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“He amado y he perdido.”

Estados Unidos 3:00 pm

Charly y yo habíamos llegado hace algunas horas, estábamos en mi casa.

—Bueno Charly, ellos son Alexander Montilla y Andrés Ocampo mis amigos.

—Mucho gusto pibes, yo soy Charly Alberti amigo de Paula cuando vivía en Argentina.

—El gusto es mío Charly, ¿Eres el baterista de Soda Stereo? — Dijo Andrés estrechando la mano con Charly.

—Si, ¿Cómo lo supiste?

—Bueno es que a pesar de que vivamos en un país de habla inglesa, escuchamos el rock que hacen en Latinoamérica y ustedes son muy buenos, yo diría que los mejores de Argentina, junto con Luis Alberto Spinetta

—Gracias pibe, por cierto, ¿Paula no te dijo que también es amiga de Luis Alberto Spinetta?

—No, que honor — Andrés me miró — ¿Porque no me lo dijiste?

—Es que no creí que te gustara. — Respondí mientras reía.

—Pues si me gusta, sus canciones son geniales.

—Es verdad pibe. — Charly me miró y sonrió.

—Me alegra conocerte, Paula me ha hablado de ti. — Dijo Alexander mientras estrechaba la mano de él.

— Bueno dejemos tanta formalidad y vamos a ver a Carlos. — Dije irónicamente.

—De acuerdo. — Dijeron todos al tiempo.

Subimos a mi auto y nos fuimos hacia el centro de rehabilitación, todo el camino estuvimos recordando cosas que habíamos pasado en todos estos años en la banda y también cuando yo estaba en Argentina.

—Esta mina era una loca, la piba más bonita y loca que he conocido — Charly me tocó el hombro. — La secundaria fue genial, porque ella estaba.

—Gracias Charly, aunque pienso que la secundaria era buena porque todos estábamos juntos y no habían tantos problemas. — Miré hacia la ventana e inmediatamente me acordé de Gustavo y en todas las promesas que nos hicimos.

—¿Te referís a Gustavo? — Me miró y siguió conduciendo.

—No, yo... — Salió una pequeña lágrima de mi ojo. — No dije nada.

Seguimos el resto de camino en silencio, aunque podía escuchar que Alexander y Andrés hablaban de Carlos, pero igual decidí no ponerles mucha atención.

Llegamos al centro de rehabilitación y fuimos a la sala donde estaba Carlos. Él estaba de espaldas mirando hacia la ventana, como añorando su libertad.

—Carlos — Él se dio vuelta y se abalanzó y me abrazó. — ¿Cómo estás?

— Te extrañe Paulita — Su abrazo fue uno de los abrazos más sinceros que he recibido en toda mi vida. — No sabes la falta que me hacen todos, pensé que no volverían a visitarme.

—No digas eso, siempre serás mi amigo, solo tuve un problema, en serio perdoname. — Me empezaron a salir lágrimas. — Lo siento.

—Tranquila, te veo mal, ¿Qué te pasa? — Me miró con preocupación. — ¿Fue con Gustavo?

—Parece que me conocieras más que yo misma — Le mire y sonreí. — Te traje una sorpresa, espero te guste.

Charly apareció por la puerta y abrazo a Carlos.

—Pibe ¿Cómo estás? — Charly se separó y se sentó a su lado.

—Bien gracias, han pasado varios años desde que no nos veíamos, pensé que no volvería a verte — Su sonrisa que al principio era de felicidad ahora se convirtió en una llena de nostalgia y tristeza. — ¿Cómo va todo en Argentina? ¿Cómo va todo con Spinetta, Zeta y Gustavo?

—Pues durante unos años nos fue bien, ahora ya no hablo mucho con Gustavo, a veces hablo con Zeta, además nuestra banda está muy rota, creo que nos separaremos y respecto al flaco sigue haciendo discos y vive con Cris — Miró hacia la ventana. — ¿Vos cuando saldrás de aquí?

—Creo que falta poco, no he pensado mucho en eso, aunque llegó a sentirme realmente triste por no estar con mis amigos — Me miró y juro que mi mundo se fue abajo al ver tanta tristeza en él. — Extraño mucho cuando estábamos en la secundaria y no nos preocupabamos por un mañana, lo único que nos interesaba era ser estrellas del rock.

—Yo también extraño eso, nada volvió a ser igual cuando Paula y vos se fueron de Argentina — Charly tocó su hombro. — Pero vos no te preocupes todo será mejor cuando salgas de este encierro.

—Gracias Charly, tengo curiosidad — Hizo una pausa como si le diera miedo que Charly fuese a molestarse por lo próximo que él iba a decir. — No me has hablado de tu familia o tu mujer ¿Qué hay de ellos?

—Tengo una novia pero no es importante en realidad. — Charly me sonrió.

Segundos después se produjo un silencio realmente incomodo, estuvimos varios minutos así, hasta que Alexander y Andrés decidieron que iban a irse a la cafetería, Charly y yo nos quedamos con Carlos.

—¿Que hay de Gustavo? — Carlos me miró y sonrió.

—¿A quien le preguntas? — Charly preguntó demasiado incomodo.

—A Paula. — Carlos tomó mi mano.

—Tiene una bebé de pocos meses y una linda mujer — Traté de no llorar. — Creo que está muy bien.

—Entonces no cumplió su dichosa promesa.

—Supongo que no, igual no importa, él ya no quería verme... — Mire hacia el piso y respiré hondo. — Y yo tampoco a él.

—Sabes Paula, a mí no me mientes y yo sé que lo quieres, en realidad siento tanto que las cosas no estén bien, cuando salga de aquí hablaremos con más calma de lo que te ha pasado ¿De acuerdo? — Me sonrió pero supe que estaba a punto de llorar.

—Por supuesto que sí, debo irme Carlos, te amo mucho, vendré dentro de unos días.

—No te olvides de mi, eres lo único que tengo — Me abrazó con mucha fuerza. — Adiós.

—Nunca te olvidaría hermano mío, adiós.

Nos separamos, Charly se despidió de él y nos fuimos al auto, dejamos a Alexander y a Andrés en sus casas y nos fuimos a la mía.

—Carlos está muy mal, creo que él necesita más apoyo, en realidad no tiene a nadie, no quise decirte nada y tampoco quiero que se lo digas a él, pero sus padres murieron hace un mes. — Charly me miró.

—¿Cómo que murieron? ¿Que les pasó? — Sentí como iba a romper en llanto.

—Gustavo no me había dicho que vos te habías ido a Estados Unidos, entonces pensé que seguías viviendo en Colombia entonces fui y me acordé del número de la casa de Carlos y llamé, me dijeron que los antiguos dueños de la casa o sea los padres de Carlos habían muerto en un accidente, su carro chocó contra un camión que iba en contravía — Suspiró. — Yo sé que lo único que él tenía eran ellos y ya con ellos muertos él está completamente solo, por eso no le digas, eso lo destrozaria y él ya no volvería a ser el mismo.

—No se lo diré, pero me va a doler cuando él quiera verlos y se de cuenta de que ya no tiene a nadie.

—Cambiando de tema, ¿Qué fue de Marcela?

—Ella termino hace algunos años con Zeta y la verdad es que no la he vuelto a ver, desde que me fui de Colombia, no quise saber más de mi familia — Le miré fijamente. — ¿Por qué la pregunta?

—Pues solo por curiosidad, ya que Zeta jamás volvió a hablar de ella y tú tampoco.

—En realidad no éramos muy unidas.

Enamoramiento Repentino: Segunda ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora