CAPITULO DOS

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Una vez cierro mi abrigo me dedico a tomar mi mochila y salir de casa. Camino en dirección a la escuela devolviendo un saludo con las personas que me topo, sigo andando por los caminos de piedra hasta llegar a un pequeño local.

-pero miren nada más.

-hola Sóc.

-Mal -me dice con una sonrisa en su rostro-¿Qué te sirvo hoy querida?

-¿tienes más de esas papitas de tomate?

-lo lamento, se agotaron.

Una mueca se dibuja en mi rostro, el día de ayer las probé y me había quedado con ganas de más.

-estoy bromeando -dice agachándose para tomar algo detrás del mostrador-. Aquí tienes.

Tomo rápidamente el paquete de papitas y la guardo en mi mochila.

-¿no deberías ya volver a la escuela?

-solo hay una verdad del conocimiento, y estoy seguro que no la encontrare ahí.

Simón, ese es su verdadero nombre, pero yo lo llamo Sócrates. Simón no es más que un chico un tanto mayor que yo que viene de Buenos aires, sus padres lo enviaron a este pueblo después de que decidiera dejar la escuela para enseñarle una lección, pero desde su punto de vista tan solo lo enviaron a cuidar de su abuela quien es la dueña de este negocio.

-eso solo me suena a excusa para fumarte tus porros.

-auch -dice poniendo sus manos en su pecho como si lo hubiera herido-. Haces honor a tu nombre.

Mal, así es como me llama, pero no porque sea diminutivo de Malia sino porque es diminutivo de Maléfica. Nunca debí haber visto esa película con él.

Ruedo mis ojos.

-¿crees que puedas hacerme ese favor hoy también?

-¿no vas un poco tarde ya?

-solo serán dos minutos, lo prometo.

-dos minutos -repite.

Entro rápidamente al local y me siento frente a uno de los dos computadores, enciendo rápidamente la computadora y una vez termina de cargar me dedico a buscar; lo primero que busco es "raza Loucr" dándome unos resultados nada relacionados con lo que busco. Rápidamente me dirijo a una página de noticias del mundo descartando varias noticias que no tienen nada que ver, abro la noticia de un hombre que sobrevivió a dos rayos seguido uno seguido de otro, pero pronto lo descarto al ver el mismo informe debajo de la foto del hombre donde se habla su recuperación en un hospital.

-tiempo -escucho decir al mismo tiempo que la pantalla de la computadora se apaga.

Doy un suspiro ante la forma de Sóc de tomarse el tiempo tan literal. Tomo nuevamente mi mochila y salgo en rumbo a la escuela.

-gracias.

-¿te veré esta noche?

-creo que la respuesta es bastante obvia.

Él se ríe.

...

Esta sensación cálida es tranquilizadora, siento mi cuerpo ligero como si florara en el aire a pesar de sentir el suelo a mis espaldas. Muevo mi mano para tocar lo que creo que es césped solo que más delgado y suave, como si de seda se tratase. Mis dedos tocan algo frio y húmedo, rápidamente esa sensación cambia, se siente como varias lamidas en la punta de mis dedos que después pasan a la palma de mi mano. Intento abrir mis ojos, pero la luz es tan segadora que los cierro de nuevo, hago un nuevo intento y logro ver la silueta de lo que parece ser la rama de un árbol. nuevamente cierro mis ojos.

De repente el ambiente se siente frio, intento abrir mis ojos, pero no puedo, lo único que veo es oscuridad. Muevo mi mano intentando sentir el césped, pero ya no está, mis dedos se congelan al sentir algo frio algo como... una piedra. Siento como el frio llena de golpe mi cuerpo haciéndome dar un gemido de dolor.

-Tú me perteneces.

Mi cuerpo se paraliza al oír la voz, intento moverme, pero es como si estuviera atado a algo. mi cabeza se ladea a un lado involuntariamente y siento una punzada a un lado de mi cuello. Empiezo a sentir un líquido espeso que cae a mis pies, es frio y doloroso al tacto.

-tu volverás a mí, si, volverás.

Una vez el líquido cubre mis pies por completo empieza a moverse escurriéndose por mis piernas hasta llegar a mi cintura.

¿Qué es esto? No lo quiero, quítenmelo.

Escucho una risa que proviene de algún lado.

Empiezo a sentir como el líquido avanza más y más hasta llegar a mi ombligo.

No. Quítenmelo, QUITENMELO ¡QUITENMELO!

Abro mis ojos de golpe, lo primero que veo el humo que sale de todas partes. Observo mis manos que están en puño cerrado y las obro observando la sangre en mis palmas por enterrarme mis propias garras. Me levanto casi en un salto y observo confuso lo que era la habitación, el techo ya no existe y apenas hay dos de cuatro paredes, la cama apenas si esta, pero todos los muebles están destruidos y prendidos en llamas. Empiezo a buscar con la mirada por todos lados ¿Dónde está Tres, donde esta Sam?

Rápidamente los ladridos llaman mi atención y logro ver a Obol quien está junto a Tres y a Sam, ambos observándome con una cara de susto y confusión. Tres me hace un ademan y pronto corren hasta la camioneta, corro hasta ellos y una vez subo a la camioneta Tres pisa el acelerador a fondo.

-¿pero qué diablos fue eso? -grita Tres.

Sam me mira aun con expresión de confusión y terror.

-¿Qué fue lo que paso? -me pregunta pero yo simplemente no lo sé.

Todo me da vueltas.

Observo mis manos una vez más, la sangre ya está seca y las marcas desparecieron, me paso la lengua por mi labio superior saboreando la sangre seca que había salido por mi nariz. Siento que mi cabeza va a explotar y lo que es aún peor es que no sé qué acaba de pasar.

Meto mi mano a mi bolsillo y saco el colgante de Talía, se suponía que Talía era la única que podía hacer eso. La idea que haya sido Tres se me hace presente un momento, pero desaparece al instante. No, esa no era Tres, era algo más grande, más repugnante.

-Daniel -habla Tres-¿estás bien?

Miro nuevamente el colgante de Talía y vuelvo mi mirada a Tres.

-si.

LA INICIACIÓN DE TRES | Saga La Voluntad De Uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora