Camino a paso lento tan solo para hacer lo menos posible, cuando finalmente llego al edificio lo primero que veo es una larga fila de personas de la tercera edad, entre ellas veo a Sóc quien lleva a su abuela en la silla de ruedas. Él me regala un pequeño saludo y yo se lo regreso antes de dirigirme a la parte trasera del edificio para ingresar.
Cuando entro a la cocina algunas miradas se posan en mi por un momento. Una vez me pongo mi malla para el cabello y mi delantal tomo un pela papa y me uno a otras dos chicas. Apenas llevo media papa cuando Mina se me acerca.
-¿done estabas? -habla ya con voz de regaño.
-en casa -respondo.
Ya conozco esta conversación; ella me preguntara donde estaba y después me regañara por haber llegado tan tarde.
-debías estar aquí hace una hora.
-estaba haciendo tarea.
Mina da un bufido mientras su ceño se frunce.
-después hablaremos de esto -me dice antes de volver a lo que estaba haciendo.
Escucho una risa a mi lado por parte de Alejandra, una chica de mí misma clase.
-¿Qué? -le pregunto.
-hoy no dejaron tarea.
-nunca dije que fuera la tarea de hoy -respondo con una sonrisa por salirme con la mía.
Ella se ríe. Alejandra no es exactamente mi amiga, pero al menos puedo decir que es una conocida, una con quien me llevo bien.
Una vez se abren las puertas del comedor comunitario la misma fila que estaba afuera avanza. Yo me tengo que encargar de servir la avena.
-Mal -habla Sóc con una sonrisa en su rostro mientras lleva una bandeja en sus manos.
-¿si sabes que este comedor es para las personas de la tercera edad verdad?
Él me dedica una risa sarcástica y se marcha hasta una de las mesas donde una mujer de ya bastante edad está sentada.
Una vez todos terminan de limpiar tomo mis cosas y voy hasta donde esta Mina. Me quedo esperándola a un metro y medio de donde esta ella y Gabriela hablando de yo no sé qué mientras miran un montón de hojas en una mesa.
-¿vienes? -hablo finalmente.
-adelántate, te alcanzare después -me dice sin tan siquiera voltear a verme.
Aprieto con fuerza las correas de mi mochila y salgo del edificio, ya sé que de nada sirve reprochar. Durante el camino disfruto por un momento de la compañía de una pequeña piedrita hasta que la pateo demasiado fuerte y termina quien sabe dónde. Mi vista pasa a una pequeña luz de un encendedor.
-¿Qué haces?
Sóc empieza a toser sacando todo el humo inhalado.
-cielos chica casi me matas del susto -dice aun tosiendo-. Realmente eres mala.
-no es muy tarde para estar con esas cosas -digo observando la pequeña pipa en su mano.
Él observa su pipa por lado y lado como si la estuviera contemplando por primera vez.
-si sabes que el tiempo es solo una ilusión, ¿no?
-¿Quién eres, Albert Einstein? -pregunto a lo que me responde con una sonrisa torcida.
-¿estás sola?
Solo me encojo de hombros.
Caminamos por un buen rato, Sóc me habla de la teoría de superposición usando una caja y un gato. Me gustan las charlas con Sóc, le hace honor a apodo. A veces me gustaría que dejara todas esas cosas de las drogas y se preocupara por sí mismo. Conocí a Sócrates cuando llevaba cuatro meses en este pueblo, me lo topé cuando me perdí sin querer regresando de la escuela, lo primero que vi fue una nube de humo con un muy mal olor que cuando se disipo revelaban a un chico con los ojos rojos. Fue lo bastante amable como para mostrarme el camino y acompañarme ya que le quedaba de camino, en ningún momento saco su pipa durante el camino; "un caballero no fuma delante de una dama". Esas fueron sus mismas palabras cuando le pregunte por qué no seguía fumando. Un caballero, esa palabra no le quedaba del todo, pero con su forma de ver y entender las cosas le iba más al cargo de un filósofo, de Sócrates.
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LA INICIACIÓN DE TRES | Saga La Voluntad De Uno.
Science-FictionLlegamos a la tierra después de que Louren cayo. Al llegar a su planeta tuvimos que separarnos de manera que no tuviéramos contacto entre nosotros, y durante años vivimos como si fuéramos unos de ustedes. No fue hasta ese día que pensamos que aún po...