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Maratón [4/5]
— ¿Maggie? —preguntó el rubio— Cuéntame qué coño te pasa de una maldita vez.
Poco después de la invitación a cenar de Mitsuki, a ambos le llegaron muchos mensajes contándoles lo ocurrido en el centro comercial y desde entonces, Maggie había estado ida.
Su actitud había preocupado al chico, ya que su madre estaba tan contenta sobre la cena que no había prestado mucha atención a la reacción de la chica después de los mensajes.
Y le estresó tanto que la chica no le contara nada de lo que le ocurría, que decidió pedirle a su madre que se fuera a casa, que él acompañaría a Maggie a la suya.
—Voy a acompañarla, no vaya a ser que se vaya a perder o algo. Así de despistada es ella —mintió.
La chica le miró cabizbajo y se mordió el labio nerviosa.
—Prometes no contárselo a nadie —su voz estaba llena de miles de sentimientos que el chico no supo definir.
—Lo prometo.
—Hay alguien que me está vigilando, creo —frunció el ceño— y creo que tiene que ver con la liga de villanos.
— ¿Dices que la liga de villanos te sigue?
—Solo una persona de allí me sigue, no creo ni que sea por la liga, pero... No sé. No se lo cuentes a nadie.
—Vale... —murmuró— ¿Cómo sabes que te siguen?
—Hay un chico, Dabi, hoy me lo he cruzado justo antes de encontrarme contigo.
— ¿Te ha hecho algo? ¿Te ha dicho algo? —preguntó con preocupación. Los ojos del rubio analizaron todo su cuerpo en busca de alguna herida, pero nada.
—No me ha hecho nada —dijo recordando sus manos en su mejilla y su clavícula— y decir, no me ha dicho mucho —mintió— pero me vigilan, de eso estoy segura.
—Hay que decírselo a Aizawa y...
—Tengo miedo, Katsuki —interrumpió al chico, el rubio la miró—. Desde el asesino de héroes me siento así y hacía mucho que no me sentía así y... No quiero hacerlo —una lágrima cayó por su mejilla.
