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~ Capítulo dedicado a MariaBel16. Sé que ayer fue tu cumpleaños, pero más vale tarde que nunca. Muchísimas felicidades, bonita. La familia galleta te desea lo mejor. ❤️❤️❤️ ~

Magnus.

Mis manos estaban tan rojas que ardían y mis pies estaban de la misma manera, mi estómago gruñía por la feroz hambre que tenía y eso sin contar que los rayos del sol eran realmente fuertes, estaba sudando con nunca. Hubieron momentos en los que mis piernas querían doblarse y rendirse, pero eso era algo que no podia hacer.

Observé cómo golpeaban a un chico por detenerse a tomar un poco de aire y aún recuerdo sus enormes ojos avellana mirándome con tristeza mientras era azotado y pateado. Algo en ese chico me era familiar, pero no le dí importancia y seguí con mi trabajo.

Mi único motivo en ese momento era Alexander. Nunca iba a olvidar la manera en la que me consoló, abrazó y sus palabras tranquilizadoras que me dedicaba con esa suave voz que poseía. Me había sentido tan bien entre sus brazos cómodos y honestamente su presencia me tranquilizaba, él le da tranquilidad a mi corazón y alma.

Me gustaba la manera en la que me veía, era como si estuviera viendo algo espectacular, cosa que no soy en lo absoluto, pero él me veía así y su mirada me hacía querer derretir. Aún no sabía si ese chico tan bello era heterosexual o no, eso era un enorme problema porque me llamaba bastante la atención.

A lo lejos un guardia nos pidió pausar nuestro trabajo y nos guío a un lugar desconocido, dijo que esperamos y al momento nos repartieron un recipiente de plástico en el cual contenía, lo que parecía, sopa de... ¿verdura? eso no parecía verdura y si lo era ya debía estar echada a perder. En ese momento tenía tanta hambre que no negué en comerlo, sabía extraño y lo peor era que no calmó para nada mi hambre.

Alec me miró, sus ojitos tan tristes y apagados me hacían estremecer y él dijo: - ¿Lo quieres? - estiró el recipiente hacia mí y negué.

- No. Estoy bien, come tú. - mentí y traté de sonreí.

- ¿Seguro? Realmente no tengo tanta hambre. - insistió y volví a negar.

- Alexander, no sabemos hasta cuando nos darán de comer nuevamente, así que haznos un favor y come. - hizo una mueca y por fin comenzó a comer.

Mi corazón se encogió, ¿qué hacía una criatura tan hermosa e inocente en este lugar? ¿Qué hacía un ángel como él en este infierno? Tenía tantas ganas de abrazarlo, pero eso era algo que, claramente, no se podía.

Seguimos trabajando hasta el anochecer y acabé tan fatigado que me costaba mantenerme de pie y en aquel momento iba a caer, Alec me atrapó en sus fuertes brazos antes de tocar el suelo.

- Te tengo. - susurró demasiado cerca de mí oído y eso envió tantos escalofríos por mi cuerpo.

Un carraspeo me hizo sentir un pánico tan terrible, quité las manos de Alexander y lo empujé con suavidad.

- Yo... yo. Estábamos. Él me... iba a caer y él me ayudó y... - comencé a balbucear.

- Basta - dijo el hombre que no conocía. -, sigan a los demás y traten de ocultar su relación porque no todos son como yo. - sus ojos verdes tomaron un extraño brillo, como si se estuviera divirtiendo.

Se alejó a paso rápido y cómo pude me sostuve y caminé para llegar al barracón. Ví de reojo a Alec quién tenía las mejillas encendidas de un color rojo natural, no había pensado el porque de su sonrojo hasta que recordé las palabras que ese hombre de cabello rubio arenoso dijo; "Traten de ocultar su relación" , ¡pero ni siquiera sabía si Alexander era gay!

Al llegar al barracón me dieron unas terribles ganas de ir al baño, ¿dónde estaban los baños? y más importante, ¿me dejarían ir al baño? Con una terrible inseguridad me acerqué a uno de los guardias que custodiaban las puertas del barracón, en cuanto me vieron sus gestos eran de asco. Tal vez dedujeron que quería, puesto que uno de ellos solo dijo: - Sígueme.

No muy lejos de donde estábamos había una pequeña construcción deteriorada. El guardia abrió la puerta y al ver que no me movía me tomó del brazo con fuerza y me empujó hacia adentro.

- Tienes quince segundos para hacer del baño y quince para lavarte las manos. Así que en treinta segundos te saco de aquí sin importar si ya terminaste o no. - ordenó con voz dura y llena de desprecio y luego me dió la espalda.

El lugar era asqueroso, olía muy mal y realmente no me daba la confianza de hacer mis necesidades en ese lugar, pero no había opción. Así que tan rápido como pude orine sobre una imitación de taza de baño de piedra. No me tomó más de quince segundos, abrí la llave de agua, a penas y salía un chorro y tuve que lavar mis manos como pude.

Justamente había terminado cuando el guardia abrió la puerta y volvimos al barracón. Una vez adentro me dirigí hacia la litera que Alec y yo compartíamos, mi estómago comenzaba a gruñir de nuevo pidiendo comida.

Dejé de pensar cuando unos brazos fuertes me envolvieron, me apretó con fuerza y susurró: - Estaba tan preocupado. De un momento a otro solo te habías ido y no estabas a mi lado. No sabes cuánto me asusté, Moggy.

Antes de decir algo se separó de mí y miró con temor todo lo que nos rodeaba, pero por suerte nadie nos había visto.

- Alexander - acuné su rostro en mis manos. -. Estoy bien, sólo fuí al baño. - sonreí y él suspiró.

Ambos subimos hasta los tablones donde íbamos a dormir. No había puesto mucha atención, pero me di cuenta de que éramos los únicos que no compartíamos la "cama" con más personas. Habían mínimo cuatro personas por tablón y aquí sólo éramos Alec y yo. Tal vez el destino quería que así fuera por estos momentos y yo estaba agradecido con ello.

Alec buscó algo entre la paja y estiró sus manos ofreciéndome algo. Era un pedazo de pan y se veía realmente duro, pero a estas alturas cualquier cosa que se pudiera comer era bueno.

- Gracias - sonreí y casi quería llorar. Tenía tanta suerte de tener a Alec conmigo, él hace que las cosas sean un poco menos tortuosas. -. ¿Y tú? - me preocupe por él.

- Ya comí. Cuando te fuiste empezaron a repartir. - sus ojos me miraban como si estuviera ansioso.

- ¿Te dieron dos panes? - se mordió el labio y comprendí que estaba nervioso.

- No - susurró -. Lo robé. Para tí. - bajó la mirada y comenzó a jugar con sus manos.

- Alexander - dije con preocupación -, Alec. Mírame - tomé su barbilla. -, no vuelvas a hacer algo así, no puedo permitir que te arriesgues de esa manera.

- Lo sé, pero no podías quedarte sin comer.

Sus ojos tan preocupados me miraba y no me resistí a abrazarlo. Una vez más había llorado en sus brazos, lloraba porque ahora tenía algo que perder y algo por lo que seguir adelante y eso era Alexander, creí que ya no iba a sentir más miedo, pero eso fue antes de conocerlo. Ahora temo tanto de perder a Alec, pero haría lo posible para que él no saliera herido de ninguna de las formas posibles, de ahora en adelante le iba a dar mi vida e iba a vivir por Alexander.

...

¿Quién creen que fue ese hombre bueno que encontró a Magnus en los brazos de Alec? ¿Y por qué no los reportó o castigó? 🤔🙈

Nos leemos después galletitas. 💛

Amor en guerra. (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora