Capitulo 23: La maldición

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Hermione

El panteón de la familia Malfoy, era uno de los más extensos del mundo mágico, ocupaba más de 4000 m2 y seguía en constante expansión. Allí los restos de todas las generaciones descansaban en lo que se puede decir paz, todos perfectamente acomodados en filas y cada uno con la inscripción correspondiente

Luego de caminar unos minutos llegamos a lo que parecía ser un centro de piedra, la vegetación era escasa y un enorme círculo sin ninguna impresión se alzaba en medio. Los niños se situaron al lado derecho mientras que Lunam y Draco del lado izquierdo

Todos estaban nerviosos, se podía notar en como temblaban sus labios, los niños me pidieron que me alejará de allí, les hice caso escondiendome detrás de otra lapida

Vi como los cuatro recitaban algún hechizo, pude reconocer algunas pocas palabras. Me parecía de lo más fascinante la genética de los rubios

Luces iluminaban el cielo, distinguía una roja, azul, verde, blanco, así sucesivamente hasta llenar todo de colores mientras que la pierna se abría a la mitad. El alma de un Malfoy, el cual desconozco salio desde el centro de los colores, soltó un grito ahogado al emergir del suelo, la niebla desaparecio y solo las luces de colores comenzaban a cegar

—¿Que quieren?— dijo la profunda voz de el espíritu. Era alto, elegante, algo mayor, usaba lentes y chistosamente un moño en su cuello, vio a todos analizando la situacion con el seño fruncido y altanería—. Oh, pero miren quienen son, Draco, hijo de Lucius,  eres identico a tu padre cuando era joven, y veo que este pequeño, Scorpius, sera igual a ti- dijo con cierto encantó al ignorar a Jane y a Lunam 

—Acabaremos con la maldición— grito Jane hacia el hombre. Este se acercó peligrosamente a la niña y vi como Scorpius se ponía alerta

—¡Tu! Una niñita que ni deberia pertenecer a esta familia ¡Que decepción! Además ¿de que maldición hablas? Yo vele por el bien de nuestra reputación en el mundo mágico, y veo que tú eres una asquerosa sangre sucia— río. Los ojos grises de Scorpius se habían tornado negros y Jane quien valientemente no se había rendido ante el hombre lo retaba con la mirada—. Escuchenme bien, hace casi 10,000 años que cree esto y no lo rompere asi de facil

—¡Usted dijo que al nacer gemelos distintos esta maldicion se romperia!—Grito Lunam

— Si, eso dije, pero nunca especifique como tendría que romperse—. Se alejó y levanto sus manos, de inmediato el alma de cada gemelo con magia oscura, salio de sus tumbas, todos tenian exactamente la misma edad, pensé en las horribles sensaciones que tuvieron antes de su muerte, pensé en lo terrible que debió ser ver cómo cada día un pedazo de su alma se destruía. Lunam estaba en el suelo, cada día los ataques eran peores y al estar frente a todos sus ancestros que habían sufrido lo mismo, lo estaba debilitando más

Mis instintos de madre me llamaban a salir a pelear por mis hijos, sin embargo, la pelea era de miradas, nadie lanzaba ningún hechizo, nadie se movía, a penas y respiraban

Vi como cada vez Lunam cerraba más sus ojos, algo lo estaba matando aún más rápido. Los niños se dieron cuenta de que el espíritu del antiguo patriarca Malfoy era el responsable por lo que con ágiles movimientos de hechizos sin varita lograron distraerlo y fue ahí cuando empezó todo

—Son muy poderosos, hay que pensar bien nuestros movimientos—informo Scorpius a todos, más espíritus salían sin control, las luces cubrían todo y dejaban poca visibilidad, podía ayudar conjugando escudos y protegos cuando veía que atacaban por la espalda y con suerte no era vista

Corrí hacia otro lado donde tendría mejor control sobre la protección de los niños, fue ahí cuando Hernestro apareció a mi lado

—¿Qué haces aquí?— pregunté en un susurro alarmante

—La bruja me envió

—¡Fuiste de nuevo con la bruja!

—No pide evitarlo, pero esta vez no caí en sus encantos—. Dio un vistazo a la pelea y se apresuró a decirme lo que la "bruja" le había informado—. El hechizo no seta roto de esta manera, la pelea no es la solución, acabar con quién lo creo tampoco, los niños son los únicos con el poder suficiente para ablandar el corazón del hombre y solo ellos sabrán quién es el culpable—

Suspiré y intenté comprender de manera rápida lo que me decía, con cuidado de mantenerme debajo de las enormes lápidas corrí hasta el poniente dónde mis hijos se protegían de algún espíritu

—¡Expulso!— grite y los niños me prestaron atención

—¡Mamá aléjate de esto!— dijeron al unísono

—Chicos deben ver más allá, expandan las posibilidades de que el verdadero culpable no es quien se deja ver

La maldición de los MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora