¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Todo comenzó muy rápido, Bakugou moviéndose con rapidez, Maggie esquivando de la misma forma e intentando atacarle. Así duraron los cinco primeros minutos, necesitaban una estrategia.
— ¿De verdad estás dando tú 100%? —preguntó él furioso. Maggie frunció el ceño, había pegado tal grito que nadie más en el estadio hablaba.
—No —negó corriendo tan rápido que era imposible verla, y cuando estuvo justo encima de él, mandó una ráfaga que le movió unos cuantos metros, casi hasta pisar la línea—, sólo estoy calentando —aseguró, el cansarlo era inútil, cuanto más sudor, más explosiones.
—Aún no es suficiente —negó él lanzando más explosiones.
Lo sé —pensó ella, pero no tenía ni idea de qué estrategia usar.
Él era rápido, fuerte e inteligente.
—Muy bien —Bakugou corrió hacia ella dispuesto a lanzarle más explosiones, pero Maggie se quedó parada, solo alzó ambos brazos y abrió ambas manos, seguidamente las cerró y los bajó, no causó ningún movimiento— ¿Qué haces? ¡Lucha! —exigió a punto de estar frente a ella.
Alzó el brazo para atacarla, pero en un pestañear, ella ya no estaba. Bakugou miró al cielo sin encontrar ninguna señal.
— ¡Aquí! —exclamó ella detrás suya y cuando se giró una gran ráfaga de viento se estampó contra su cuerpo.
Cuando terminó él la miró y gruñó, él sabía que ella no usaba todo su ser para vencerle y también sabía que jamás lo usaría, por lo menos en esa pelea.
— ¡Qué oportuno! —dijo el padre de Maggie.
— ¿Qué ocurre, Sam? —preguntó Endeavor, ya habían tenido suficiente confianza como para hablarse con seudónimos.
—Ese chico acompañó a mi hija el otro día al volver de clase y ahora pelean juntos —dijo antes de soltar una pequeña carcajada.
— ¿Es la pareja de ella?
—Según ella no, pero yo creo fielmente que sí, aunque ellos no lo sepan.
—Es curioso, yo he visto la misma química con mi hijo y su hija.
— ¿A sí? —preguntó extrañado. Él no había encontrado nada entre sus dos hijos, pero tampoco es que Sammuel Akira fuera el mejor adivinando ambientes.
—Así es y creo fielmente que ambos podrían llegar a mucho, ambos son inteligentes, poderosos, bondadosos y además, ¿qué jovencito no pondría los ojos en Marggaret? Es una jovencita asombrosa.
—Lo es y Shoto igual. Muy talentoso y centrado, con la cabeza bien amueblada —alagó la bicolor. Tras sus anteriores combates, Sammuel estaba seguro de la fuerza del chico, sería un gran héroe.
