Capítulo XV.

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Capítulo XV. - Realidad.

Una vez más estaban ahí, en la azotea como si nunca nada malo hubiera ocurrido, riendo y comentando cosas aleatorias sin sentido.

Naminé estaba acariciando el cabello de su novia quien estaba recostada en su regazo, sonriendo con dulzura. Kairi estaba hablando con ellas, a la par que también le prestaba atención a Ventus que estaba con ellas. Vanitas estaba junto con Axel y Saix, o más bien burlándose un poco del pelirrojo quien intentaba hacer reír al otro con sus bromas, sin éxito. Y por su lado, Sora estaba riendo de las discusiones que había entre Roxas y Riku debido a una mala broma que le habían hecho... sí, una vez más estaba riendo con ellos.

―Ya dije que lo siento, no seas tan dramático.

―¿Llamas dramático a quejarme de que por poco y me dejas ciego?

―¡Fue tu culpa por despertarte justo en ese momento!

―¡¿Cómo puede ser eso mi culpa?!

Roxas estaba pintando el rostro del albino quien se había quedado dormido, justo en el momento en el que iba a pintar algo sobre su párpados, el chico comenzó a despertar, por lo que el rubio estuvo a nada de hacer que el pincel tuviera contacto con sus ojos... y de ahí la pelea.

Sora por su parte tampoco los intentaba detener, no porque quiera verlos así, más bien era que no quería meterse... y en parte le causaba gracia, y se notaba por sus pequeñas risas.

Risas que hace menos de una semana parecían haber desaparecido... pero ahora estaban de vuelta.

~♡~

El castaño se estaba abrazando a una mujer mayor, agarrando sus ropas con fuerza mientras ésta lo consolaba, ya que desde hacía rato no podía dejar de llorar. Mientras a su lado la otra hermana estaba hablando con el jefe que había llegado en la patrulla para, de una vez, solucionar todos los problemas.

Estaban fuera del orfanato, viendo como dos patrullas de policía estaban enfrente con las luces encendidas, además de un cúmulo de gente que observaba todo, abucheando también a una mujer que era apresada por dos policías. Entre la gente, los amigos de aquel chico, no solo del instituto, sino también los que iban a verlo tocar... sí, todos se habían enterado.

Era una casa hogar pequeña, nunca tenía muchos niños al mismo tiempo, pero eso no le quitaba calidez.

Era atendido por solo tres hermanas, o así las llamaban, a pesar de que no tenían nada que ver con ninguna religión en específico; solo eran amables señoras que cuidaban de los pequeños que por algún motivo no tenían hogar.

Así es como vivían ellos, hasta el momento eran tres mujeres cuidando de los jóvenes que quedaban en el orfanato, o de viajeros que iban a buscar refugio en aquel lugar.

No tenían ni idea de que una de ellas estaba tortutando psicológicamente a uno de los pobres chicos que quedaban, y el otro ya había sido su víctima desde hacía mucho antes.

Xehanort había sido la primera víctima, si podía decirse así. Criado por aquella mujer al llegar orfanato desde muy pequeño, fue educado de tal forma de creer que, solo por ser un alfa, tenía derecho a lo que hizo, además de seguir las órdenes que ella fuera a darle. Sumado a haberse encaprichado con el pequeño castaño desde que llegó, su retorcida mentalidad le hizo cometer cosas que no debía, hacer daño. Su forma errónea de sentir "amor", que bien dicho, era más bien obsesión. Fue llevado a un reformatorio, donde esperaban, pudieran ayudarlo. (Petición personal de Sora).

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