El sábado me levante más o menos temprano, prepare el desayuno junto a Dylan, y no sentamos a comer nuestra tortilla de huevo con jugo de naranja.
Cuando en la puerta sonaron golpes.
-Yo voy. –dijo Dylan.
Se levantó con el vaso de jugo y camino hacia la puerta.
Mira por el ojito de la puerta.
Y dijo: - Es Santiago.-
Me levante de la mesa y camine hacia la puerta.
Mire por el ojo.
Allí estaba Santiago con gafas y gorra.
Mi corazón dio un vuelco.
Se fuerte Emma.
Volvió a tocar la puerta.
Tenía dos opciones abrirle o hablarle desde la puerta o ignorar los golpes.
Entre abrí la puerta sin quitar la cadena.
-¿Qué quieres? – le dije mirándolo fijamente.
-Emma ábreme, quiero hablar contigo.
-Yo no quiero hablar contigo.
-Vamos, abre, déjame pasar.
-No.
-Emma no sabes lo que tuve que hacer para poder llegar aquí. Vamos abre.
-No, y nadie te pidió que hicieras nada.
-Emma, amor.
-No me digas amor.
-Te digo amor por que tú eres mi amor.
- Si no tienes más nada que decir- intente cerrar la puerta pero me detuvo.
-Emma, hablemos esto lo podemos solucionar.
-No-
-Vamos no seas así.
-Santiago que parte de que no quiero verte no entendiste.-suspire – terminamos, entiende de una buena vez y ya déjame en paz.
-Emma tu malinterpretaste las cosas. –cerré la puerta esta vez sin amagos y sin pensarlo.
Golpes se escucharon en la puerta
-Emma abre.
Seguido de muchos más golpes y gritos.
Cerré los ojos.
-Si me necesitas voy a estar en mi cuarto – los abrí para ver a una Dylan preocupada.
Decidí entrar al cuarto y ponerme a escuchar música.
Al cabo de unos minutos las lágrimas inundaron mis ojos.
A partir de allí todos los días durante los siguientes 30 días el permaneció detrás de mí a sol y sombra, cada vez que salía me acompañaba a todas partes, él se la pasaba llamándome amor, hablándome todo el tiempo y buscando que le prestara atención, queriéndome quitar las cosas para llevarlas, abriéndome la puerta, comprándome el almuerzo entre otras cosas, esperándome afuera de clase, realizando todas mis tareas como asistente.
Yo lo ignoraba todo el tiempo y hacia como si no existiera, compraba otra almuerzo, y dejando a un lado el suyo, agarrando mis cosas con fuerza, y si el me las lograba quitar hacia como si nunca las hubiese llevado por lo que el desistió de llevarlas.
La única forma de que me dejara en paz era cuando llegaba al cuarto.
Allí si es verdad, que él no entraba pero si comenzó a tomar la costumbre de dormir en nuestra sala.
Ya no aguantaba más, necesitaba pasar página.
Por lo que llame a mi padre.
Al día siguiente, Santiago me esperaba en sofá como de costumbre.
Saque fuerzas de donde no las tenía y abrí la puerta.
Santiago me abrazó inmediatamente como lo había hecho durante todas las mañanas en estos últimos 30 días.
-Te extrañe mi amor.
Mi corazón sintió una pequeña punzada, como siempre.
-Suélteme Sr Dankworth. – mi voz salió ronca.
Primera vez que le dirigía la palabra en 1 mes.
-Emma hablas...-
-Que parte de suélteme no entendió.
Lo aleje lo que más pude con mis manos.
-Amor no puedes tratarme así.
-Si no se comporta, le colocare una orden de restricción.
-Emma por favor. Y me abrazó más fuerte.
-Seguridad – grité.
Y por la puerta entro Anthony, mi guardaespaldas de cabecera a partir de hoy.
-Si no quiere tener problemas sr, retire sus manos de mi cliente.- dijo este con voz imponente.
-Y si no las retiro que me vas a pegar – dijo Santiago alzando una ceja y colocándome justo detrás de el en forma de protección para quedar frente a frente a Anthony, alzándole la barbilla agrego.- Tú ¿y quién más?-
Pésimas palabras para escoger.
Pues mis otros dos guardaespaldas brotaron por la puerta.
Sabía que la única forma de lidiar con él, seria mantenerlo lo más alejado de mí y poder pasar página.
Así que mi padre hizo unas cuantas llamadas y me consiguió 3 guardaespaldas.
Así fue que conseguí a Anthony, al Sr Rubén y al Sr Miguel.
-Suelte a la señorita por favor. – dijo Anthony acercándose a mí para tomar mi brazo.
-No te atrevas a tocar a mi futura esposa, porque te mato.
-Estoy haciendo mi trabajo señor, aléjese de la señorita. – coloco la mano en el pecho de Santiago y este le lanzo un puño inmediatamente.
El cual hirió a Anthony en la mandíbula.
Inmediatamente, Rubén y Miguel lo agarraron por los brazos y lo sacaron por la puerta.
-Unos minutos más y te juro Emma que le parto la cara a ese princesucho.- dijo Anthony sobándose la mandíbula.
-Que te dije- lo mire.
No puedo creer que aun después de la apuesta sigas velando por su seguridad y te preocupes por él.
Lo que resto del semestre, vi a Santiago todos los días de clase y los fines de semana cuando salía con mis guardias observaba su carro estacionado frente a la puerta, al principio se me acercaba pero mis guardias estaban listos para impedírselo, luego simplemente me observaba de lejos. Aunque los email y mensajes nunca pararon de llegar y la llamadas a mi nuevo número no cesaron.
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Coqueteando Con La Realeza ♔ (Sin editar)
Romance- ¿Que quieres? -dije con mi cara de póker - A ti- contestó - Pues lástima no estoy disponible- dije, en realidad no tengo novio pero él no tenía porque enterarse ¿cierto? - ¿yo acaso he dicho que ahora?- me alzo la ceja - y yo solo digo no va a pa...