Capítulo 16: Escape (2/3)

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Parte 2 de 3 dedicada a DaraimaCedeo

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Nate Growing Up— Labrinth


UN MES Y UNA SEMANA DESPUÉS

| VICTORIA'S POV |

—¡Vamos! ¡Mátame!—una sonrisa débil apareció en  mi rostro—¡Oh, espera!  ¡No puedes hacerlo maldito bastardo!—segundos después recibí otra cachetada.

—¡Cállate zorrita!

—¿No crees que la relación que tenemos se ha vuelto últimamente muy... repetitiva?—fingí estar pensando y luego continué—Ya sabes; yo te hago enfurecer, tú me golpeas, yo te hago enfurecer aún más, tú me golpeas con más intensidad, luego tú me dejas inconsciente y, finalmente, tienes que llamar a un doctor para evitar que muera porque tu jefe me quiere ver sufrir mas no verme muerta.

Ahora Luca y yo nos encontrábamos en la fase en la cual le hacía enfurecer aún más para que después él me moliera a golpes hasta dejarme inconsciente y que después un doctor me curara las heridas que él me causaba. No he vuelto a saber más del primer doctor que me revisó y me dijo todas esas cosas que me recordaron a Duncan pues ahora viene a curarme otro, ese doctor solo me atendí una vez. Lo normal es que lo hayan matado después de atenderme, seguramente se asustó al ver que tenían a alguien secuestrada, quiso llamar a la policía y, lógicamente, lo borraron del mapa, lo de siempre. 

—En verdad disfrutaré matarte cuando salga de aquí—mi lado irracional salió a luz aún sabiendo que cuanto más lo enfurezca más serán los golpes que reciba, pero no me importa, mi ira solo se equilibraba soltando veneno—No se que haré primero, si ir a por toda tu familia, matarlos uno a uno delante de ti y luego matarte a ti o encerrarte en algún sótano, sin absolutamente nada de comida, para después matarlos y obligarte a comerte su carne. Seguro que de lo hambriento que estarás no tardarás muchos días hasta caer y comer carne, aunque esta sea de tu propia familia—mentí, jamás haría algo así, no si sigo cuerda después de huir, porque lo haré, de eso si puedo estar segura.

Por su mirada supe que estaba llegando a su límite, quiso hablar pero lo interrumpí y seguí llevándolo a  ese límite que tanto anhelaba, no por el hecho de que me golpeara sino por lograr llevarlo a su punto máximo de paciencia, porque en todo este tiempo descubrí que era alguien que se controlaba muy bien y odiaba perder ese control, pero claro, yo siempre lo sacaba de sus casillas.

—¡Pégame! ¡Vamos! ¡Pégame maldito!—estaba segura que se podían escuchar mis gritos fuera de la sala—¡Porque cuando salga, yo misma te enseñaré lo que es el verdadero dolor! 

Tras varias interrupciones y muchos insultos de mi parte, Luca soltó un grito que me hizo entender que estaba fuera de sus casillas y ahora iba a ser su saco de boxeo personal como había sido desde el momento en que llegué aquí.

LILITHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora