté el mensaje: faltaban cinco minutos para irnos.

Comencé a guardar mis útiles lentamente y luego dejé la mochila sobre la mesa mientras esperaba.

El timbre sonó y pude colocarme mi mochila sobre los dos hombros para luego irme. Quería llegar temprano y buscar información sobre fantasmas o lo que fuera Espectro.

Había dejado de sentir celos de que Aaron estaba con Helena, tenía derecho de hacer su vida con otra persona.

Y como dicen, lo que no te mata, te hace inmune. Creo que me estaba ocurriendo.

Ya dejaba de importarme lo que dijeran los demás, porque no volvería a verlos en la Universidad donde estudiaría para ser abogada.

Un mensaje hizo que mi celular vibrara y lo abrí. No fue nada importante.

Espectro (Completa | Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora