Capítulo II.

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Capítulo II. - Silencio.

―Hey, Sora.―

―Ah... Hola, Roxas.―

El chico rubio se quedó mirando por un par de segundos al más bajito, provocando que éste se estremeciera un poco.

―Eh... ¿sucede algo?―

―No, no es nada... solo... ¿ayer también traías puesto maquillaje? ―

El castaño sintió un escalofrío, rápidamente llevó sus manos a su rostro, avergonzado.

―¿Se nota tanto..?― murmuró.

―En realidad solo si te acercas mucho.― alzó los hombros.

―Ya... ya veo...― bajó un poco sus manos, suspirando.

―¿Lo usas por algo en especial..? Digo, si solo es porque te gusta está bien también, no es que sea raro ya.―

―Yo... tuve un pequeño accidente ayer... así que pensé que podría cubrir el golpe... aunque creo que exageré... otras veces no se notaba.―

―"¿Otras?"― alzó una ceja.

El chico lo miró un par de segundos, dándose cuenta de lo que dijo, rápidamente negó con la cabeza.

―¡No, no lo malinterpretes! Soy bastante torpe... suelo lastimarme seguido... así que aprendí a cubrir los golpes, solo para evitar preguntas...―

Aunque no le terminaba de convencer, el rubio solo asintió, en esa semana que llevaban de conocerse se dio cuenta que su carácter era, muy probablemente, el de alguien que no quería preocupar a nadie.

―Supongo que debería ir al baño para arreglarlo antes de que inicien las clases...― miró el reloj de la pared.

―Bien, vamos.―

―¿Eh?―

―¿Qué? Te acompañaré, todavía no te sabes el camino, ¿no?―

El castaño rió nervioso, tenía razón.

Ambos muchachos salieron sin decir nada del aula, aún faltaban casi veinte minutos para el inicio de clases, así que tenían tiempo de sobra.

Al llegar al baño, el castaño bajó su mochila y suspiró, viéndose un momento en el espejo.

―Que casi no se nota... ¡es demasiado obvio! ― miró al rubio, haciendo un puchero.

―Hey, no quería sonar grosero, ¿querías que te dijera "sí, se ve como si tuvieras embarrada pasta en la cara"?―

―¡Sí! De haberlo sabido hubiera venido directo aquí... espero nadie lo haya notado...―

Sin más, comenzó a enjuagarse la cara, soltando un pequeño quejido tras tener que aplicar cierta presión para retirar todo el maquillaje.

Finalmente, cuando acabó, suspiró y se secó el rostro con una toalla de papel, suspirando.

Tal como había dicho, ahora se notaba un moretón en su mejilla izquierda.

Además de... otro pequeño... otros pequeños detalles.

―No sabía que tenías pecas.― intentó evadir el tema del golpe, solo por no ponerlo nervioso.

―Sí... esas sí las cubro todos los días... son horribles, ¿no?― rió un poco.

―Creo que se te ven bien...― sonrió un poco.

―Je... Riku dijo lo mismo.― rió un poco, comenzando a aplicar de nuevo el maquillaje con cuidado, daba gracias por haberlo traído por las dudas.

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