Capítulo IV.

469 42 77
                                    

Capítulo IV. - ¿Amigos?

Era sábado, y dos chicos estaban paseando por la ciudad, recorriendo tranquilamente el lugar, uno mostrándole al otro dónde quedaba cada lugar.

Riku estaba disfrutando de pasar un rato con el más reciente miembro de su reducido círculo social, solo ellos dos, caminando sin ningún rumbo específico.

―¿Sora?―

El nombrado se giró del golpe, soltando una pequeña risilla.

―Me asustaste, Riku.―

―¿Qué haces por aquí..?― sonrió leve, acercándose al chico.

―Solo vine a conocer un poco el lugar, ya sabes.―

Al mirarlo mejor, el albino sonrió un poco enternecido por la imagen.

Sora estaba vistiendo una camiseta azul oscuro, encima tenía una chaqueta roja que le quedaba quizá, muy grande para él, unos shorts grises y unos tenir de color negro también, una gargantilla del mismo color al igual que los pasadores de su cabello. Además de notar que en sus manos traía una hoja de papel un tanto arrugada, que después, identificó como un mapa de la ciudad.

―¿Tú que haces por aquí, Riku?― ladeó la cabeza, sonriendo.

Riku estaba vestido con una camiseta blanca, encima traía encima una chaqueta de color gris oscuro con pequeños detalles blancos y amarillos, unos pantalones de color gris un poco más claro, además de unos tenis del mismo diseño y color de su chaqueta.

―Iba a comprar algo para comer, es todo.―

―Oh, ya veo.― soltó una suave risa.

―¿Quieres venir? Igual y te enseño un poco el lugar, no tengo nada que hacer.―

―¿En verdad? ¡Sería de mucha ayuda! En realidad no estoy seguro de cómo leer el mapa...― suspiró, inflando un poco sus mejillas.

Ahora fue el albino quien rió, comenzando a caminar junto al chico, aunque sí, primero fueron a comer algo, y le insistió al más pequeño para que igual probara algún alimento tras afirmar que no había comido.

Ambos se detuvieron un momento en el parque a descansar, sentándose en una banca un poco alejada del lugar.

―Así que, solo estabas de paso para conocer la ciudad. Me gustaría tener tu energía.― bromeó un poco.

―En realidad no es solo eso... es una excusa para salir del orfanato.― rascó su nuca, sonriendo leve.

―¿Y eso?― ahora cambió a un semblante un poco más preocupado.

―No sé si quieres escuchar una tontería así.― rió levemente.

―Sabes que no tengo problema, Sora.― ladeó la cabeza.

El castaño desvió la mirada, pero solo asintió, alzando ambas piernas a la banca para abrazarlas con cuidado.

―Una pareja irá... tienen cita para realizar una adopción.― murmuró, encogiéndose en hombros.

You're perfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora