Capítulo 3: Verdades

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|NARRADOR OMNISCIENTE|

En aquel despacho se encontraba él y su mano derecha, su fiel amigo.

-¿Hiciste lo que te pedí?- preguntó él.

-Si, en estos momentos ella debe estar desangrándose- contestó.

-Nunca me fallas- observó el brazo de su amigo-Ahora haz que te quiten ese maldito tatuaje o te cortaré el brazo- rió.

-Fuiste tu quien me obligó a tatuarme LMF para atacarla-respondió-Aun no lo entiendo-dijo confuso- ¿Por que quieres que Victoria piense que fueron ellos?

-Dentro de poco lo sabrás amigo mío, dentro de muy poco-respondió con una risa macabra dejando a su amigo más confundido de lo que estaba.

Ellos siguieron hablando mientras bebían y hablaban de negocios.

Cabe aclarar que se trataba de negocios ilegales, obvio.

1 MES DESPUÉS |VICTORIA'S POV|

Llevo más de una semana en este asqueroso hospital y no me dejan salir de la habitación, siempre intento sacarle información a las enfermeras pero lo único que me dicen es:

Tranquilícese señorita, el señor pronto la vendrá a visitar.

Dios, se va a tranquilizar tu maldita madre, pedazo de rata voladora.

Estoy harta, llevaban diciéndome eso desde que me desperté, aun me duele el pecho pero la herida ya esta cicatrizando.

La enfermera del turno de noche entra a mi habitación y me deja la misma comida de siempre, un puré de verdura, y mis medicamentos.

Me la deja en mi mesita y se va, antes intentaba hacerme su amiga para que me dijera quien es "el señor" pero no funcionó y dejé de intentarlo; ahora solo viene, deja la comida y se va.

Me como el puré con asco, tomo mis medicamentos y me acomodo en la cama para dormir.

[...]

Despierto y hago la misma rutina desde que estoy aquí.

Comerme la cabeza pensado en donde puede estar mi tío y por que se lo llevaron, y el engaño que sufrí por parte de esos mal nacidos, Cameron y Kat.

Estoy harta de pensar, solo quiero largarme de aquí y marcharme muy lejos.

Eso voy a hacer, me voy a ir de este maldito sitio y voy a mandar a la mierda a todos.

《Dentro de unos minutos la enfermera llegará a dejarme el desayuno, tengo que aprovechar eso》pensé.

Me acerco a un florero que tengo cerca de la camilla, le quito las flores y me escondo el jarrón detrás de la espalda, me quito los cables que están conectados a mi cuerpo y empieza a sonar unos pitidos de las máquinas.

Mierda, los cables.

En menos de dos minutos entra la enfermera con la comida, la deja en mi mesita, se acerca a la maquina y me pregunta:

-¿Te has quitado los cables? ¿estas loca?

Mientras me decía eso cojo el jarrón que tengo escondido y se lo tiro en la cabeza, con cierta fuerza para dejarla inconsciente pero tampoco tanta para no matarla y acabar en la cárcel.

Me levanto de la camilla en dirección a la puerta pero cuando estoy fuera de la habitación veo a una persona que jamás pensé encontrar en este lugar.

LILITHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora