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puede contener mención de sangre y violencia

¡ disfruten !

― ¡Ya voy!― Se escuchó una voz masculina, que provenía del interior de la casa

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― ¡Ya voy!― Se escuchó una voz masculina, que provenía del interior de la casa.

Woojin estaba parado, delante de la puerta negra. Esperando a que abrieran la puerta. Finalmente pasó, la puerta fue abierta. Woojin visualizó a un chico, de su edad. Lo reconoció al instante; Jason Abbey. El chico que, gran parte de su adolescencia, hizo que fuera un gran infierno para el pelinegro.

― Perdona, ¿Quien eres?― Preguntó Jason, con el ceño fruncido y la cabeza levemente inclinada, en señal de confusión.

― Oh, ¿En serio no te acuerdas de mí?― Habló Woojin, con un gran tono lleno de falsedad y malicia, que a kilómetros se podía notar fácilmente.― Te daré una pista, hace unos años te satisfacía verme débil, mientras disfrutabas golpearme. ¿Ahora si te acuerdas de mi, cariño?― Su sonrísa falsa, se podía notar a simple vista.

― ¿Q-que quieres?―

― Quiero que me dejes entrar.

― ¿Que harás?― Dijo, claramente asustado, miró con desespero la vacía calle. Ese Woojin ya no parecía débil, al contrario. Tenía sed de venganza, y la conseguiría.

― Absolutamente nada, sólo quiero conversar abiertamente contigo, ¿Por qué querría hacer algo? ¿Me tomas por una mala persona?― Mintió, el contrario yacía asustado. Había sido cruel y sucio con Woojin, lo sabía y lo admitía. Pero, dejó pasar a Woojin. Éste procuró no tocar absolutamente nada, cometería un crimen, sus huellas no debían aparecer en ningún lugar.

Woojin se sentó en la cocina, Jason estaba incomodo, se notaba. Pero ¿Quien no lo estaría? Estaba sentado delante del muchacho al que más había hecho sufrir.

― ¿Quieres tomar algo?― Dijo Jason, aún de pié.

― Agua, por favor.― Habló con la seriedad arrasando su tono de voz. Miró cada detalle de ese lugar. Los blancos muebles, las cuidadas plantas que reposaban sobre las limpias encimeras y los afilados cuchillos que permanecían ahí, deslumbrando.― Bonita casa.― Musitó, sin pizca de gracia en su voz. Estaba serio.

― Gracias, supongo.― Éste no le dirigía la mirada para nada. Le entregó el vaso lleno de agua a su "invitado", seguidamente se sentó, quedando en frente de Woojin. El último mencionado, se dispuso a beber del vaso, cogiendolo con sus manos cubiertas por las mangas de su negro jersey. Jason, simplemente se dedicaba a observar el reluciente suelo de madera, que probablemente en escasos minutos, sería manchado por su propia sangre.― O-oye, quiero disculparme por t-todo lo que hice.― Tartamudeó, mientras se lamentaba, aún con la mirada fija en el suelo.

― Lo has dicho un poquito tarde, ¿No te parece?― Rió, con amargura.

― L-lo siento.― Sus ojos picaban, sentía que las lágrimas acechaban con salir sin control.

― No es tiempo para lamentarse, ya pasó tu momento.― Su mirada transmitía odio. Deseaba con matarlo ya, de una vez. Su voz le irritaba y más las mentiras que salían por doquier de su boca.― Has pecado, Jason, ahora, te toca pagar las consecuencias. Es tarde para disculparse.― Dijo, un tanto alterado. Con la palma de su mano, empujó fuertemente el vaso de cristal. Causando que, al impactar, se destrozara en pequeños trozos y mojara el suelo. Jason se estremeció en su lugar, y cerró fuertemente sus ojos mientras bajaba su cabeza. Se veía débil, y en verdad lo era.

Mientras tanto, Nina, Hyunjin y Seungmin permanecían en la parte trasera de la casa, justo en el estrecho jardín. Esperaban a la tonta señal, que Woojin había inventado. Debían esperar a que Woojin rompiera el vaso. Todo estaba calculado.

Así que, cuando Woojin lanzó el vaso al suelo, Nina, Hyunjin y Seungmin, entraron por la puerta trasera. Intentando no hacer ni el mínimo ruido, y lo consiguieron. Caminaron por el pequeño pasillito, escucharon al desconocido sollozar y la agitada respiración de Woojin. Llevaban guantes de licra, que cubrían sus manos enteras. Jason estaba de espaldas a la puerta que conectaba con el resto de la casa. No fue problema entrar, la puerta estaba abierta. Hyunjin sacó un pequeño cuchillo de su bolsillo.

Rápidamente se acercó al débil muchacho, colocando esa afilada arma en su yugular. Colocó su mano en la boca de la victima, impidiendo cualquier tipo de sonido saliera de su boca.

― Calma, solo vamos a vengarnos. Tampoco es para tanto.― Hyunjin rió, apretando más al desconocido, para él, contra su pecho. Él era mucho más alto que Jason, por lo que no tuvo problema alguno en retenerlo.

― Quédate quieto, o me veré obligado a inyectarte una substancia y créeme, es bastante desagradable sentir como baja por tu sangre.― Dicho esto, Seungmin consiguió que la víctima dejara de forzar por su libertad. Simplemente se quedó quieto.

Claramente temía por su vida, ahora se arrepentía de todo el daño que le había causado al pobre adolescente en un pasado, nunca llegaría a pensar que este le haría sufrir en un futuro. Woojin admiraba satisfecho la escena. Tenía al cabrón más grande, que nunca había llegado a conocer, a sus pies. Estaba orgulloso.

― Tapa sus ojos.― Se dirigió a Nina. Esta buscó en la chaqueta que Seungmin le había prestado. Ahí había guardado la venda que, minutos antes, Hyunjin le había entregado. Pudo descifrar que ese trozo de tela, era el mismo que a habían puesto en sus ojos. Rodeó el campo de visión de Jason, y ató la tela con un nudo, en la parte posterior de su cabeza. Tirando un poco del cabello de él.

Seungmin agarró una de las tantas agujas que poseía e introducció un líquido púrpura. Woojin con la adrenalina arrasando su cuerpo, miró emocionado como ese líquido se deslizaba por el contenedor que había entre sus manos.

― Solo notarás un pinchazo de nada, no te preocupes.― Rió con sorna, Seungmin.― Procura que no se mueva, si lo hace, esto puede causar su muerte, inmediatamente.― Explicó él, Nina agarró fuertemente el brazo del chico. Hyunjin seguía tapando su boca y con el objeto punzante en su cuello.

Seungmin inyectó el líquido púrpura en el brazo de Jason. Esto creó que al afectado se le adormeciera la lengua y que no pudiera transmitir sonido alguno.

― Mucho mejor.― Suspiró Hyunjin, retirando su mano de la boca de él.

― ¿Y ahora?― Preguntó la fémina.

― Vamos arriba.― Dijo Woojin, todos obedecieron. Hyunjin empujó a Jason, y lo guió escaleras arriba. Una vez subieron, se metieron en una habitación, parecía ser la principal. Nina toda curiosa, empezó a abrir y revisar cajones, encontrando ropa de mujer.

― Seungmin, ¿Puedo quedarme esto?― Preguntó, alzando una blusa.

― ¿Ropa de mujer?― Cuestionó Seungmin, ésta simplemente asintió.― Claro, cógela, ya no tendré que prestarte de la mía.

Jason movió la cabeza, en señal de negación. Al hacerlo, cortó levemente su cuello, el objeto afilado había cortado una parte de su cuello. Gotas de sangre empezaron a caer sobre el suelo de madera.

― ¡Quédate quieto! Estas desperdiciando sangre, joder.― Dijo Hyunjin con rabia.

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