Amor en guerra. (Malec)

5.

Este capítulo contiene escenas fuertes, el tema tratado es delicado, está bajo su responsabilidad leer esto.

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Max.

¿Por qué ellos eran tan malos? ¿Qué habíamos hecho para ser castigados? Yo quería quedarme con Magnus, en sus brazos que era cómodos y acogedores. Era bonito, con sus peculiaridades ojos verdes, que a veces parecían dorados, su piel acaramelada, su pelo negro y despeinado, pensé que tal vez le agradaría a Alec. Magnus me caía bien, aunque desde que me salvó de ese tipo grandote que quería mi barrita lo veía como un héroe, era mi héroe y ahora me habían alejado de él.

Yo no sabía que era aquí, pero no me gustaba además la gente gritaba y era mala. Muchos niños estaban en la fila donde yo me encontraba, pero también había gente mayor o gente que no podía caminar bien. Tenía mucho miedo y quería ver a mamá, la extrañaba mucho y también a Alec y a Izzy.

Muchos como yo lloraban, pero nadie decía nada y seguíamos caminando aunque el recorrido ya se me había hecho largo y mi estómago gruñía, quería comer, pero la gente mala no parecía querer darme comida.

Entramos a una habitación, era rara y fea. No me gustaba. La gente se mezcló con otros y éramos más. Yo seguí caminando, pero alguien dejó caer su mano en mi hombro, vacilé y me giré sobre mis talones con lentitud. Su toque era cálido y familiar.

- Mami. - dije en voz baja y ella me abrazó.

- Bebé. Te encontré.

Me aferré a su cuerpo cuando me envolvió en sus brazos cálidos. Ella estaba llorando mucho y yo también.

- Te extrañé mucho, mami.

Y ella lloró mas fuerte al igual que hizo con el abrazo, al menos la tenía a ella y tal vez todo iba a estar bien o iba a mejorar porque con mamá a mi lado todo mejoraba.

- ¡Sigan avanzando! - gritó uno de los señores malos.

Mami tuvo que separarse de mí, ella se veía tan delgada y sucia de la cara, pero aún así seguía siendo tan bonita como siempre. Sonrió y te tomó de la mano para seguir avanzando, al caminar noté que le costaba trabajo hacerlo. La miré con cuidado y ví su pierna izquierda, su pantalón color melón tenía un color rojo oscuro, casi negro.

- ¿Qué le pasó a tu pierna? - le pregunté y ella bajó la mirada hacia su pierna.

- Mientras viajaba hacia acá, hubieron peleas por comida y cuando agarré una manzana, un hombre me clavó un tornillo grande en mi pierna y terminé por darle mi manzana. - las comisuras de sus labios se alzaron formando una triste sonrisa.

Sentí un dolor en mi pecho y la abracé, yo había estado en una situación parecida, solo que un héroe me salvó.

- Está bien, bebé. No está muy infectado - hice una mueca y sus ojos se cristalizaron. -. Lo siento, no quería asustarte.

- No quiero que algo malo te pase, mami. - me dió un beso en la frente y la ayudaba a avanzar tanto como podía.

Bajamos unas escaleras cuando uno de los hombres malos gritó: - ¡Quitense la ropa! ¡Tomarán una ducha!

¿Una ducha? ¿De verdad? Me sentí contento porque era algo que ya necesitaba, incliné mi cabeza alzando mi brazo derecho olfateando mi axila, uy ¡apestaba! Miré a mi mamá y ella sonrió con ternura arrugando su nariz y sujetándome por los hombros.

- No tienes tan mal olor aún, Max. Pero nos vendría bien un baño. - dí un pequeño salto de alegría.

- ¿Nos bañaremos con tanta gente, mami? - porque sí, eran demasiados y yo era un poco tímido. No quería que me vieran desnudo.