Capitulo 23: Ay hermanito...

19 3 7
                                    

Dominic

Mientras me preparaba para ir a ver a Keith, Nina se acercó con algo en sus manos.

-Vas a comerte éstas galletas y no dirás una palabra. Estás débil, no has comido nada y necesitas fuerzas.

-Gracias, Nina.

-Te traeré agua.

Ella sonrió y yo también. Tomé una galleta y la comí, la verdad no tenía apetito pero sabía que me daría fuerza. Tenía miedo, no iba a negarlo pero debía acabar con Keith yo mismo, era algo muy personal. Nina se acercó con una botella mientras yo guardaba la munición en mi chaleco.

-Gracias!

-Dom. Porque no pensamos en alguna estrategia y planeamos una emboscada. No hay necesidad de que arriesgues así tu vida.

-Ya lo decidí, Nina. -Me asomé delante del auto hacia donde estaba Raven, ella se había sentado en una roca junto a Ben. Tomé agua de la botella y miré a Nina de nuevo.

-Déjame ir contigo, me haré pasar por gente de Hawkins.

-No. No está en discusión.

-Dominic. -Nina se veía algo alterada, me tomó del cuello con fuerza y me acercó para besarme.

La verdad había sido extraño, mucho. Veía a Nina como una amiga y esto había sido muy incómodo. Al separarme la vi con preocupación.

-Lo siento, es sólo que...

Llevé mi vista a Raven, ella no estaba con Ben ahora.

-Nina, sabes que te aprecio pero...

-Amas a Raven, lo sé. Soy una estúpida.

-Creí que amabas a Jane.

-Sí, la amo pero desde que llegaste ha habido mucha confusión en mi cabeza.

-Quizá no es el momento para hablar de esto.

Ella asintió y se fue sin más. En eso vi a Raven hablar con Hawkins. Fui hasta ellos y le alcancé un arma al tipo. 

-Mi gente nos acercará.

Hawkins asintió y tomó el arma. Raven tenía los brazos cruzados y me miraba fijamente con odio. Aún así la tomé de los brazos.

-Abi, sé que no quieres que te hable... Ella apartó su mirada. -Raven, lo siento, sí. Te amo y no quiero irme sin que me perdones.

Ella llevó sus ojos a los míos lentamente, ahora lucía angustiada.

-Cuando vuelvas hablamos de nosotros. Ahora ve y asesina a Keith. Es lo único que importa.

Asentí disconforme y me quité el reloj.

-Sino salimos en 30 minutos entren y vuelen el sitio. Ben sabe de qué hablo.

Raven tomó el reloj y me miró confundida. Yo sostuve sus manos con fuerza, estaban frías. Movió sus labios pero no dijo nada. Al soltarme ella bajó la mirada. Le di un par de órdenes a los chicos y fuimos hasta la entrada del refugio.

Lo único que pasaba por mi mente eran imágenes de Raven y yo. La primera sonrisa que me dio, nuestro primer beso, sus ojos azules, luego pensé en todas las personas que habían muerto ante mis ojos. Me bajé de la camioneta. No llevaba una sola arma más que las que llevaba Hawkins encima.

Tomé aire y bajé de la camioneta. Le había dicho a Hawkins que amarrara mis manos. Que me tratara como su rehén, la verdad dudaba de él pero ahora no había vuelta atrás. Debía confiar en Raven. Por alguna razón tenía la seguridad de que Keith no me asesinaría ahora, o quizá estaba deseando verme de frente para darme un tiro en la cabeza.

Sentí un amargo en la boca y caminé delante de Hawkins, los soldados me apuntaron con las armas, llegamos a la puerta y uno de los soldados me dio una mirada de desesperación. Fruncí el ceño y seguí. Eso había sido extraño.

Caminamos por un pasadizo y vi a varios soldados durmiendo en el suelo, parecían enfermos. Uno de los militares aguardaba en la única puerta que había.

-Coronel Hawkins! -Dijo el tipo algo emocionado.

-Sargento Harris. -Samuel asintió y el tipo nos abrió la puerta.

Hawkins se había tomado muy en serio lo de tratarme como su rehén, ya que, me empujó como un delincuente y caí al suelo. Levanté mi mirada y vi unos tacones negros, conocía esas piernas delgadas. Llevé mi vista a su rostro y lo confirme.

-Mildret...

Ella me ayudó a levantarme y me desató.

-Dominic, amor. Que hermoso es escuchar mi nombre en tu voz nuevamente.

-No puedo creer que me traicionaras...

Ella sonrió y caminó a un sofá. Tomó asiento y cruzó sus piernas.

-Bien, ya cumplí con la parte de nuestro trato. -Era Hawkins.

Llevé mi vista hacia él y lo vi incrédulo. Él me miró fijamente.

-Ay hermanito... -Mildret susurró.

Fruncí el ceño y caminé con ira hacía Hawkins. Lo tomé del chaleco, quería matarlo, en eso sentí el arma en mi abdomen.

-No lo hagas más difícil, Shepard.

Él me dio una mirada de arrepentimiento. Llevé mi vista a Mildret ella sonreía. Me separé lentamente.

-Nuestro padre estaba empezando a impacientarse.

-Mildret, tenemos un trato.

-Sí, sí, Sam. Ya entendí.

La chica le dio una orden al soldado que estaba a nuestras espaldas. Llevé mi vista a la puerta y cuál fue mi sorpresa. Keith estaba atado de manos. Tenía varios moretes en su rostro. Estaba hecho un asco, la verdad sentí un poco de pena. Él me vio fijamente y me dio una sonrisa enfermiza.

-Al fin nos conocemos en persona, doctor Shepard.

-Créame que no es honor verle la cara de basura que tiene.

-El placer mutuo. -Él sonrió con burla.

En ese momento me fui contra él y le estampé mi puño en su cara. El tipo cayó al suelo y yo me quejé por el dolor en mis nudillos. Mildret y Sam se quedaron viendo a Keith en el suelo, él empezó a reír a carcajadas mientras se ponía en pie.

-Sam, ya puedes sacar la basura.

Llevé mi vista a Samuel, él caminó hacia Keith y lo tomó del brazo pero este le dio un golpe con su cabeza y lo tiró al suelo, tomó su arma de la cinta, me apuntó a mí.

-Muy bien, Mildret, se acabó!!

Ciudad en Ruinas: La caída del CapitolioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora