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"Amarte es insano, estoy andando en la amargura"

Al otro día

Me dirigí a la sala, aún era temprano, eran las seis de la mañana y Charly llegaría a la ocho, no me afanaba, ya estaba lista, ya no quería volver a Argentina, nunca más.

Cuando me iba a sentar en el sofá, sentí a alguien acostado, entonces levanté una manta que había y era Gustavo.

—Perdón Gustavo — Me sonrojé como nunca.

—Tranquila, si vas a sentarte yo me quito, no hay problema.

—No, yo me hago en otro sillón.

Me senté en un sillón cerca del televisor y trate de mantener mi mirada fija en el televisor, pero Gustavo se me acercó.

—Perdón por lo de ayer, fui un patán.

—No importa, ya no interesa. — Seguí evitando su mirada.

—Mírame, yo en serio me siento como un boludo. — Tomó mi rostro y me hizo mirarle.

—Esta bien, ya te dije que no me importa. — Volví a voltear la vista.

—¿Por qué te portas así conmigo? — Volvió a voltearme con delicadeza.

—Mira Gustavo, creo que ya no es importante que nos perdonemos o algo por el estilo, de todas maneras no nos volveremos a ver.

—¿No pensas volver? — Me miró con mucha tristeza.

—No, yo ya no tengo nada en Argentina.

—Claro que sí tenés a Spinetta, a Cris, a Charly y a Zeta.

—Ellos tienen su vida perfectamente organizada, Spinetta está con Cris, Zeta y Charly también tienen su pareja.

—¿Y yo? — Tomó mis manos.

—Tú ya tienes familia y yo ya no pertenezco a nada en este lugar.

—No digas eso Paulita, yo todavía te amo mucho.

—Si me hubieses amado tanto como decías, me hubieras esperado, tal como lo habías prometido.

—Perdoname sé que hice mal, pero yo tuve que romper esa promesa.

—¿Que te impedía cumplir con la promesa? — Mis ojos se cristalizaron.

—Es difícil de explicar.

—No me jodas Gustavo, yo no estoy para juegos y ya es una decisión tomada, me voy y no pienso volver.

—Paula tenés que prometerme algo, por favor, te lo pido.

—Depende.

—No, tú vas a tener que cumplir o de lo contrario te iré a buscar a tu casa allá en Estados Unidos y te traeré a la fuerza, vos vas a volver a Argentina, cada año a visitarme, no podés dejarnos así.

—Si las cosas son así, tu vas a prometerme que te quedarás con tu familia y jamás me buscaras, por favor cumple con está promesa, no te pido más.

Gustavo me abrazó y comencé a llorar, deseaba quedarme por siempre en sus brazos, pero supe que eso no sería correcto. Spinetta, Cris y Charly entraron y nos vieron abrazados en la sala, nos miraron de manera extraña y se sentaron en el sofá.

Con delicadeza me solté de Gustavo y me salí de la casa a fumar, al rato salió Spinetta.

—¿Vos pensas dejarme así?

—Gustavo te contó. — Le miré molesta.

—Eso no es importante, ¿Cómo podés ser así?, Sabes que aquí podés quedarte todo lo que quieras, para mí vos no sos un estorbo, en realidad para ninguno de nosotros.

—Spinetta, no pienses que porque no vaya a volver a Argentina, es porque no los quiero, es un bien para todos.

—No te mientas Cuervo, vos sabés que eso no es mejor para nadie, ni siquiera para ti, dejame te pregunto algo ¿Todo esto es por Gustavo?

—No, no tiene nada que ver con él, es una decisión mía.

—Vos sabes que no podés mentirme yo sé que es por Gustavo y también sabes que Gustavo y tú se aman mucho, que jamás podrán separarse, porque si el destino los quiere juntos, por más obstáculos que hayan ustedes terminaran juntos.

—Spinetta, ya tomé esta decisión y no la cambiaré.

—Sabes Cuervo, nunca te perdonaré por esto, podré quererte mucho pero vos no solo te haces daño a ti misma, también nos haces daño a nosotros.

Spinetta se fue, me sentí mal, ya que estaba lastimando a todos los que quería pero también sabía que así Spinetta me cuestionara, era lo mejor.

Apague el cigarrillo y entre a la casa de él, vi a todos en la sala.

—Charly ya nos vamos

—De acuerdo mina

Charly trajo nuestros equipajes y mientras tanto aproveché para despedirme de todos, Cristina se puso de pie y me abrazó.

—Chao Paula, espero que nos volvamos a ver y que ojalá algún día si te quedes definitivamente en Argentina.

—Ojalá pero es poco probable, quiero que cuides mucho a Luis Alberto, no quiero saber que terminaron, ustedes son una pareja perfecta.

Ella volvió a sentarse y Spinetta me abrazó.

—Te quiero mucho Paula, aunque vos sabés que no podría molestarme contigo, me vas a hacer falta.

—Yo también te quiero mucho y te estaré llamando, no voy a dejar de contactarme contigo.

Después Spinetta ayudo a Charly con los equipajes.

—No creas que me olvidó de ti Cerati. — Le abracé con mucha fuerza.

—Por favor cumplí tu promesa, es lo único que te pido.

—Tu cumple tu promesa, sería algo muy significativo para mi.

—Si cumpliese la promesa, significaría perderte y no quiero. — Tomó mi rostro con dulzura.

Gustavo me besó y supe que por más que tratará de olvidarle o evitar sentir algo por él, mis sentimientos siempre estarían vivos.

—Te amo mucho Paulita, adiós, nos vemos el otro año.

—-Adiós Gustavo, te amo mucho, ojalá nos volvamos a ver.

Charly y yo salimos de la casa de Spinetta y tomamos un taxi hasta el aeropuerto, yo miraba las calles por la ventana y me traían gratos recuerdos, pero que en el fondo yo sabía que Buenos Aires jamás sería igual y nosotros tampoco seriamos iguales.


Enamoramiento Repentino: Segunda ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora