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—Me alegra haber podido reunir a la clase 1°A —dijo Aizawa.
—Todos hemos podido venir, ¿eh? —preguntó Sero.
—Yo tuve problemas —suspiró Hagakure.
—Dímelo a mí —suspiró Maggie recordando la escenita de su padre.
—Seguro que todos habéis tenido problemas. Hablaré de los dormitorios, pero antes debemos concentrarnos en las licencias provisionales que pensábamos daros en el campamento. Escuchad, es importante, Kirishima, Yaoyorozu, Akira, Todoroki, Midoriya, Iida, vosotros seis fuisteis esa noche a salvar a Bakugou. Vuestras reacciones me dicen que al menos todos estabais enterados. Dejaré a un lado varios asuntos y lo diré: si no fuera por el retiro de All Might, os habría expulsado a todos menos a Bakugou, Jiro y Hagakure. Los seis que fuisteis y los doce que sabíais pero no les detuvisteis traicionasteis nuestra confianza sin importar la razón. Agradecería que siguierais los procedimientos y actuarais bien para recuperarla. Bien, entremos —se dio la vuelta y anduvo hacia la residencia—. Animaos un poco.
— ¿Cómo vamos a hacer eso después de lo que ha dicho? —murmuró Sato.
Bakugou miró a Kaminari y gruñó.
—Oye —cogió a Kaminari de la camisa y le llevó detrás de unos arbustos.
— ¿Qué? ¡No! —gritó Denki.
Las cargas eléctricas del chico tocaron su límite y volvió siendo un idiota, lo que pasaba cuando llegaba a tal punto.
Jiro no lo aguantó y comenzó a reírse como si su vida dependiera de ello.
— ¿Qué? ¿Qué ha hecho Bakugou? —preguntó Sero riéndose.
—Kirishima —llamó al pelirrojo.
— ¿Qué? —el rubio le extendió dinero y se lo ofreció.
— ¿Lo has extorsionado? —preguntó abrumado.
—No, es mi dinero, imbécil.
— ¿Cómo sabes de las gafas? —preguntó el chico.
El chico dejó el dinero en su pecho y siguió andando hacia la puerta. Todos le siguieron y entraron al edificio.
—Cada residencia es de una clase. Chicas a la derecha, chicos a la izquierda, y el primer piso es el área común. Aquí está la cocina, baños y la lavandería.
—Tiene hasta un patio —dijo Sero.
— ¡Es como una mansión! —exclamó Uraraka antes de desmayarse.
— ¡Uraraka! —gritó Iida.
— ¿Lo has oído? Chicas derecha, chicos izquierda —murmuró Aizawa aprovechando que Maggie estaba a su lado.
