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—No sé lo que le dijiste, pero has conseguido que trabajara bien contigo —dijo Momo a la salida de clase.
—No fue mucho, solo dije la realidad —comentó ella.
— ¿Y cuál es la realidad? —preguntó Mina.
—Pues que fue él quien me besó y que no tiene por qué enfadarse —resumí— y se calmó.
—La domadora de bestias —se burló Jiro.
—Maggie —le llamó Kirishima detrás suya— ¿podemos hablar? A solas.
—No juegues a dos bandas, Marggaret —le regañó Momo burlona.
—Vamos —ella le cogió de la mano para alejarse de allí—, dime —dijo al llegar a un lugar solitario y alejado.
—Quería hablarte de Bakugou, ¿qué le pasa? —preguntó el pelirrojo con mucha preocupación.
—Tranquilo, Kirishima —le quiso calmar la chica—, le ha dado un flechazo y ni siquiera sabe qué es un arco —dijo metafóricamente.
— ¿Cómo no va a saber qué es un arco? ¿y dónde le han clavado la flecha? —Maggie le miró atónita.
—No, no era literalmente. Era una metáfora —explicó antes de que el chico llamara a Recovery Girl.
—No deberías jugar a esas cosas —le reprochó.
—Creo que le gusto y no quiere aceptarlo —explicó un poco incómoda.
— ¿Cómo que crees?
—El otro día, y no se lo cuentes a nadie, me besó. Fue cortó y muy suave, después se fue corriendo y desde entonces no me habla.
—O sea que pasó ayer —concluyó y la chica asintió.
—No te lo habrá contado porque se sentirá avergonzado, no parece de esos que digan ese tipo de cosas.
— ¿Y por qué no me lo habrá contado a mi? Soy su mejor amigo, su único amigo.
—Ya sabes como es, ni siquiera él quiere admitírselo, no se lo va a admitir a otra persona. No te preocupes por eso, me ha dicho que vamos a hablar esta noche —ladeó la cabeza para encontrarse con los ojos de su amigo— ¿estás bien?
—Sí, sí. Tienes razón, Bakugou no se lo admitiría a nadie —se quiso convencer a sí mismo.
—Venga, vamos a por un helado o algo —invitó la chica.
— ¿Ahora? —preguntó el chico.
—Claro, dejamos las mochilas y nos vamos, ¿vale?
—No creo que a Bakugou le haga mucha gracia —negó el pelirrojo.
