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Maratón [3/5]

— ¿Cómo va tu pierna?

Maggie abrió los ojos sorprendida.

— ¿Te preocupas por mi? Qué tierno eres Katsuki —declaró dedicándole una tierna sonrisa que escondía mucha burla.

—No me preocupo por ti, es por si tengo que volver a ayudarte a ir a tu casa, ¿vas a poder ir solita? —se burló con esa sonrisa burlona que tanto provocaba a la chica.

—Perfectamente, ¿le has mandado a tu madre el mensajito de dónde estás? —el camarero se acercó a dejarle la comida a la chica— Gracias —le dijo ella  y seguidamente se fue.

—Muy graciosa.

—No seas muy duro con el chico.

—Si soy un blando no va a aprobar —negó cruzándose de brazos ante ella.

—Ojalá pudiera quedarme a verte como profesor —se burló haciendo una mueca.

—Tienes unos fetiches muy raros.

—Fuiste tú el que me tiró a la cama y quiso levantarme la falda — recordó con el índice en la barbilla.

—Solo lo hice para ayudarte.

—Sí, sí.

—Argh, eres insoportable. Te odio —bufó él frustrado.

—No me odias —negó la morena con una sonrisa. Los sentimientos de ambos chicos estaban sobre la mesa y ya era imposible ocultarlos.

— ¡Claro que te odio!

—Bueno, pues ámame u ódiame, ambas están a mi favor. Si me amas, siempre estaré en tu corazón. Si me odias, siempre estaré en tu cabeza.

—Menuda gilipollez.

—Es Shakespeare —negó ella soltando una armoniosa risa al final.

—Me da igual quién lo haya dicho, sigue siendo una gilipollez.

—Lo dice el señor asesino explosivo —se burló la chica.

— ¡Cállate, Aine! —dijo burlándose a su vez de su apodo de heroína.

La chica le guiñó un ojo. A ese punto de la conversación, todos en aquella cafetería les miraban. Se levantó de su sitio y se fue del establecimiento bajo la atenta mirada burlona del rubio acompañada de una sonrisa ladina con cierto toque de superioridad.

—Tu novia está buenísima —dijo un chico ubicado en la mesa de al lado.

El rubio le fulminó con la mirada.

ᴊᴇʀᴋ; ᴋᴀᴛsᴜᴋɪ ʙᴀᴋᴜɢᴏ x ᴏᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora