ᴊᴇʀᴋ; ᴋᴀᴛsᴜᴋɪ ʙᴀᴋᴜɢᴏ x ᴏᴄ

[ FINAL ]

Maratón [ 3/3 ]

—Espero que no os lo hayáis pasado demasiado bien —habló Sammuel haciendo que Aizawa y la propia chica rodaran los ojos. Katsuki se acababa de ir, era la decimoctava vez que la iba a visitar desde que la rescataron, claro que ahora tenía más razones para ello.

—Tú ignórale —dijo Aizawa sentándose en la silla más cercana a la chica.

—No me lo digas dos veces —murmuró ella incorporándose en la cama.

—Bien, Marggaret Akira —le llamó Nezu—. Estamos aquí para que nos hables de lo ocurrido. Han pasado dos días sin que presentaras secuelas por lo que creemos que es el momento indicado, por favor, corrígeme si me equivoco.

—No se equivoca —contestó la morena.

—Si en algún momento deseas parar, dínoslo —ella volvió a asentir—. Perfecto, cuéntanos todos.

—Me desperté en la fábrica abandonada, Dabi estaba conmigo. Estuvimos un rato hablando, me dijo que ahora era una villana y que todos teníais miedo de mi. Después, me dijo que tenía que ir con ella por las buenas, terminé yendo por las malas, me durmió. Cuando me desperté, estaba en una de las salitas, volví al lugar donde me desperté y allí estaba ella.

— ¿Recuerdas si te dijo algo? 

—Dijo que se iría pero que dentro de unos años volvería. Eso es todo lo que me dijo —respondió— después usó su kosei y se fue.

Todos miraron a Sammuel, él era el que más conocía a la villana, él sabría lo que eso significaba.

—Ella es muchas cosas pero mentirosa no es una de ellas. Volverá dentro de unos años, si algo no se lo impide.

— ¿Te dijo a dónde se iba? —preguntó Nezu.

—Dijo que lo que pretendía hacer iba más allá de Japón o de Asia.

—Haré un comunicado internacional para que la busquen por todas partes —aseguró el director—, no me voy a arriesgar a que esa mujer vuelva a atacar.

Se levantó de su asiento y abandonó la habitación.

Todas las miradas volvieron a la joven.

— ¿Qué eliges, Maggaret? —le preguntó All Might. La chica miró a los héroes uno por uno pensando en la respuesta.

Cuando terminó pensó en Katsuki, aquel rubio que tantos problemas amorosos le había causado y en cómo le salvaron.

—Elijo quedarme en la UA —respondió, los héroes la miraron con una sonrisa orgullosa.

— ¿Estás segura, cielo? Porque puedes dejarlo, nadie te obliga a nada  —le preguntó su padre.

—Papá, estoy segura.