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“Ella dijo "que te vaya bien" y le dije buena suerte y hasta luego.”

Ya eran las 15:00 horas y yo hasta ahora estaba abordando el avión, aunque eso no era lo peor, sino que iba a demorar como 13 horas o un poco menos, pero igual es mucho tiempo para mi, la azafata comenzó a darnos imstrucciones y cosas así, la verdad no sabía que iba a hacer en tanto tiempo, entonces las primeras 3 horas estuve leyendo una novela llamada "Sobre héroes y tumbas" de Ernesto Sábato, las siguiente horas comí dulces y las siguientes horas estuve durmiendo.

—Señorita — Una azafata estaba tocando mi hombro con suavidad — Estamos llegando a Madrid

—Gracias — Dije medio dormida

A los pocos segundos reaccioné y me acomode bien, el avión aterrizo rápido y comenzamos a bajar, vaya que mis maletas estaban pesadas.

Camine hasta un pequeño café en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, que era donde me encontraba, un aeropuerto muy lindo y grandísimo, me senté a llamar a Julián.

—Hola... — Dije a penas contestaron

—¿Paula? — Julián contestó adormilado

—Si, perdón si te desperté, pero no sé ni que horas son y ya llegué al aeropuerto

—Está bien, come algo mientras tanto y en media hora nos vemos, cuidate Paula, ya nos vemos

—Hasta luego Julián — Colgué

Me quede sentada, tomandome un capuchino, mientras esperaba a Julián, en serio me sentía tan apenada con él por hacerlo venir tan temprano a recogerme, ni siquiera ha amanecido y yo ya le estoy dando molestias.

(...)

Ya había pasado mucho tiempo, porque vi que estaba empezando a amanecer y yo ya estaba preocupada puesto que no sabía si podría reconocer a Julián, según lo que me había dicho Carlos, él tenía el cabello largo hasta los hombros, lacio, de color castaño oscuro y era alto y muy delgado, también me dijo que solia usar gafas casi todo el tiempo.

—¿Tú debes ser Paula? — Miré hacia arriba y vi un hombre que no era ni un poco parecido a la descripción que me había dado Carlos, en cambio me encontré con un hombre de cabellos rizados y alborotados  — Te he estado buscando desde hace una hora, flaca — Es más ni siquiera tenía acento español, sino argentino

—¿Disculpe? — Le miré extrañada — Creo que se equivoca

—No creo, vos sos Paula Cuervo ¿No?

—Depende ¿Quién es usted? — Comencé a asustarme, Julián no aparecia por ningún lado y este tipo nada que se iba, pero eso no es lo peor, lo peor es que sabe mi nombre

—¡Ah! Claro, soy boludo, me llamo Andrés... — Tendio su mano hacia mi — Andrés Calamaro, soy amigo de Julián Infante

Carajo, que susto, pensé que era un acosador.

—Bueno mucho gusto, Andrés — Estreché su mano

—Vamos, Julián nos está esperando — Miró mis maletas y después miró mi rostro — Creo que cargaré tus maletas

—Gracias — Me puse de pie y comenzamos a caminar hacia la salida del aeropuerto

—Creo que te asuste — Se rió

—¿Como así? — Le miré y se sonrojó

—Digo que vos te asustaste porque no me presenté de la manera adecuada, me disculpo — Siguió caminado y se puso unas gafas negras

—No importa Andrés

Llegamos al auto y Julián no estaba ahí, eso me asusto otra vez.

—Puta madre ¿Donde está Julián? — Dejo por un momento las maletas en el suelo y abrio el baúl del automóvil

—No lo sé, pero que tal si me devuelvo y le busco — Dije sin pensar con tal de librarme de Andrés

—No te preocupes, le llamaré, subí al auto — Abrió la puerta trasera del auto

Lo dude por algunos segundos y le mire fijamente lo cuál le intimidaba demasiado.

—Subí flaca, no voy a hacerte nada, si es lo que pensas — Sonrió

—Yo no estoy pensando eso, solo que es muy raro que Julián no este aquí — Entré al auto

Acto seguido Andrés entro al auto y se sentó a mi lado.

—Le llamaré ahora, si vos queres escucha lo que hablamos, para que no sientas que te voy a hacer algo

—Yo no quise decir que desconfió de ti, es solo curiosidad por esta situación tan extraña

Andrés marcó el número de Julián y acerco el teléfono a mi oído.

—Andrés, ¿Ya encontraste a Paula? — Contestó Julián, eso me tranquilizo mucho

—Si, ya — Le dije con burla

—Vaya, no sabía que Andrés era tan bueno encontrando gente

—Bueno, pues ya ves que si — Le sonreí a Andrés y él también me sonrió

—¿Donde están?

—En el auto de Andrés

—Bueno, nada de hacer cosas indebidas, ya voy para allá

—Claro que no, no le conozco, aquí nos vemos Julián — Colgué — Toma, gracias Andrés

—De nada — Guardo su teléfono — ¿De donde sos?

—Colombia

—Debe ser lindo por allá

—Si, ¿No has ido?

—No, nunca, solo he estado aquí y por supuesto en Argentina que es el país donde nací, bueno creo que eso ya lo sabes por mi acento

—Si, bonito acento — Me sonrojé

—Gracias, es lindo que lo menciones

Nos quedamos en silencio largo rato, al parecer Andrés no era muy comunicativo, por suerte Julián golpeó con fuerza el vidrio y Andrés le abrió.

—¿Pero que haces boludo?, tené un poco de cuidado, este auto es caro

—Si, si, — se sentó en la silla del  copiloto — Mucho gusto Paula, soy Julián Infante Martin-Nieto

—El gusto es mio Julián

—No me digas Julián, eso es muy formal, mejor dime Julito, así me dicen mis amigos

—Está bien Julito

Andrés entró al auto y condujo hasta la casa de Julián, que no era muy grande, pero si muy bonita, aunque desordenada.

—Este es mi humilde hogar, bienvenidos — Julián cerró la puerta y nos sentamos en el sofá

—Que porquería — Andrés dijo en voz baja pero yo alcancé a escucharlo y me reí así que él también se río

—¿Que pasa? — Julián nos miró apenado

—Nada, solo que vos debiste arreglar esto, lo digo porque Paula va a quedarse aquí largo tiempo

—¿Te molesta Paula? — Julián me miró

—No, así esta bien

—¿Esto te parece bien?, flaca por favor, mi apartamento esta mucho mejor

—¿Ah si?, pues entonces arregla mi casa, ya que dices que eres tan bueno en eso

—Pues no, es tu casa Julián, yo no tengo porque hacer eso, pero si no querés arreglar esto, mejor me llevo a Paula a un lugar... Limpio, es decir a mi apartamento

—Claro que no, lo que tú quieres es engancharte con ella y eso no pasará, Paula ya me pongo a arreglar esto y nos iremos a pasear por las calles de Madrid

—Esta bien, pero no es necesario Julito — Dije y le pegué un codazo a Andrés — ¿Cierto?

—Si, supongo, yo no lo decía en serio...


Enamoramiento Repentino: Segunda ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora