Capítulo 9.

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Me asomé al pasillo y ni rastro del hombre que acababa de besarme y que tanto odiaba por ello. Cerré la puerta de un portazo. Esto de no pensar con claridad me estaba matando. Este hombre me sacaba de mis casillas pero cuando hacia ese tipo cosas me sentía ansiosa porque sentir sus manos sobre mí “Amelia es el novio de tu amiga ¿en qué estas pensando?” mi lado racional salió a la luz. Esto estaba siendo tan complicado.

Los golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos. Me di la vuelta y volví a la puerta- Te dije que me dejaras en paz- grité sin siquiera abrir la puerta.

-Está bien no soy bien venido- dijo una voz masculina que reconocería entre un millón de personas. Abrí la puerta tan rápido como pude y me encontré con un Jeremy a punto de volver por donde había venido.

-Lo siento, lo siento te confundí con otra persona- dije tirando de él y haciéndole entrar.

-¿Ese alguien es el mismo con el que me acabo de cruzar?- preguntó mirando el interior de mi apartamento como si nunca antes hubiera estado allí.

-Posiblemente- dije con un suspiro- ¿quieres algo para tomar?- caminé hacia la cocina antes de que él contestara y saqué una lata de cerveza. Su favorita.

Cuando volví al salón él ya estaba sentado en el sofá con los pies sobre la mesa- quita esos pies de mi mesa si quieres volver a caminar en lo que te queda de vida- amenacé lanzándole la lata, él como chico obediente quitó los pies y se acomodó en el sofá. Esto es lo que hace que haya pasado aquí la mayor parte del tiempo.

-¿Cómo es que estás tú por aquí?- pregunté sentándome al lado de él. Bueno, en lo que había quedado de espacio. Abrió su lata y la chapita salió disparada hacia delante rebotando en la mesa y cayendo al suelo. Que tenga en cuenta que eso iba a recogerlo él.

-¿Qué hacía él aquí?- contestó preguntándome con otra pregunta. Típico de Jer.

-Vino para devolverme esto- le enseñé mi iPhone que no me había dado cuenta de que todavía lo tenía en mis manos. Vi en el gesto que hizo que no entendía lo que acababa de explicarle- Se me olvidó en su maldito coche.

-¿Cómo acabó ahí?- ¿esto era un interrogatorio? Porque no estaba para eso en ese momento después de lo que había pasado minutos antes. Todavía podía sentir sus labios.

-Una larga historia- contesté intentando quitarle importancia-¿Qué hacías por aquí?- cambié rápidamente de tema.

-Te dije que quería hablar contigo ¿te acuerdas?- le dio un sorbo a su cerveza y la dejó sobre la mesa, se apoyó en sus codos sobre sus rodillas y millones de recuerdos venían a mí en esa misma situación hace no más de dos años.

-Sí me acuerdo pero ¿no había otra hora en la que hablar?- eran casi las diez de la noche y necesitaba descansar un poco. Negó y volvió su mirada hacia mí- está bien, ¿Qué querías hablar conmigo?

-Sobre el tipo que ha salido de aquí con una sonrisa estúpida como si acabara de ganar un millón de dólares- contestó mirándome fijamente. Dudé que si Dominic hubiera ganado un millón de dólares sonriera, era obvio que el dinero no era un problema para él ya que seguro que tendría millones.

-No sé a dónde quieres ir con eso, pero lo único que hice fue mandarlo a la mierda por tercera vez en esta última semana. No sé porqué sonreía- dije encogiéndome de hombros. La verdad es que sabía y no sabía por qué él había salido tan sonriente.

-Amelia- me avisó como si conociera que algo estaba pasando y que me estaba leyendo la mente- me preocupo por ti y sé que no estás en este mundo últimamente ¿qué es lo que te corroe?

Amor Mentiroso [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora