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El agarre en su boca desapareció. Esa voz, a pesar de haberla escuchado tan solo una vez, no podría olvidarla jamás.
—Dabi... —murmuró ella aterrorizada.
¿Cómo se habían enterado de dónde estaban? ¿Era ella el objetivo? Y sino, ¿quién? De inmediato recordó lo que le dijo la última vez.
<Tendremos que apañarnos con el chico...>
—Así es, preciosa, ¿cómo estás? —preguntó el chico coqueto.
—Suéltame y para lo que sea que tú y tus amigos esteis haciendo —ordenó la chica a pesar de cómo le temblaban las piernas del miedo.
El chico rió y negó.
—No puedo hacer eso —negó acercando una de sus manos hacia la mejilla de la chica y seguidamente la acarició.
— ¿Qué es lo que queréis? —preguntó sin atreverse a alejarle de ella.
—Debido a que tú te negaste a unirte a nosotros, venimos a por personal —explicó divertido y acercando su rostro muy peligrosamente al de ella. Quería ver cuánto podría aguantar hasta alejarse; claro que no caía en que fuera por miedo.
— ¿Vas a secuestrarnos?
—No cielo, a ti ya no, tu madre quiere darte un poco más de espacio, por ahora —se burló alejándose y dándole la espalda
— ¿A por quién venís? —preguntó, quizá podría sacarle algo de información.
—Esa información no puedo dártela aún, pero con tu ayuda —dijo agarrando su brazo con fuerza—, le conseguiremos —aseguró sonriéndola.
El chico la obligó a caminar en dirección diagonal a la de antes encontrándose con otro villano que, al parecer, podía hacer dobles.
—Haz un doble mío —ordenó Dabi—, vamos a asustar un poco a Aizawa.
—Dejadles en paz, llevadme a mí si queréis —suplicó la chica.
—Ya te he dicho que no —negó el chico cambiando de pronto su tono juguetón a uno mucho más profundo y aterrador.
La chica abrió la boca dispuesta a replicar, pero una voz apareció en su cabeza y la cerró.
Mandalay —se dijo.
—Atención a la todos los alumnos, Kacchan es uno de sus objetivos, repito, Kacchan es uno de los objetivos, Kacchan y quien le acompañe debéis evitar la pelea —dijo.
Maggie pensó en cualquier situación posible, pero Bakugou iba a pelear en cualquiera de ellas.
—Todos los alumnos tenéis permiso a usar vuestros koseis para defenderos —dijo seguidamente.
