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Ya casi era medianoche y Jack Spicer aún no regresaba a casa. La noche era clara, y aunque una leve brisa nocturna le ponía la piel de gallina, él prefería dar vueltas por la playa mientras la marea siguiera baja.

No había nada ni nadie en casa esperando por su regreso, y lo último que él quería era convivir con el terrible silencio que ahondaba cada rincón de su hogar. Pateó ligeramente la arena para sentir los pequeños granos raspar su blanca piel entre los dedos de sus pies. La arena solía resultarle desagradable durante el día cuando estaba caliente, pero en las noches cuando la humedad la preservan fresca, era como un alivio para sus pies adoloridos de tanto caminar.

Suspiró cansado, su casa estaba cerca y eso no le parecía consolador en lo absoluto.

Y como si Dios le escuchara de alguna parte entre las estrellas, Jack se encontró al levantar la vista con una excusa para detener su camino. Un hombre estaba postrado en la orilla, parecía tenso, la mitad de su cuerpo estaba sumergida en el agua espumosa y de su boca salían ridículas cantidades de agua salada. Jack agrandó los ojos.

¿Ah? ¡Eh! Está... ¿Se encuentra bien?—alzó la voz para que el extraño lo escuchara, acercándose cada vez más rápido al cuerpo contraído en el suelo.

Jack estaba demasiado cerca, ignorando el hecho de que ese hombre podría estar sumamente lastimado. Este respiraba irregularmente tras la expulsión de tanta agua, se le veía un poco perdido. Le ayudó a darse la vuelta para alejarlo de la orilla, era pesado. Demasiado. Tropezó con algo, haciéndole caer y lamentando lastimar aún más al hombre. 

Jesús-- Yo-- Lo siento mucho...— Se quejó aliviado de que al menos este hubiese detenido parte de su caída con su cuerpo. Doleria mucho más tarde.

Este no respondió, pero podía sentir como dejaba de respirar por un momento. Jack levantó la mirada, encontrándose con el resto del cuerpo del hombre, una larga cola que se encontraba bastante dañada casi como si hubiese tenido una pelea.

Se quedó mirando sin poder evitarlo, jadeando horrorizado al tener en cuenta que el... triton... podría matarle y que esa cola se movió incómodamente en la arena.

Jack sintió pena por el, levantando un poco al hombre para encontrar algo con lo que ayudarlo en sus bolsillos, no tenía nada y maldijo internamente de ser inútil. Sea lo que hubiese pasado era malo y se estaba desangrando.

Se mantuvo a su lado, intentando tranquilizarlo en su dolor, aunque... el hombre parecía alerta, demasiado.

Observaba por todos lados, sus puntiagudas orejas se movían con los sonidos más simples. Gruñendo amenazante cuando una figura comenzó a salir del agua, era una mujer morena de largos cabellos rojos, esta se acerco a ellos. Jack no sabía qué hacer. Esto era aterrador, el hombre intentó golpearla, quejándose de ese simple movimiento.

El tritón estaba demasiado débil para alcanzarla, la mujer de melena roja se burló en silencio al esquivar su ataque.

Oh... Chase, pobre Chase, ¿Que te han hecho, cariño?

Jack se estremeció al escuchar el evidente sarcasmo en la voz femenina, no sabía si retroceder para darles espacio, llamar a la policía o intentar alejar a la maliciosa mujer, ¿y si ella lo había dañado? Parecía extrañamente feliz al verlo sufrir. Ella se inclinó más cerca del extraño ser.

¿Qué...?—Jack había comenzado a hablar, pero se interrumpió ante el brusco movimiento del tritón, quien ahora sostenía el delgado cuello moreno con tanta fuerza que parecía tener la intención de partirlo en dos.

Jack jadeó alejándose un poco de ambos. La mujer hizo una mueca y miró a chico, volviendo su vista a su oponente cuando lo escuchó hablar.

—Mírame. Vas a deshacer esto, ahora.

La voz masculina inundó los oídos del joven haciéndolo estremecer, tenía un potente tono imperativo que lo hacía sentir un jodido perro obediente, el tritón sabía lo que hacía, parecía lleno de poder, mandato y experiencia.

La aludida no se inmutó, lo analizó en silencio por varios segundo y entonces, se echó a reír.

¿Y qué me darás a cambio?

Tu vida.

No puedes matarme, estás débil.

Jack chilló nuevamente, incapaz de moverse de allí, estaba paralizado del miedo, iba a presenciar un asesinato y él no estaba deseando ser testigo. ¿Tendría que atestiguar en un juzgado normal o ante el rey de los mares? No tenía ganas de discutir con el padre de la Sirenita.

Aunque la mujer parecía humana hasta cierto punto, por más extraña que luciera. Cuando el agarre se apretó sobre la garganta de la pelirroja, Jack sintió la ansiedad de ella como suya propia, no sabía que estaba sucediendo allí, pero tenía que detenerlos antes de que tuviera frente así un cadáver y sushi fresco. Sería inculpado y los de Greenpeace le perseguirán hasta los confines de la tierra.

Acércate muchacho—resopló la pelirroja.

Jack se señaló a sí mismo incapaz de entender, la respiración de los tres era tan pesada que el aire se volvía denso. Cuando la mujer repitió su llamado, Jack observó al tritón en la arena, él lo estaba mirando de forma tan intensa que no le quedó más que obedecer.

Y cuando estuvo frente a ambos, y la morena comenzó a recitar en voz baja algo en un lenguaje que desconocía, vio como la sangre bajo sus visibles venas comenzaba a brillar, emitiendo un leve pero perceptible destello, y haciéndolo maldecir ¿Qué demonios era eso? El tritón jadeo sorprendido, retorciéndose en la arena y Jack tuvo mucho miedo, no podía creer que a él también le brillaba la piel y desde el rabillo del ojo podía notar como las verdes escamas de la cola del hombre desaparecen lentamente, presenciando con horror como esta cambiaba de forma y la pelirroja no dejaba de recitar.

¿Qué haces? ¡Detente...!—La bruja no escuchó a Jack y continuó su hechizo hasta que frente a sí ya no había un tritón, sino otro humano.

Chase dejó de retorcerse cuando el hechizo fue completado y la bruja se levantó ahora libre del agarre de... el ex tritón, riendo escandalosamente con una carcajada villana.



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Esta historia es colaborativa(? Por favor vayan y quieran un poco a blxxdbxndxr

Don't you dare to say it. (CHACK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora