Capítulo 14: Ella es la próxima

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«La familia termina siendo nuestro talón de aquiles»

Pablo Escobar


Estaban atacando la mansión.


Christian cogió mi mano y nos dirigimos gateando, pues aún habían balas impactando en las paredes, hasta el fondo del pasillo, donde se encontraba su habitación.

Cuando llegamos, cerró la puerta y nos pusimos de pie.

—Esto es algo normal en mi mundo, solo que ha sido imprevisto—se estiró el pelo sin poder creer que no estaba  preparado para un ataque.

Volvió a coger mi mano y me llevó hasta el baño de la habitación.

Iba a hablar pero me interrumpió, quería decirle que no era inocente y que podía defenderme sola.

—¡Esto no es un puto juego!—gritó—No salgas del baño hasta que vuelva, ¿entendiste?

No me dio tiempo a responderle porque salió del baño, dejándome sola.


Habían pasado más de veinte minutos y él no venía, los gritos y disparos se seguían escuchando.

No quería estar aquí, esperando a alguien como una cobarde.

Así que lo hice.

Salí de la habitación.

Saqué el arma que siempre llevaba conmigo y me dispuse a bajar las escaleras.

De camino, un hombre vestido de azul me apuntó pero fui más rápido y le disparé en la cabeza.

Me puse tensa.

¿Un hombre vestido de azul?

Me distraje y alguien me tiró al suelo, me giré enseguida y empecé a disparar sin mirar quien era, por suerte era otro hombre vestido de azul.

Tenía que salir de aquí, había hecho bastante ruido cuando disparé, estaba segura que iban a venir más personas.

Cuando bajé las escaleras todo era un caos, sangre por todas partes y cristales por el suelo.

Caminé con cuidado, haciendo crujir los cristales rotos del suelo y me puse alerta.

Escuché pasos detrás mío y me giré rápidamente para disparar pero me detuve.

—¡Somos nosotros!—Alex bajó su arma.

—¡Te dije que te quedaras en el baño!—habló un muy enfurecido Christian.

—¡No iba a quedarme allí sin hacer nada!

—¡Pudo haberte pasado algo! No estás preparada para estas situa—no lo dejé acabar.

Dispare cinco veces a cinco hombres que estaban detrás de Alex y Christian y ellos quedaron muy sorprendidos.

—¿Decías algo?—los miré con arrogancia.

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