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Maratón [1/5]
El timbre que indicaba el final de clases había sonado.
Maggie hablaba con Momo sobre las agencias que tenían pensadas, hasta que una mano le rodeó la muñeca.
—Pero, ¿qué? Bakugou, ¡suéltame!
—Dile a tu amiguito mitad y mitad que hoy te acompaño yo a casa —dijo llevándola a rastras.
— ¡Pásatelo bien! —se burló Momo mientras alzaba un brazo hacia su amiga.
—Todoroki se ha ido ya, puedes soltarme. Te prometo que no voy a huir —se burló rodando los ojos —el rubio la soltó— ¿Es que quieres hablar conmigo? —preguntó la chica.
—No.
— ¿Entonces? —no hubo respuesta— ¡Venga ya, Bakugou! ¿Qué me querías decir el otro día?
— ¿Qué haces con el idiota de dos colores?
—No sé, hablar. Somos amigos —contestó sin entender, de nuevo, la actitud del chico.
— ¿Amigos? No te lo crees ni tú.
—Qué sí —aseguró ella—, sólo me ha estado contando sobre la agencia de su padre.
— ¿Vas a ir a su agencia?
—Sí.
— ¿Por qué? —preguntó furioso.
—Pues porque me da la gana, ¿qué mosca te ha picado? —preguntó irritada— Lo que hablemos Shoto y yo no es de tu incumbencia.
—Tsk.
—Eres frustrante, ¿lo sabías?
—Oh, perdón por no ser como el don perfecto de dos colores y dos quirks —habló sarcásticamente
—Yo no he dicho que Shoto sea perfecto —dijo, aunque tampoco lo había negado. Vamos, Shoto está bastante cerca de la perfección.
—Lo insinúas todo el rato.
— ¿Cómo lo insinúo? —preguntó mientras alzaba una ceja.
—Todo el rato, hablando con él y riendo y murmurando y vuestras miraditas.
—Eso no quiere decir que sea perfecto —negó, cada vez llegaba más a la conclusión de que el chico perdía la cabeza.
—Y si no es perfecto, ¿qué haces con él todo el rato?
