4.

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Magnus.

El tren paró en seco y un movimiento brusco despertó a Max, quien se encontraba en mis brazos. Parpadeó hasta que sus ojos se abrieron por completo mirándome con la cabeza ligeramente ladeada. Y él dijo: - ¿Llegamos?

Aquella pregunta me causo un terrible escalofrío, no estaba seguro de si de verdad quería llegar o quedarme aquí.

- No lo sé, pequeño.

Se encogió de hombros y de nuevo se recostó en mi. No pudo estar mucho tiempo asi ya que abrieron la puerta del vagón y comenzaron a sacar a las personas a empujones y con amenazas. Había estado tan concentrado en cuidar a Max que no me di cuenta de las personas inmóviles que yacían en el piso de madera. Rostros pálidos y olores desagradables eran unas de las cosas que ví y experimenté en ese lugar.

Mientras se despejaba el vagón, noté las pequeñas rampas que estaban puestas en la entrada del vagón para ir descendiendo de él. Los pequeños dedos de Max de aferraron a mi mano la cual apreté para darle un poco de seguridad. Su rostro era pálido y sus bonitos ojos ya no tenían el mismo brillo que cuando lo conocí.

Con el cuerpo temblando y dando un pasó a la vez con lentitud, bajé. La luz del sol me deslumbró, cerré los ojos y parpadée varias veces hasta que enfoqué todo lo que podía. Mi cuerpo fue empujado hacia abajo y ahí comenzaba lo malo.

Sacaron a Max de mi agarré y el de inmediato comenzó a gritar:

- ¡Noo! ¡Magnus, no me dejes con ellos! - sus mejillas ya estaban enrojecidas y lágrimas se deslizaban por ellas.

- Max, tranquilo - traté de calmarlo, cosa que no funcionó -. Está bien, estaremos bien. - mentí.

Tragué cuando ví como lo golpeaban, mi cuerpo reaccionó tratando de ir con él porque quería protegerlo y golpear al idiota que le hizo daño. Sentía la necesidad de protegerlo, así como no pude hacerlo con mis padres.

- No. Lo. Toques. - dije entre dientes.

Obviamente fue un mal movimiento porque me detuvieron y me golpearon, pero no sentí tanto miedo como cuando me pusieron el arma en mi cabeza, me arrodillaron frente a Max.

- ¡No! ¡Por favor! - estaba hecho un manojo de lágrimas -, iré con ustedes. ¡Solo déjenlo!

Se resignó y bajaron el arma, mis pulmones se llenaron de aire y tardé en respirar con normalidad. La fila del lado izquierdo comenzó a moverse. Entre tanto caos no me había percatado de que había un hombre con uniforme de doctor y en él estaba tejido el símbolo de la SS*  y ese hombre daba una revisión rápida a cada persona para decidir si iba a la fila de la izquierda o la derecha.

Mientras me levantaba con lentitud pude ver que la mayoría de los niños se iba de lado izquierdo con Max. Oh, Max. Lo busqué con la mirada y por suerte él también me encontró, su pecho subía y bajaba con rapidez. Estaba sollozando de manera silenciosa, sabía que tal vez ya no lo volvería a ver.

Te quiero. Las palabras se dibujaron en sus labios y dios, un fuerte dolor se instaló en mi pecho porque le había fallado y él me quería aunque no habíamos convivido por mucho tiempo, pero él era un niño y el amor de los niños es lo más sincero e inocente que pueda haber, así que lloré.

Y no éramos los únicos, otras personas también luchaban por conservar a su familia cerca, lo cual no iba a suceder. Al separarnos de los otros llegamos a una entrada de algún lugar, uno por uno pasaba para registrarse y a su vez un patrón de  números ponían en nuestros brazos derechos. Nos marcaban como malditos animales porque ellos nos veían de esa manera.



Alexander.

Busqué la manera para subirme en un cajón de madera y miré por la ventana. El paisaje era hermoso, la vegetación estaba en todo su auge, pero al avanzar unos kilómetros más, nada se parecía a lo que acababa de ver, me llené de horror al observar el lugar en el que el tren se iba metiendo.

La primera cosa que llamó mi atención fue un letrero hecho de metal sobre las puertas principales; ARBEIT MACHT FREI (El trabajo te libera), vaya ironía.

Después de descender del tren y de ver tanto caos a la hora de formar filas elegidas por lo que parecía un doctor, nos registramos. Era un poco incómodo despojarte de tu ropa frente a muchísimas personas las cuales tenían el miedo impregnado en sus rostros, en cambio nos dieron unas prendas sucias que a primera vista de notaba el uso de ellas con anterioridad, eran rayadas de color azul opaco y crema, aunque en el pasado puede que fuera blanco.

Yo estaba en shock y me sentía perdido, mi cuerpo no luchaba y simplemente seguía las órdenes que daban, la única cosa que estaba en funcionamiento era mi mente, mis pensamientos porque de lo demás no tenía absoluto control. Mi cabello sedoso fue depositado en una bolsa transparente de plástico después de ser cortado de mi cabeza.

Dios, todos a mi alrededor estaban siendo cortados de su cabello y las mujeres se colocaban un trapo sobre su cabeza, lo peor era que no teníamos zapatos y simplemente íbamos con los pies descalzos por los lugares a los que nos mandaban.

Quería llorar, gritar, correr, huir, pero sobre todo quería ver a mi familia. Sentía ansiedad por saber el paradero de ellos y solo esperaba que se encontraran en un lugar mejor que este...

...

SS: Abreviación alemana de Schutzstaffel, lo cual significa cuerpo de protección. Fue una unidad militar del Partido Nazi alemán para cumplir las funciones de guardia personal de Adolf Hitler y vigilar las reuniones de ese partido. *

La verdad no recuerdo si ya había explicado que eran las SS, pero si no, aquí está.

Fue corto, lo sé, pero en ese momento no había que agregarle más. Y sobre las actualizaciones, serán dos por semana, cualquier día de la semana puedo actualizar, pero serán dos capítulos, esto porque aún no tengo muchos capítulos preparados y hasta que escriba más, actualizaré con rapidez. Solo denme tiempo.

Cómo sea, espero les este gustando y creo que esta será mi primer historia larga, así que de verdad espero que la disfruten.

Nos leemos después, galletitas. 💙

Amor en guerra. (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora