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"Es inmoral sentirse mal por haber querido tanto."

Caminamos hasta el auto de Julián, la verdad era que sentía el ambiente tenso entre Ariel y Andrés, así que preferí no decir nada.

—Es una cosa estúpida lo que hiciste — Ariel le dijo a Andrés — Vos pareces boludo

—No me parece — Andrés se aclaró la garganta

—Claro que si, la chica necesita conocer Madrid y tú lo único que haces es llevártela a un lugar y quedarte hablando idioteces con ella — Ariel me abrió una de las puertas traseras del auto

—Gracias Ariel — Dije y Andrés subió en seguida y se sentó a mi lado

Acto seguido Ariel entró y se sentó al lado de Andrés.

—¿Si la pasasteís bien Calamaro? — Julián miró a Andrés

—Si, muchas gracias Julián

—Ah bueno, me alegro — Ahora Julián me estaba mirando a mi — ¿Calamaro te enseñó algo del lugar?

—Pues si, el lago, lindo por cierto — Le miré — Descuida, otro día vamos a venir y me enseñaras todo lo que aprendiste del lugar y que querías mostrarme — Le sonreí

—Está bien, vendremos sin Calamaro — Sonrió y volteó a mirar a Andrés — Bueno, espero que Andrés no vuelva a dañar vuestros planes

—Cambiando un poco de tema, él es Germán Vilella, baterista de Los Rodríguez, nuestra banda — Dijo Ariel

—Mucho gusto — Dije y estreché su mano, le miré detenidamente y era castaño, de cabello a la altura de los hombros y de buen cuerpo debo decir — Soy Paula Cuervo

—El gusto es mio — A diferencia de Julián, su acento no era tan marcado

Julián encendió el auto y comenzó a arrancar, pero se detuvo al ver que alguien golpeó la ventana trasera del lado izquierdo que era donde yo estaba.

Bajé el vidrio y miré al hombre que estaba parado frente a mi, tenia el cabello corto, usaba gafas oscuras y tenia un poco de parecido a Julián, claro si se le miraba de lejos, porque ya cuando estabas cerca de él, te dabas cuenta de que no eran muy parecidos, también estaba usando una chaqueta de cuero, unos vaqueros y unas botas.

—Hola — Sacó su cámara de vídeo y la encendió — Saluden, que os estoy grabando

—Hola — Salude tímidamente y los demás me miraron

—Bien, que agradable es ella ¿Como es vuestro nombre?

—Paula Cuervo

—Lindo apellido, mi nombre es Daniel Zamora, soy muy amigo de estos cuatro caballeros que están contigo en el auto

—Bueno suficiente, ¿Qué hacéis con esa cámara? — Julián le miró y se rió

—No lo sé, solo me divierte filmar todo lo que ustedes hacen — Por un momento apagó la cámara — Voy a subir al auto

—No creo que puedas, ya no hay espacio — Ariel le dijo en tono burlón

—No importa, Paula abre la puerta

Tal como me había dicho, la abrí y comencé a correrme hacia el lado de Andrés pero ni por esas era posible que Daniel lograra entrar en ese reducido auto.

—Tranquila, no te muevas más, me sentaré en tus piernas, claro si no te molesta — Todos lo miraron con un poco de vergüenza ajena

—Supongo que no, adelante sientate — Me reí

—Bueno, para que no os sintáis mal, pondré mis piernas encima de Rot y Calamaro — Se sentó en mi regazo y estiró sus piernas encima de las de Andrés y Ariel — Así estamos mejor — Acto seguido cerré la puerta y Daniel se recostó un poco

—Solo habla por ti — Ariel dijo y siguió mirando hacia su ventana

—Tranquilo, no voy a estar mucho tiempo aquí — Encendió la cámara y me enfocó a mi — ¿De dónde eres?

—De Colombia

—Es muy lejos ¿No?

—Que pregunta tan brillante — Andrés respondió con sarcasmo

—No creo que te haya preguntado a ti – Daniel le respondió de manera altanera

—Pues si, es lejos

—Bueno, como podéis ver yo soy de aquí, de España, por cierto soy bajista

—Eso es impresionante — Sonreí — Deberías enseñarme a tocar el bajo

—Por supuesto, seria un placer, aunque siento que eso no le gustaría a Andrés — Daniel enfocó a Andrés

—No sé de que hablas — Andrés y yo dijimos al tiempo

Todos soltaron una carcajada.

—Es muy obvio, Zamora está hablando de que Andrés se pondría celoso si tú decidieras que Daniel te enseñará a tocar el bajo — Dijo Julián

—¿Por qué? No hay razón — Miré a Andrés — Tú podrías enseñarme a tocar el piano

—Si, por supuesto que lo haré, no es por ser presumido pero toco muy bien el piano — Puso su brazo sobre mis hombros — Incluso podemos empezar hoy

—Eso me gustaría — Le miré y sonreí

—Bueno, pues eso no se va a poder, ahorita tenemos que ir a cuadrar nuestras maletas, porque nos vamos a Argentina — Germán nos interrumpió

No puede ser posible, tendré que ir al lugar al que prometí nunca volver.

Enamoramiento Repentino: Segunda ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora