Los millones Kim.

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—¡Minseok!

Me removí en la cama sin querer levantarme. Mamá entró a mi cuarto con pasos apurados, abrió las cortinas provocando que me tapara por completo e intentó quitármelas.

—Levántate ya, vendrán visitas y es tarde.

Fruncí el ceño, ¿visitas en un sábado? Ayer hablé con la abuela y no mencionó nada acerca de venir, tampoco mis primas. Así que resultaba extraño. Porque incluso, si se trataba de negocios, se atendía hasta los lunes. Además, ¡seguro era demasiado temprano para un fin de semana! Resoplé. Mamá dejó de forcejear cuando notó que iba a levantarme.

—¿Quién vendrá? —pregunté mientras me estiraba— ¿Los Park?

—Oh, no, cariño. Son incluso mejores que esos... quiero decir; que esas personas.

Era verdad. Ciertamente los Park solo intentaron congeniar con nosotros para unir las agencias, así ellos tendrían más dinero. Al momento de darnos cuenta, mis padres se alejaron muchísimo de ellos. No aceptaban más salidas con excusas como "no tener tiempo", de vez en cuando ignoraban las llamadas y mensajes. Yo, por otra parte, dejé de hablarle a su hija: Park Jimin. Incluso pensaron juntarnos, pero no me agrada. Es demasiado egocéntrica.

—¿Entonces?

Me levanté, aún con los ojos entrecerrados por el sueño. Abrió mi armario y sacó un traje bastante elegante. Me sonrió antes de salir.

—Ya lo verás. Arreglate en lo que le ayudo a Byulyi con la comida.

Miré el traje azul rey con inquietud. Seguramente eran personas de la alta sociedad si quería que me vistiera con lo mejor que tenía. Chequé el reloj que colgaba en mi pared, dándome cuenta que ya eran las diez y media de la mañana.

Me di prisa en entrar a darme una ducha, arreglar mi cabello, haciendo unos mechones ondulados y poniéndome poco maquillaje en la cara. Delinear mis ojos y colocando un labial de cereza. Hasta me puse un poco de sombras. No sabía quiénes eran, pero suponía que tenía que verme bien. Lo aprendí de mamá.

—Tu padre dice que me veo genial así —me dijo un día. Íbamos a salir a cenar en familia, y ella se estaba alzando sus pestañas. Asentí—, pero a nosotras nos gusta vernos bien. Sí, hay personas que no usan maquillaje, pero les gusta que su ropa se vea bien, sus peinados... ya sabes.

Y desde ahí mamá se empeñó a enseñarme todo lo que sabe. Kyungsoo llegó a preguntarme si es que no tardaba horas con tan solo el delineado, y por suerte no.

Salí de mi habitación colocándome las jafas, bajé las escaleras y entré a la cocina. Allí se encontraba Byulyi con mamá ayudando a un lado.

—¿Quieren que haga algo?

—Verte bonito —mamá rió, girándose—. Ya terminamos, cielo. Mejor ve a leer el periódico con tu padre en lo que las visitas llegan, ¿sí?

Rodé los ojos.

—Ya qué.

—Cuando aprendas a cocinar puedes ayudarnos.

—¡Pero ya sé!

—Niño Minseok —interrumpió Byulyin—, hervir agua no es cocinar.

Formé un puchero. Byulyin soltó una risita, guiñando un ojo. Sabía que estaba jugando. Mamá dejó un pequeño beso en mi frente antes de volverse a girar.

Salí de la cocina, yendo hacia el recibidor donde, efectivamente, estaba papá. Me senté a su lado.

—¿Sabes cómo corren los rumores? —habló de repente— Esos Park han perdido mucho en poco tiempo. Dios, no saben cuidar lo que tienen.

"Comprometidos". [ChenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora