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"Hey, Adonai."

Fue lo primero que Adonai escuchó al acercarse a la banca del centro comercial donde lo esperaba su apreciado amigo no homosexual Antoine.

"Hey, Antoine."

Fue la respuesta que le dio. Chocaron la palma de sus manos como saludo.

"¿Sabes? Me he dado cuenta de algo que creo había querido negar" dice Antoine con decisión, sosteniendo entre sus manos un peluche de osito, pues han pasado a la juguetería como siempre hacen en el recorrido por el centro comercial antes de detenerse en el área de comida para pedir un helado. "Me he enamorado."

"¿Ah, sí?" Andonai ríe bajito mientras lo ve de reojo, y seguidamente mira el dinosaurio que sujeta. "¿De quién?"

"Bueno... Es una persona encantadora, linda, servicial, amable. Es alguien que ha estado ahí para mí y conmigo siempre, deseándome lo mejor, apoyándome. Llevamos tanto tiempo juntos, como amigos... le considero de mis más grandes confidentes, ¿sabes? Es adorable. ¡Tenemos charlas tan interesantes! Y siempre tiene unas ideas... Dios."

Y su nombre es Adonai. Es lo que esperaba oír luego de tal descripción. Tenía incluso las mejillas rojas y se mordía el labio a causa de la ilusión. Ya se estaba imaginando todo aquello; cuando pronunciara su nombre saltaría hacia él y le sujetaría de los hombros, entonces plantaría un beso inesperado en sus labios. Seguramente Antoine se espantaría al principio, porque era reservado y casi tímido. Definitivamente lo apartaría, y luego, cara a cara, se darían otro beso, ambos con los ojos cerrados; uno más lento, cuidadoso, apasionado.

Romántico.

"Se llama Clotilde, y la conocí en el grupo de jóvenes de la iglesia."

La sonrisa que se había formado en su rostro se deformó rápidamente a una mueca mas neutra.

Claro.

"Es realmente linda."

¿Por qué esperaba algo diferente?

"Y quiero que me ayudes a conquistarla."

Que idiotez.

"Será un gusto, Antoine. Para eso estoy aquí."

Filosofía De Vida Para Noches de InsomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora