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El despertador sonó sobre las seis de la mañana.
Saldrían pronto para aprovechar todo el día en la costa.
El rubio apagó la alarma mientras Maggie se estiraba en la cama aún soñolienta.

—Buenos días —sonrió burlona hacia el rubio antes de darle un beso en los labios.

—Me gustaron más las buenas noches —dijo pícaro.

La chica alzó una ceba mientras sonreía.

—Serán los últimos hasta dentro de un par de días —dijo levantándose de la cama.

— ¿Por qué?

—No vamos a hacer nada en las sábanas de la familia Yaoyorozu —negó tajante.

Katsuki gruñó y se levantó de la cama.
Maggie se vistió con la ropa que trajo ayer y salió corriendo hacia su habitación para ducharse, cambiarse y coger su pequeña maleta.

Katsuki hizo lo mismo, se ducho, se cambió y puso las cosas más necesarias del baño en la mochila.

Ambos bajaron a la vez hacia la cocina.
Ya había algunos listos.

—Buenos días —saludó Maggie dejando la maleta al lado de un sofá.

—Buenas, parejita —saludó Denki echándose cereales en la taza.

Los presentes se sentaron y comenzaron a desayunar mientras los demás bajaban.

—Entonces vamos andando hasta la estación de autobuses y allí cogemos el bus hacia la costan —concluyó Momo cuando todos estuvieron desayunados y con las maletas o mochilas en mano o espalda.

— ¡Andando! —exclamó Aoyama colocándose el primero.

— ¿Qué es todo éste escándalo? —preguntó Aizawa asomándose desde su habitación.

— ¡Adiós, tío Shota! —exclamó Maggie antes de salir por la puerta.

— ¡No grites! —se quejó— ¡y estate aquí mañana a las cinco! —el adulto suspiró al darse cuenta de que la chica ya estaba demasiado lejos como para oírla— yo lo he intentado —murmuró antes de cerrar la puerta y volver a tumbarse.

El camino a la estación se hizo corto.
La clase se formaba en grupos de cinco personas sin darse cuenta, cada uno hablaba de cosas diferentes pero igual de interesantes para los demás.
Se reían y bostezaban de vez en cuanto —madrugar tanto un sábado tenía sus desventajas—.

Cuando finalmente llegaron esperaron unos escasos minutos al bus y se subieron por parejas.

Por capricho de Katsuki, la morena se tuvo que sentar en el asiento más cercano del pasillo.

—No me habías dicho que te gustaba estar al lado de la ventana —comentó ella mientras desenredaba los auriculares.

—Siempre me he puesto al lado de la ventana —recordó mirándola de reojo.

—Perdón por no fijarme en cada cosa que haces —se burló extendiéndole uno.

Katsuki lo cogió dando un suspiro.

—Más te vale no poner música de mierda —advirtió.

— ¿Qué me vas a hacer sino? —preguntó ella poniendo la primera canción de su lista de reproducción.

—Mandarte a otro asiento.

— ¿Y con quien te pondrías? —preguntó alzando una ceja.

El rubio miró por todo el autobús buscando a cualquiera de los chicos que podría soportar en un viaje de dos horas. La respuesta era nadie, pero podría amenazar a Kirishima para que esté callado en el viaje.

ᴊᴇʀᴋ; ᴋᴀᴛsᴜᴋɪ ʙᴀᴋᴜɢᴏ x ᴏᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora