Prólogo.

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Nacido en una familia pobre, no de riquezas, sino que de pensamiento, Sora ha sido víctima desde que su casta fue revelada a sus padres.

Sora es un omega.

~♡~

―¡¿Y a ti qué mierda te ocurre?! ¡Salga de la cama! ¡¿No piensas ir a trabajar acaso?! ―

Una voz potente se hizo presente en la casa, llenando cada rincón de ésta.

Un niño de cabellos castaños tan solo se removió, soltando un quejido de dolor, se escondió entre sus sábanas, comenzando a lagrimear.

―¿Qué? ¿Piensas ignorarme? ―

―Cariño... Sora está... ―

―¡Sé que está en su maldito celo! ¡¿Crees que no siento su estúpido olor en toda la casa?! ―

La mujer retrocedió un poco, mirando como en su cama, el chico estaba agonizando, algo que de lejos se notaba no podía ser normal.

Agh... esto tiene que ser culpa de ese viejo miserable... ahora mi hijo es un inútil omega. ¿Para qué carajos entra en celo si ni siquiera puede conseguir quedar preñado? Para lo único que sirve es pedir ser violado por un alfa. ―

―Cariño... no hables así delante suyo. ―

―Tú mejor guardas silencio, sabes que es completamente cierto lo que digo, ese mocoso no sirve para otra cosa que para complacer los deseos de alguien, para nada más.―

Con rabia, el adulto pateó el estómago del infante de a penas doce años, arrancándole un grito de dolor, callendo por el otro costado de la cama, golpeándose con la pared en el acto.

Luego de esa escena, solo escuchó como sus padres discutían una y otra vez, finalmente su madre le dijo que se irían por unos días, y tras prepararse, se fueron azotando la puerta.

Se quedó completamente solo, aún en el suelo, llorando en silencio.

~♡~

Si le preguntaran cómo es que estaba sobreviviendo a esa semana, no podría decirlo con exactitud.

No se levantó de la cama más que para ir al baño, tomar agua y muy a veces, comer.

No tuvo fuerzas para ir a trabajar, ni siquiera para, de alguna forma, ir al médico.

Estuvo chillando, ahogando gritos y llanto, su garganta le estaba doliendo horrible, al igual que todo su cuerpo, además de sentir un calor extraño que le desagradaba demasiado, le incomodaba, pero no se daba tiempo de preocuparse por ello, el dolor ganaba por lejos.

Estuvo muy seguro de que varias veces perdió el conocimiento, pero no podría decir cuántas.

Tendría que haberse vuelto más leve, la semana estaba por acabar, pero al contrario, estaba sintiendo que era cada vez más intenso.

Quizá esa fue su salvación.

Gritó con fuerza por culpa de un dolor desesperante en su vientre, lagrimeando, llorando y sollozando, se retorció en su cama y jadeó pesadamente, casi no veía nada, solo escuchaba.

Escuchó pasos apurados, pronto voces, suaves lamentos, y entre ellos... su nombre.

―¡Sora!―

Una mujer se acercó corriendo, sintió sus manos rodeando su cuerpo.

Consuelo, eso estaba recibiendo.

La mujer llamó a su esposo, un hombre a penas mayor que ella, un alfa.

No supo qué ocurrió después de eso, pero por primera vez, antes de caer inconsciente, sintió calidez. Y lo agradeció.

~♡~

―Todo estará bien desde ahora, mi niño... lo prometo. ―

―Muchas gracias, tía... tío... realmente me ayudaron mucho... ―

El chiquillo se abrazó con fuerza a la pareja que lo miraban sonriendo, correspondiendo con todo el cariño posible, transmitiendo seguridad, aquella que más necesitaba.

―Como sentimos no habernos dado cuenta antes pequeño... por nuestra culpa... ―

―No es cierto, no tienen la culpa de nada... en serio, estoy bien, ahora lo estoy.―

Hace dos semanas, una pareja formada por un alfa y por una beta volvieron a su hogar. Lo encontraron casi destrozado, lo miraron y analizaron, y el hombre estalló en cólera.

―¡¿Por qué esto está así?! ―

La mujer corrió hacia la habitación que pertenecía a su hijo, pero no halló nada.

―¡Sora no está! ― gritó alarmada.

―Tks, déjalo, seguro un alfa vino a hacerse cargo de él, te digo, es un inútil pero podrán hacer lo que quieran con él, no habrá crías.―

―¡¿Qué no te da vergüenza?! ¡No es solo eso! ¿Y si se enteran que dejamos un omega menor de edad solo en su primer celo? ―

De repente las luces se le encendieron al hombre que calmó su ira por instantes, solo para que vuelva al segundo mezclada con desesperación.

De inmediato la policía irrumpió en el caos, fue demasiado rápido todo.

Aquella pareja quedó bajo arresto.

Sora no se enteró de nada, no vio lo que ocurrió, estaba dormido, producto de la anestesia que le permitió descansar en aquel hospital al que sus vecinos, esas personas a los que llamaba tíos, lo llevaron tras encontrarlo en su habitación, sufriendo.

El final de esa etapa fue solo el comienzo de su vida.

―Nos encantaría cuidarte cariño... pero... ―

―No se preocupen, ya hicieron suficiente por mí, en serio. ―

―Cuídate mucho en la ciudad, las hermanas de la casa hogar te cuidaran muy bien, yo las conozco, les hablé de ti. ―

―Gracias tío, tendré cuidado, lo prometo. ―

Sin más, el chico subió al metro, arrastrando tras de sí una maleta con sus pocas pertenencias.

Adiós a una triste infancia.

Adiós al incesante odio de su familia.

Adiós a todo...

You're perfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora