“Y otro crimen quedará sin resolver”
20 de diciembre de 1993
El año anterior había sido difícil, habíamos tenido un juicio largo, en el error que había cometido Carlos, tuvimos que cancelar giras y hoy después de un año vuelvo a Argentina por invitación de Spinetta, me dijo que le gustaría pasar Navidad conmigo y acepte.
Estoy en Argentina, entrando en la casa de Spinetta, que me ha recibido como a una hermana a la que no has visto en muchos años.
—Estas preciosa Paula, ¿Cómo le ha ido a Carlos? — Preguntó mientras fumaba un cigarrillo.
—Mal, todo lo que le pasó le afecto bastante, ahora está en rehabilitación. — Dije con frialdad.
—Bueno, hoy vendrá Gustavo y nos mostrará a su hija.
Al escuchar esa frase, supe que el poco amor que nos conectaba a Gustavo y a mi, se había acabado.
—Ah ¿Ya tiene una hija?
—Si, se llama Lisa.
—Lindo nombre.
—Es triste, tal vez te sientes mal por esta noticia, pero igual Gustavo tenía que hacer su vida y vos no volviste como en ocho años.
—Esta bien, no me afecta, ya ni siquiera nos amábamos, me alegra que haya hecho una familia. — Dije tomando una soda.
—Me alegra que ya lo hayas superado. — Me sonrió.
—¿Y Cristina? — Toqué su hombro.
—Vamos muy bien, somos el uno para el otro, creo que ella es el amor de mi vida.
—Se nota, me alegro de que sigan juntos. — Le miré con nostalgia.
Alguien timbró y supe que era Gustavo, efectivamente, él entró con una mujer bonita, de cabellos castaños y un rostro de facciones finas y delicadas, también con su hija una bonita bebé de meses.
—Hola Luis, ¿Cómo vas? — Gustavo se sentó a mi lado. — Ya conoces a Cecilia y a mi hija Lisa.
—Si, que chica más linda es Lisa. — Spinetta la cargó en brazos y se fue con Cecilia a la cocina.
—Paula gusto en verte, pensé que ya no volverías. — Me miró con odio.
—Tuve problemas.
—Todos los tenemos, pero pudiste telefonear.
—Si como digas — Seguí tomando soda. — Bonita familia.
—Gracias, ¿Y la tuya?
—No tengo. — Me puse de pie pero Gustavo me hizo sentarme otra vez.
—Sabes pudimos haberlo tenido todo, pero vos con tu indecisión lo cagaste todo.
—No me digas, si hubiera sido indecisión, hubiera vuelto cada año a Argentina y te hubiera confundido, pero sabes mi amor fue tan grande que decidí que debías seguir tu vida sin mi.
—No me digas, te mereces un premio por esa bonita película que vos te acabas de inventar.
—Piensa lo que quieras, lo nuestro se acabó al salir de la secundaria. — Me puse de pie y encendí el televisor.
Volví a sentarme y cambié los canales.
—Paula, vos has sido la única persona que he amado y he odiado a la misma vez, pero tenés razón mi vida está mejor sin ti. — Me miró y tomó mi barbilla e hizo que le mirara.
—De acuerdo Gustavo, saldré, no quiero estar aquí, dile a Spinetta que vuelvo más tarde y que me iré mañana a Estados Unidos. — Me puse de pie.
—¿Que querías Paula? ¿Que te esperara toda la vida mientras tú disfrutabas el supuesto sueño americano? — Gustavo gritó y me tomó del brazo.
—Si fueras más inteligente te darías cuenta que no solo tu puta vida tiene problemas, que la mía también los tiene y que eres un maldito estúpido, no fuiste capaz de visitarme jamás, o al menos llamarme, entonces no protestes. — Grité y me solté a la fuerza.
—Entonces ahora es culpa mía, yo ya tengo una vida en Argentina, siempre he vivido aquí, no quiero irme — Volvió a tomarme pero está vez con más delicadeza. — Mira yo no quería dejarlo todo.
—Y ahí está el error, espero no volverte a ver Gustavo Adrián Cerati, te deseo éxito en tu vida y también espero no verte mañana. — Salí y me fui a caminar, ni siquiera sabía a dónde ir, este pais era tan desconocido para mi.
Pocas calles después, sentí que alguien me seguía así que me di vuelta, era Charly Alberti.
—Hola Pau, pensé que no te volvería a ver. — Me abrazó con fuerza.
—Yo pensé lo mismo, ¿Cómo te ha ido? — Mis ojos se cristalizaron.
—Mas o menos, yo creo que la banda se va a separar, es algo inevitable.
—Lo siento mucho. — Le volví a abrazar.
—Sigamos caminando hasta mi casa.
—Claro que si.
Caminamos algunos minutos y llegamos a la casa de Charly, estuvimos charlando durante unas cuantas horas y después me acompañó a la casa de Spinetta.
—¿Quieres entrar? — Abrí la puerta.
—Esta bien.
Entramos y Gustavo estaba hablando con Cecilia, Cristina y Spinetta.
—Buenas noches. — Charly dijo con una voz un poco ronca.
—Buenas noches. — Dijeron todos a la vez.
Nos sentamos en unos sillones que quedaban más alejados del sofá, para no hablar con ellos.
—Hacen buena pareja. — Dijo Cecilia.
—No somos nada, solo nos conocemos desde la secundaria. — Dije en tono grosero.
—Ah perdón es que parecías novios.
—Pues no — Dijo Charly y siguió conversando conmigo. — Un día de estos deberías invitarme a tu casa, allá en Estados Unidos.
—Por supuesto que sí, que tal si nos vamos mañana y conoces a mis amigos y ves a Carlos.
—Seria bueno, pobre Carlos, en serio que es una pena lo que le pasó.
—Si, fue difícil para él y para nosotros, estos años han sido duros, pero así es la vida.
—¿Que le pasó a Carlos? — Gustavo me miró, tratando de decirme que la pregunta iba para mí.
—Eso no es de tu incumbencia Gustavo, dejo de serlo desde que nos fuimos de Argentina.
—Si fuese así, no hubieras vuelto, ya que decís que desde que vos te fuiste acá en Argentina vos no tenes a nadie. — Dijo mirándome fríamente.
—Volví porque Spinetta es como mi hermano y le prometí que volvería a verle a él y a Cristina, no sabía que tu estarías aquí. — Le mire y sentí un nudo en la garganta.
Yo sabía que en el fondo le seguía amando y que jamás volvería a amar a nadie, como lo ame a él, lástima que las circunstancias ya no nos ayuden y que debo aceptar que ya no debo volver a Argentina.
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Enamoramiento Repentino: Segunda Parte
FanfictionSiempre supe que era el amor de mi vida, el único e irreemplazable amor de mi vida. Dedicado a Sebastián, una persona hermosa en todos los sentidos y que amo mucho.