James acariciaba mi cabello, jugaba con los mechones y luego deslizaba su dedo por mi cara. Su expresión era triste y desanimada, me dolía verlo así. Había terminado de contarle todo lo que había hecho, todo desde su ausencia, y el repetirlo me hizo sentirme la persona más hija de puta del mundo.
-Estoy arrepentida de todo lo que hice, James – dije con un hilo de voz – Lo siento.
-También yo…tengo la culpa – suspiró y se recostó en la cama, a mi lado. Tomó mi mano –No debí de irme, necesitabas apoyo en tu estado y… - comencé a negar.
-Yo exageré, hice caso a rumores sin sentido – murmuré – Pero no habías llamado y pensé que ya no me amabas – sollocé.
James limpió mis lágrimas, pasando sus manos con suavidad por mi rostro.
-Lo eché todo a perder – susurré.
-No es cierto – dijo él acercando su cara a la mía, para quedar a solo unos centímetros de distancia, podía sentir su aliento combinándose con el mío – Todo va arreglarse.
Aunque él no admitía que estaba herido por mis acciones, podía notarlo, y eso me rompía el corazón. Lo había lastimado y se había decepcionado de mí.
-Lo importante ahora es que ya estás aquí, y vamos a seguir luchando por que te recuperes – dibujó una media sonrisa en su rostro – Esto fue una caída, nos vamos a levantar y seguir a delante. Voy a estar contigo.
Sentía que no merecía esa atención de James, que no merecía ese gran esfuerzo que hacía por mantenerme a salvo pero no pude evitar que mi corazón se emocionara al escuchar las últimas palabras que había dicho. Iba a quedarse conmigo.
-Te amo – dije con la voz rota.
-Y yo a ti – se acercó y con delicadeza posó sus labios sobre los míos.
Siempre iba a amar esa sensación de sus labios contra los míos, siempre. Se separó un poco y dirigió sus labios a mi frente, luego comenzó a levantarse. Yo ladeé mi cabeza, curiosa y él me miró sonriente. Volvió a tomar mi mano y me besó el dorso, con cariño.
-Vas a estar bien – me dijo.
La puerta se abrió causándome un pequeño susto; Macy estaba parada frente a la cama y su expresión parecía de desconcierto. Llevaba unas hojas en su mano. Posó la mirada en James y luego en mí. Soltó todo el aire y miró el piso.
-Hay algo que debo decirles –dijo abatida.
James me lanzó una mirada curiosa y yo solo me encogí de hombros. No entendía que estaba pasando, y tenía el presentimiento que no era nada bueno.
-Tengo los resultados de tus exámenes, Madison - anunció.
Al volver a internarme en la clínica Macy insistió en que volvieran a hacerme pruebas de toxicología, así como la de enfermedades venéreas. Apreté la mano de James con fuerza, no sé porque sentí que el miedo se apoderó de mí.
-Ya sabemos que consumió drogas – murmuró James -¿hay… algo más porque alarmarse?
-Si – siseó Macy.
Ahora la mano de James apretó con fuerza la mía, el corazón comenzó a latirme más fuerte y un escalofrió recorrió mi espalda.
-¿Qué pasa? – dije alarmada, casi con desesperación.
-Madison... – Macy vaciló, parecía no encontrar las palabras – no… no puedo creer que esté pasando… Madison se contagio con VIH…
En ese instante sentí que me apretaban el pecho con fuerza, que el aire se me iba y no me dejaba respirar. No podía ser cierto, no podía estar pasando. Solté la mano que agarraba con fuerza a James y me quedé estática, estaba conmocionada. ¿Yo? ¿Enferma? Las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro y solté sollozo desgarrador Comencé a temblar, presa del pánico. Entonces sentí que los brazos de James me rodearon y fue ahí cuando lo vi, vi a James, empapado en lágrimas. Me abrazó con fuerza y lloraba al igual que yo. Escondí cara en su cuello y él me acariciaba la espalda.