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"La luz del sol sobre tu rostro, cuando no estoy cerca de ti"

Subí a mi avión, un poco pensativa, si todo salía bien en la disquera, lo más probable era que no viera a Gustavo en un año o más, supongo que en ese tiempo él se comprometería con alguien, aunque no hablo de casarse ya que sería algo muy apresurado si acabas de conocer a alguien, pero supongo que conseguiría una novia, me alegraría mucho por él, ya que ha estado mucho tiempo esperándome y nunca perdió las esperanzas, tal vez ni siquiera lo merezco.

Por suerte el vuelo no era muy largo pero tampoco era corto, ya que llegaba un momento en que te aburrias y ya querías bajarte, entonces miré a la ventana y ya había llegado a Los Ángeles, qué emoción volver a mi casa y también seguir con mi disco.

El avión aterrizó, bajé con calma y fui directo a pedir un taxi, hubo suerte que nadie me reconoció, ya que hubieran pedido fotos o autógrafos lo cual no me molesta, solo que no era el momento más indicado. Subí al primer taxi que estaba parqueado, le di la dirección de una cuadra cerca de mi casa, el conductor iba mirando hacia la carretera sin mediar palabra, pero de un momento a otro prendió la radio y le subió el volumen a una canción que estaba en español y que decía “Estoy desesperado, soy tan vulnerable a su amor”, de un momento a otro me preguntó:

—Es una canción buena ¿Sabe el nombre del artista?

—Si, son Soda Stereo, una banda de Argentina, comenzaron hace poco, pero son muy buenos, tienen mucho talento. — Dije evitando la mirada del conductor.

—Gracias, lo que es extraño es que los latinos no son muy famosos en Estados Unidos, excepto los salseros, Héctor Lavoe, Willie Colón, ellos en general.

—Supongo que los americanos no están acostumbrados a otro idioma, lo cual es normal — Miré hacia la ventana y habíamos llegado. — Gracias — Le di diez dólares. — Conserve el cambio — Bajé y tomé mi equipaje.

Caminé hasta mi casa, extrañaba todo, pero no podía quedarme tanto tiempo, entonces dejé todo en la sala, me duche con mucha prisa, salí del baño, me puse un buzo Diadora, un jean y unos tenis Converse verdes, salí casi corriendo hacia la discográfica, al llegar vi a Carlos, junto con Andrés el bajista y Alexander el baterista, eran parte de mi banda, nos conocimos en la universidad, aunque Andrés estudiaba otra carrera que era artes, Alexander estaba en filosofía, en realidad nos conocimos en la secundaria que en mi país llamamos bachillerato, él es de Venezuela, así que nos volvimos grandes amigos, aunque al principio le hacía un poco de burla. Ellos estaban hablando con el productor.

—Hola, perdón si me demore, pero estaba en Argentina, así que regrese al país lo más pronto posible.

—No importa, hemos estado hablando acerca de el disco y los inconvenientes que hubieron respecto a la elección de canciones, estas cosas, tu entenderás — Hablaba Rick, nuestro productor. — Pues hemos tomado una decisión.

—¿Qué? — Los miré a todos con mucha preocupación.

—Vamos a publicar el disco — Dijo Alexander poniéndose de pie y abrazándome. — Que emoción Cuervo. — Él al contrario de los demás me llama por mi apellido.

—Si, yo no sé qué decir — Sonreí de oreja a oreja como dicen algunas personas. — es algo que me emociona mucho, no lo puedo creer, todavía sigo atónita.

—Cuervo, deberíamos celebrar con unas birras.

—No, eso es anticuado, vamos a celebrar con una gran fiesta que dure tres días. — dijo Andrés.

—Estoy de acuerdo — Dije abrazando a Carlos que estaba serio. —¿Qué pasa?

—Yo no celebraré con ustedes. — Dijo como si estuviera molesto.

—No entiendo, estamos celebrando que vamos a publicar otro disco y tu solo tomas una actitud de molestia.

—No es eso Paula, solo que siento que tienes que decidirte y yo también.

Esas palabras estaban causando una confusión mental para mí, yo estaba desubicada, ¿Que era lo que Carlos y yo debíamos decidir?

—¿Decidir qué? — Le miré confusa.

—Si tú vas a vivir en Argentina o acá en Estados Unidos.

—¿Eso que carajos tiene que ver contigo y con el disco?

—Conmigo nada — Me miró con tristeza — La cague Paula, la cague.

—¿Como así?, No entiendo Carlos ¿Qué pasó?

—Yo tengo un problema legal, que puede comprometer mi estadía en este país — Puso sus manos sobre su rostro de una manera que demostraba su desesperación y sus ganas de llorar. — Yo estaba drogado, no sabía lo que hacía, lo juro.

—¿Cómo así? — Empecé a preocuparme más.

—Yo te lo comentaré mañana, iré a tu casa a las 9:00 de la mañana, no puedo comentártelo ahora, por lo pronto ve y disfruta la fiesta, en serio me alegra nuestro éxito. — Me tomó de las manos y se fue.

Alexander, Andrés y yo nos fuimos directo a la casa de Andrés a disfrutar de nuestro éxito mediante una fiesta loca y descontrolada de la cual después nos íbamos a arrepentir, pero eso era lo interesante, sentir otro tipo de cosas además de que estábamos muy felices pero yo no tanto, lo de Carlos me afectaba y bastante, lo conocía desde que estábamos en secundaria, estudiamos juntos en Argentina y después nos volvimos a encontrar en Colombia cuando entramos a la universidad, lo quiero como a un hermano y me da miedo de lo que él hizo, que sea grave, que lo encarcelan, ese tipo de pensamientos no me dejaban en paz.

Enamoramiento Repentino: Segunda ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora