Isabelle.
Sus manos recorrían mi piel y de vez en cuando él susurraba cosas cómo; eres hermosa, cuerpo de diosa, rostro de ángel, te deseo tanto. Dejaba un camino de besos por aquí y por allá mientras el vestido justo era despojado de mi cuerpo, mi piel se erizaba por su tacto, por la corriente de aire frío y por el miedo que tenía en ese momento.
Me tenía amordazada, era como si me hubieran secuestrado y estuvieran a punto de violarme, o tal vez eso era lo que pasaba. Él se quitó su chaqueta y luego la camisa, su pecho era pálido y tenía el abdomen un poco marcado. Su mirada era feroz y determinada, siempre buscaba mis ojos, era extraño porque su mirada era cargada de deseo y algo más siempre me miraba buscando tal vez mi permiso de seguir adelante, ¡pero yo era una prostituta! o al menos eso era lo que la chica pelirroja me había dicho.
Sus labios subieron por mi abdomen hasta mis pecho los cuales estaba ocultos tras un sostén de encaje negro, pero su boca se detuvo, alzó su rostro y me miró. Una corriente eléctrica pasó por todo mi cuerpo cuando sus ojos se veían un poco más claros y brillantes, nos quedamos así por unos segundos.
Y entonces pasó algo que yo jamás pensé que haría, se echó a llorar, las lágrimas corrían por sus mejillas y susurró demasiadas maldiciones mientras se ponía su camisa y desataba mis manos con rapidez y cierta delicadeza. Con lentitud quité la cinta de mi boca y cerré mi vestido con manos temblorosas.
Él estaba encorvado, sentado a los pies de la cama sollozando, su cuerpo temblaba y se veía tan débil, incluso más que yo, mi corazón dió un vuelco y sé que es estúpido, pero siempre he sido una persona empática y su dolor llega hasta mí como una nube negra que nos consume a ambos.
Con miedo me acerqué a él y mi brazo cauteloso tocó su hombro, pero él se quitó como si mi toque lo hubiese quemado, intenté de nuevo y esta vez él se quedó en su lugar, su rostro estaba escondido entre sus manos y sólo alcancé a escuchar un suave susurro.
- Perdóneme, Isabelle. Soy un monstruo. - mi boca se secó.
Su voz había cambiado era más delgada que cuando susurraba todas esas cosas sobre mí mientras besaba mi cuerpo.
- Si fueras un monstruo no estarías pidiendo mi perdón.
Él se quedó quieto y sus ojos salieron del escondite que había creado con sus manos y me miró, la comisura derecha de su labio se alzó muy poco, pero pude notarlo, quería sonreír.
- Yo... es sólo que - le ví tragar saliva -, sí te deseaba tanto en ese momento y tal vez pude controlarme está vez, pero no sé si puedo volver a hacerlo, así que Isabelle, te pido que te retires. No te preocupes, diré que lo hicimos para que no te castiguen.
Un horrible temor invadió mi cuerpo, ¿Castigarme? ¿De verdad? Le miré por última vez antes de salir por la puerta, la persona que estaba en la puerta me miró con el ceño fruncido y se rió
- Vaya, el señor Lewis fue muy rápido. Eres nueva y ya has conquistado a la mano derecha del jefe. Estoy seguro que todos van a querer probar tus habilidades.
Esas palabras tan repugnantes se quedaron en mi mente cuando llegamos a lo que se suponía era mi habitación donde solo había un colchón viejo y sucio, con el sanitario a la derecha siendo más pequeño de lo normal, tenía tanta hambre porque no había comido mucho desde que había llegado, solo se dedicaban a dar pan duro y sopa fría, la cual sabía horrible.
Me recosté en el colchón y trate de dormir, trate de olvidar lo que pasó hoy pero claramente no podía, no podía dejar de pensar en el señor Lewis, el porqué estaba llorando y porqué me había dejado ir sin tocar más allá.
Magnus.
Por dios, estaba tan nervioso, ¿cómo se le preguntaba a alguien si era homosexual? No es que uno ande por la vida preguntando algo así y más si es en un lugar donde está estrictamente prohibido ser o demostrar tu homosexualidad.
Alexander era la cosa más bonita y tierna que pudiese haber conocido, ahora acostado sobre la paja mirando al techo con la cara sucia, manos mallugadas y pies sangrando no podía dejar de pensar en el hombre que estaba a mi lado que, a pesar de que ya estaba demasiado delgado, seguía siendo tan atractivo, que esos ojos azules a pesar de perder el brillo son tan hermosos como el cielo y mar y que con su voz ronca me hacía volar.
Los días eran más que duros y yo era cada vez más débil y sé que si no fuera por Alec yo ya hubiese perecido en este lugar tan desagradable. A veces Alec me había encontrado llorando y casi rogando para que nos sacaran de aquí, me sentía mal, apestaba y daba asco porque desde que habíamos llegado no nos hemos bañado, me daba asco estar tan sucio y, sin embargo, a Alec no parecía importarle porque siempre estaba cerca de mí.
A veces durante las noches, él inconscientemente me abrazaba, subía una pierna sobre mí, su mano posada en mi cadera y su cabeza enterrada en mi cuello, yo no se lo había dicho aún pero algunas noches murmuraba nombres y a sus padres, él decía: - Max. Izzy. Mamá. Papá, y... Magnus.
Cuando él susurraba mi nombre entre sueños todo en mi interior se volvía loco, quería besarlo, decirle que sin él yo no seguiría aquí y que necesitaba todo de él, absolutamente todo, me sentiría tan honrado de ser querido y amado por él. Sería una gran privilegio que él me quisiera.
Y entonces mientras yo estaba perdido en mis pensamientos nocturnos, él se acercó a mí quedando ambos de frente, acostados y mirándonos con ojos sinceros, entonces él dijo lo que yo no me esperaba.
- Magnus, ¿Te atraen los chicos? - su murmuro fue tan bajo que a penas y lo logre escuchar, pero lo hice.
- Lo hacen, y a tí Alexander. ¿Te atraen los chicos?
Las palabras simplemente salieron de mi boca, no tuve la oportunidad de pararlas, y ahora tenía miedo, tenía miedo de ser rechazado por él, tenía miedo que me viera con asco, tenía tanto, tanto tiempo miedo que se alejara de mí por eso y sin en cambio él me sorprendió con su respuesta.
- Lo hacen, pero específicamente... me siento atraído por tí.
...
Entonces, empiecen a hacer sus teorías, ¿Qué le pasa a Simon? ¿Por qué dejó ir a Izzy intacta?
Nuestro Malec ya va avanzando. :') pero mientras más lo hacen, más se acerca lo peor.
Nos leemos después galletitas. 💜
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Amor en guerra. (Malec)
Fanfic"El mundo podrá estar en guerra, pero jamás nuestros corazones". Así que lo único que está en guerra es la vida y la muerte de dos chicos que se enamoran en los famosos campos de concentración durante la segunda guerra mundial. Alec y Magnus luchará...