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El día comenzaba como cualquier otro, Chan seguía investigando sobre la desaparición de Nina Stravinsky, mientras Felix ordenaba unos papeles, sentado en una esquina, totalmente aislado.

Jisung, seguía interrogando posibles culpables del reciente asesinato de Juliette Colitto, víctima asesinada cuantro días después de que Felix entrara para hacer las prácticas necesarias. Sin embargo, era tiempo perdido, él ya sabía perfectamente quién la había matado, pero desgraciadamente no podía delatar quién fue.

― Chan, ya terminé de ordenar los papeles, ¿dónde los dejo?― preguntó Felix, mientras se levantaba y caminaba en dirección a Chan.

― oh, déjalos sobre mi mesa.― indicó, sin quitar su mirada de lo que estaba haciendo, Felix hizo lo que su mayor dijo y volvió a su asiento. Apoyó su cabeza en la mesa, tan sólo quedaban cuatro horas para que pudiera volver a casa. Se espantó cuando el teléfono empezó a sonar, emitiendo por toda la oficina, el irritante sonido que transmitía. Chan de inmediato contestó.

― ¿sí? ― preguntó con cansancio, y sin un ápice de vida en su voz. No había dormido nada esa noche, y sentía que iba a desfallecer ahí, en cualquier instante. Quedó en silencio unos segundos, abriendo y cerrando su boca queriendo hablar.― señora... repita la dirección, cálmese... ya vamos, llame a una ambulancia.― habló una vez pudo, y finalmente cortó. Con su cabeza, hizo una seña, indicando que debían acompañarlo. A paso rápido, Jisung, Felix y Chan entraron en el coche, esta vez, Chan conducía y Jisung iba de co-piloto, al igual que la vez anterior, Felix iba demasiado nervioso.

Llegaron lo más rápido que pudieron, una vez ahí, salieron del coche, se dirigieron a la entrada y tocaron a la puerta. Minutos después, una mujer abrió la puerta.

― g-gracias a d-dios...― agarró el brazo de Chan, quien se encontraba en medio de los dos menores, y cayó de rodillas al suelo, sollozando y llorando a lagrima suelta.

La mujer quedó devastada al entrar a casa de su hijo mayor, subir las escaleras y encontrarlo muerto rodeado por un charco de sangre.

― cálmese, entremos.― indicó a los otros chicos, mientras él se agachaba y agarraba por la cintura a la mujer, y la levantaba hasta ponerla de pié. Felix y Jisung, obedecieron.

Luego de unos minutos, sirenas de ambulancias hicieron aparición en el tranquilo barrio, ganándose las miradas repletas de curiosidad de los vecinos, los cuales miraban preocupados la escena desde sus respectivas casas.

Jisung y Felix llegaron a la habitación, donde se encontraba el cadáver.

― ¿cómo se llama la víctima?― preguntó Felix a Jisung, todo porque a Felix le pareció conocida su cara.

― Jason Abbey.― respondió seco, fijando su mirada en el pecoso, al cual, se le heló la sangre al oír ese nombre.

― respondió seco, fijando su mirada en el pecoso, al cual, se le heló la sangre al oír ese nombre

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