Kongpob miró el reloj, esperando a que este se moviera más rápido que el ritmo progresivo con el que avanzaba en la actualidad. Y cuando finalmente dieron las cinco de la tarde, él saltó de su asiento, casi corriendo del aula antes de que alguien más tuviera la oportunidad de darse cuenta de que la clase de ese día se había terminado. Había acabado una semana más. Y el pensamiento más importante en su mente fue que habían pasado meses desde que un viernes de clases terminaba sin tareas o proyecto, además de que no hubo cambios en ninguno de sus múltiples trabajos y, por una vez, simplemente podía relajarse y pensar en nada más que descansar. Tirarse sobre su cama y desmayarse por el resto de la tarde.
Casi llegando a la parada del autobús, el teléfono en su bolsillo vibró, indicándole que tenía un mensaje de la única persona que podría mejorar significativamente esa noche o destruir en mil pedazos sus esperanzas de un viernes perfecto.
"Oye Kong. No vengas esta noche, mi novia se va a quedar en el departamento. Lo siento."
Continuó leyendo el texto mientras sus pocos latidos se detenían, hasta que, al final, de su interior dejó escapar un largo suspiro. Uno que estaba atrapado en su garganta, incapaz de darle a sus pulmones ardientes el alivio que desesperadamente necesitaban. No era la primera vez que un mensaje como ese aparecía en su teléfono. Y probablemente no sería el último. Hubo muchas, muchas oportunidades para que él reflexionara la razón por la cual se había sometido voluntariamente a eso. ¿Por qué continuaba infligiéndose ese dolor totalmente innecesario?
Aunque, la verdadera pregunta era ¿había si quiera alguna otra opción para él?
Él volvió a suspirar. Sus planes demasiado ambiciosos de dormir toda la noche ya no parecían muy optimistas. En lugar de eso, tendría que encontrar un lugar alternativo para pasar la noche, si quería dormir bajo un techo.
Mientras contemplaba sus opciones, escribió su respuesta habitual.
"De acuerdo, P'Arthit. Gracias por decírmelo."
Y justo cuando estaba a punto de guardar su teléfono en el bolsillo de sus pantalones desgastados, este volvió a sonar y no tuvo más opción más que sacarlo a regañadientes una vez más. Rezando desesperadamente para que Arthit no tuviera la intención de convertir su noche de sexo a un fin de semana completo.
"Olvidé decirte, mamá quería que visites la casa y recojas algunas cosas. Se ha quejado de que no has ido en meses. Además, no tienes trabajo esta noche, ¿cierto?"
"No."
"Genial. Ve a casa y toma lo ella que te dé. ¡Gracias!"
Sus dedos temblaron sin que pudiera evitarlo mientras deslizaba el teléfono de nuevo a su lugar, mientras su mandíbula se endurecía. La sonrisa siempre presente en su rostro desapareció detrás de la línea sombría en la que se apretaron sus labios. Cruzó rígidamente la carretera hasta la parada de autobús opuesta y sus pies lucharon una guerra silenciosa con su cerebro, sabiendo exactamente cómo se desarrollarían los eventos próximos. Pero, por desgracia, era casi imposible para él desafiar abiertamente una simple orden dada por Arthit. Y si la madre de Arthit esperaba que él volviera a casa esa noche, entonces ese era el camino que tomaría. Independientemente de cuánto iba a lamentar hacerlo en unas pocas horas.
Calle a calle. Con forme pasaban los lugares que conocía, aquellos paisajes de campo o el arroyo que cruzaba el autobús hacia su destino, sus ojos se volvían un poco más vidriosos. Su mente desechó firmemente los recuerdos que hacían todo lo posible por penetrar la pared que él había construido cuidadosamente. Cada ladrillo colocado para cerrar la ventana entre el presente y su pasado, ese que se aproximaba a toda velocidad hacia él. No sólo habían pasado unos cuantos meses desde que volvió a esa casa. Era incluso más de un año. Desde el día en que se mudó para entrar a la universidad, y se propuso estrictamente regresar a casa. Y tal vez se merecía todo lo que estaba a punto de pasar porque bastó sólo un vago mensaje de Arthit para que corriera de vuelta de nuevo al reencuentro con sus viejos demonios.
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Si el mañana nunca llega
RomanceKongpob y Arthit han sido amigos toda la vida, algo que hizo que inevitablemente Kongpob creciera admirando a Arthit, y que con el tiempo se enamorara de él. Después de un tiempo de haber estado separados, sus destinos han vuelto a unirse. Y ambos l...