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mención de sangre, palabras obscenas y violencia

― ¿Que te pasa?― Preguntó Jeongin, pasando su brazo por los hombros de la chica. Estaba sentada en las escaleras, que conducían a la sala de visitas. Donde Jeongin nunca había entrado.

― Nada, simplemente esperaba que mi hermano viniera hoy. Cada semana viene a visitarme.― Dijo, con melancolía.

― Oh, probablemente venga la semana que viene. No te sientas triste por eso. Habrá una buena razón por la que no ha podido venir.― Abrazó a Holland, dándole sumo apoyo. Él sabía la historia de Holland, sus padres la habían traído aquí. Su hermano se renegó, y juró que cada semana iría a visitarla. Y lo cumplió, hasta ese momento. Esa semana no había pisado el internado.

Nina y Jeongin no sabían quien era, no sabían cómo era. Desconocían totalmente su apariencia. Pero según Holland, no se parecían en, prácticamente, nada.

 Pero según Holland, no se parecían en, prácticamente, nada

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― Busca las cuanto botellas de plástico, están abajo. Por favor.― Se dirigió a Nina, esta sin rechistar bajó las escaleras, buscó las botellas y se dirigió hacia ellas.

Pero, se tropezó con un mueble que tenía varios marcos de fotos encima de él. Y por el golpe, obviamente los objetos que habían encima, cayeron al suelo. Se levantó para coger uno y mirar si el cristal se había roto, pero oyó unos rápidos pasos bajar las escaleras.

― ¿Que ha pasado? ¿Estás bien?― Preguntó Seungmin, se acercó a la chica y la agarró por el mentón, examinando su rostro, por si tenía alguna herida ahí.

― Estoy bien, sólo me tropecé y tiré algunas cosas, nada por lo que preocuparse.― Dijo agarrando la muñeca de Min y apartándola con delicadeza.

Subieron a la habitación, Seungmin portaba dos botellas y Nina las otras dos.

― ¿Que ha pasado ahí abajo?― Preguntó Woojin, su mirada transmitía lujuria y sed de venganza.

― Nada, solo me tropecé.― Dijo Nina, sin darle importancia.

― ¡Que raro! Este chico no da tanto problema.― Exclamó Hyunjin, en modo de burla.― Woojinnie, tenías razón, es un cobarde y un debilucho.― Rió, Woojin mantenía la misma sonrisa socarrona que había estado plasmada en su cara desde que pisó esa casa.

― ¡Fuiste un cabrón! Y siempre lo serás.― Dijo Woojin, acercándose a él. Una navaja reposaba en su mano derecha, la agarraba con fuerza y enojo. Sus nudillos estaban blancos, por la fuerza que ejercía.

Jason, al ver que el pelinegro se acercaba con la navaja en alto, abrió sus ojos al tope, e intentó alejarse. Pero, desgraciadamente, estaba atado y le era imposible echarse para atrás o alejarse. La silla casi cae, pero Hyunjin fue rápido y la aguantó para que no cayera. Jason intentaba forzar para salir, no quería salir herido. Hyunjin se vio obligado a agarrar fuertemente su cabeza, pero Jason al ser tan terco, siguió forzando.

― Seungmin, inyectalo.― Ordenó Woojin,

― ¡No! No lo hagas, si lo haces la sangre tendrá la substancia de la inyección, y tardará horas en desecharlo. No inyectes nada, ya me encargo yo de que se quede quieto.― Paró rápidamente Hyunjin. Nina lo miró confundido.

― ¿Que obsesión tienes con la sangre?― Preguntó Nina, burlándose.

― Será mejor que te calles, Nina. Ya lo descubrirás por ti misma.― Habló Hwang, con una sonrisa repleta de maldad.

Dicho esto, Hwang sacó la navaja que, horas antes había colocado en la yugular de la víctima. Se acercó por detrás, pasando sus brazos por los hombros del joven, agachándose un poco, para luego susurrar en su oído;― Juro que si no te quedas quieto, te apuñalaré múltiples veces y dejaré que te desangres poco a poco, y que sufras durante horas. Mientras sientes como la sangre abandona tu cuerpo y tu cada vez te sientes más y más débil. Así que te recomiendo que te quedes quieto, bonito. ¿De acuerdo?― dijo esto mientras trazaba líneas bajo sus ojos, y en la mitad de su boca, tal cuál hicieron con Nina

Una vez que Hyunjin hubo susurrado eso, cambió la navaja de mano, pasándola por el rostro de Jason. Se la colocó en la otra mano y de un momento a otro, el cuello de Jason tenía una herida, de la cual salía sangre, pero no mucha, eran simples gotitas. Este simplemente cerró sus ojos con fuerza, mientras las lágrimas asomaban con salir.

― ¿Lo pasaste bien estos últimos años, Jason? ¿Disfrutaste saber que, casi provocas mi muerte? Querido Jason, como dije antes, fuiste un cabrón. ¡Me amargaste la adolescencia! ¿Te sientes orgulloso de esa mierda?― Jason movió la cabeza con lentitud, negando la última pregunta, que había salido de los labios de Woojin.― No te creo, estoy seguro que, en el momento en el que me veías llorar, suplicandote que me dejaras ir, que dejaras de agredirme, disfrutabas más que nada. Jason Abbey, ahora es mi turno, ahora es mi momento, de hacerte sufrir.― Todo eso, lo escupió con rabia y con la voz rota.

Woojin seguía recordando esos momentos, en los que se odiaba por sentirse incapaz de defenderse. Todavía tenía esas cicatrices, que decoraban su hermosa piel. Ahí descansaban recuerdos, de una lucha nunca ganada. Pero eso no perduraria por mucho tiempo. Woojin tenía ganas de hacer sufrir a Jason, tanto como él había sentido y sufrido.

Lentamente se acercó a él, Jason cerró los ojos. Y en un rápido movimiento, Jason ya tenía la navaja clavada en su yugular.

Hyunjin rápidamente agarró las botellas, y las colocó en la herida abierta. Sacó la navaja y la sangre de Jason empezó a caer dentro de la botella, como un simplemen grifo abierto, echando agua. Repitió la misma acción con las otras tres botellas.

― Merecías morir, Jason Abbey.― Escupió Woojin, mientras veía al chico desangrandose.

Nina tenía una expresión de emoción, le gustó lo que había presenciado. Y quería más.

― Vámonos, es tarde.― Y efectivamente lo era, ya era de madrugada.

Recogieron sus cosas, y caminaron hacia el pasillo. Nina se acercó a recoger los porta retratos que habían caído al tropezar. Pero Seungmin la agarró de la mano, impidiendo que pudiera cogerlos.

― Hay que irnos, ahora.― Dijo, sin dejar de agarrar su mano. Finalmente, entraron al coche, Nina se soltó del agarre del mayor, una vez subieron todos.

AAAAAAAAAA
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