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“Quiero regresar solo a besarlo.”

Días después

Charly y yo ya llevabamos varios días hablando de nuestras vidas y de lo que había pasado en todos estos años, pero estaba llegando el momento en el que se iba a ir y no sé si volvería a verlo.

Estaba sentada en el sofá, mientras que Charly estaba alistando su equipaje. El teléfono timbro de la nada, así que lo contesté.

—¿Hola? — Dije dubitativa.

—Hola Paula, pensé que nunca conseguiría tu número. — Mi corazón pálpito a mil cuando escuché esa voz.

—¿Gustavo?

—Si soy yo.

Colgué el teléfono de forma agresiva, no quería volver a saber nada de él, porque sabía que sí seguiamos teniendo contacto, eso podría perjudicar su vida. Comencé a llorar, ¿Cómo era posible que ese idiota tuviese mi número?, Parecía que quería arruinar mi vida, hacerla una completa pesadilla y parece que lo está logrando, el teléfono siguió timbrando y yo solo deje que siguiera sonando, en realidad no quería hablar con él, por ahora.

—¿Quien era? — Charly bajó con sus maletas y se sentó a mi lado.

—Nadie — Miré hacia el teléfono deseando que no volviera a sonar.

—Tranquila que si vuelven a llamar, yo contesto. — Sonrió.

—De acuerdo.

El teléfono volvió a timbrar.

—Hola. — Volteó a mirarme.

Estaba nerviosa, yo sabía que era Gustavo y que no me iba a librar de las preguntas que Charly iba a hacerme.

—Creo que es para ti, yo no hablo inglés.

—De acuerdo — Tomé el teléfono. — Hi?

—Soy yo Gustavo, otra vez.

—¿Que mierda? — Dije en voz baja, casi susurrando. — ¿Por qué volviste a llamar?

—Necesito hablar con vos, solo escúchame un momento.

—Madura Gustavo, tú ya tienes una hija, ya deberías dejar de buscarme, creo que es suficiente, mejor sigue con tu vida y olvídate de mi.

—Vamos, hablo en serio, necesito hablar con vos. — Se aclaró la garganta.

—No insistas, olvídate de todo lo que pasó, adiós. — Colgué.

Volví a sentarme en el sofá, ignorando por completo la presencia de Charly, miré a la nada y me perdí en mis pensamientos, ya no quería dañar más a Gustavo, pero él estaba empeñado en seguir arruinando su vida conmigo. Por el amor que alguna vez nos unió, lo mejor es que se olvide de mi.

—Así que era Gustavo. — Tocó mi hombro con suavidad.

—Si, yo le dije que no llamará más, pero al parecer lo que yo le diga le importa una mierda. — Mire a Charly, tratando de no llorar.

—No te escucha, porque sabe que vos estás equivocada, yo también lo sé, pero no nos escucharás, hasta que te lo diga Carlos, yo sé que es así.

—No es eso, yo sé que ustedes creen que me equivoco, pero en realidad lo hago para que él sea feliz con alguien que en realidad si pueda estar con él en todo.

—No sabes mentir, solo te alejas de él porque crees que es lo mejor para ti — Charly se rió. — Eres tan mala mintiendo.

Solo me quedé en silencio.

El teléfono volvió a timbrar.

—Contesta. — Charly me sugirió.

—Es Gustavo, lo sé.

—Hacelo.

Me puse de pie y conteste.

—Hola, háblame Paula.

—Hola. — Suspiré.

—¿Vas a dejar que te hablé pelotuda? — Se rió.

—Yo no sé.

—Voy a tomar eso como un si.

—Sigues siendo igual de lanzado. — Sonreí tratando de ocultar mis ganas de llorar.

—Vos sabes que te quiero, supongo que nos merecemos una cantidad de explicaciones pero está vez te las daré yo.

—No creo que sea conveniente hablarlo por teléfono, Gustavo.

—¿Por qué no?

—No es adecuado, adiós Gustavo.

—Vamos no me dejes así otra vez.

—Debo hacerlo, si tanto quieres hablarme, búscame, adiós. — Colgué.

Charly saco sus maletas y las puso en el baúl del taxi.

—Debo irme, adiós Pau, espero volver a verte en Argentina. — Me abrazó.

—No lo creo, salúdame a Spinetta y a Zeta.

—De acuerdo, habla con Carlos, sé que solo le creerás a él.

—Bueno.

Volví a encerrarme en mi casa, me acosté en el sofá y me quedé dormida.

Enamoramiento Repentino: Segunda ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora