ᴊᴇʀᴋ; ᴋᴀᴛsᴜᴋɪ ʙᴀᴋᴜɢᴏ x ᴏᴄ

[ 18 ]

Al llegar a la residencia, se quitó los tacones y caminó descalza hacia el ascensor.

— ¿Son estas horas de llegar? 

—Lo siento, tío Shota. El hijo del empresario quería que me quedara hasta el final, negocios —le dijo encarándole.

—Qué sea la última vez.

La chica asintió y se subió al ascensor. Llegó a su oscuro cuarto y encendió la luz.

— ¡Joder! —gritó al ver una silueta sentada en su cama— ¿Quieres que me de un infarto?

—Eres demasiado joven para eso —murmuró el chico. 

— ¿Qué pasa? ¿Aizawa no se ha dado cuenta de que no estás en tu cuarto?

—Aizawa no se entera de nada. 

—Vale, ¿y qué haces aquí? —el chico se encogió de hombros— ¿No lo sabes? 

—Me puedo ir ahora, si quieres.

—Son las doce y cinco. A mi no me importa, pero es depende de donde quieras pasar la noche.

—Ese chico, el hijo del empresario...

—El imbécil —declaró la joven.

—O sea que no te gusta —la chica no pudo dejar escapar una arcada.

—Me duele que pienses eso, Katsuki.

 — ¡Y yo qué sé! 

—Vale, no grites. ¿Qué pasa con él? 

—Con él nada, ¿qué pasa contigo? 

— ¿Conmigo? 

—Mírate —la chica se miró de arriba abajo. 

— ¿Qué pasa? ¿No te gusta?

— ¡Claro que me gusta! 

— ¿Y cuál es el problema entonces? —preguntó queriendo evitar que el chico viera su sonrojo. 

—Ese es el problema. 

— ¿Mi ropa? 

—Sí. 

—No entiendo por qué mi ropa es un problema. 

—Tu ropa y tú. 

—Vas a tener que aprender a expresarte mejor, Katsuki.

— ¿Por qué le gustas a todos? —preguntó ofendido.

—Eso no es cierto —negó sonrojada.