20

63 15 11
                                    

A la mañana siguiente, el primero en despertar fue Jerome. Se frotó los ojos al sentir la mirada cansada y borrosa, cuando esta se enfocó apropiadamente le fue inevitable ver a Adonai y Antoine, en el marco de la ventana, abrazados uno al otro.

Sonrió ante la escena tan cursi, y sin perder oportunidad tomó su teléfono y capturó el momento en una fotografía. Esos dos lucían adorables. Estaba feliz por que Adonai por fin estuviera con Antoine, y estaba feliz por Antoine porque a su parecer no había nadie mejor que Adonai para ser el primer novio de cualquiera; porque era de naturaleza sumamente cursi, atento, dedicado. Cuando algo le interesaba se metía de lleno en eso.

Además, eran amigos, eso les daba un punto extra en su relación.

El siguiente en despertar fue Antoine, por culpa del flash de una cámara. 

"¡Hey!", reclamó medio dormido, frotándose los ojos.

"Ups", rió el otro.

Empezaron a discutir molestos. Adonai se removió en su lugar, cubriéndose el rostro con la almohada que había dejado Antoine al ponerse de pie.

Una sonrisa se formó en su rostro al sentir la esencia de su shampoo impregnada en la almohada. Como sea, esta no duró mucho al oír como Jerome y Antoine discutían altísimo.

"Cállense los dos, maldita sea" gruñó molesto, pasando una mano por su largo cabello. "Me van a echar los vecinos por su culpa."

"Jerome nos tomó una foto" acusó Antoine, señalando al más alto.

"Que bien. La imprimes y la enmarcamos y la ponemos en la cocina, ¿te parece? Ahora cállense."

Jerome esbozó una sonrisa de triunfo ante el rostro de desagrado de Antoine, quien le sacó la lengua en un gesto infantil.

"Te prepararé desayuno, ¿vale, niño lindo? ¿Quieres comer tú también, Adonai?"

"Seré feliz si me das un café, Jerome."

"Tienes que cuidar de Adonai, Antoine. El idiota duerme poco y nunca come bien, ese café matutino es su única fuente de nutrientes todo el día."

"No es cierto."

"Y luego come pura chatarra, así que tampoco se nutre."

"Jerome, cállate."

"¡Te enseñaré a cocinarle para que seas un buen marido!"

"Jerome, voy a echarte..."

"Primero tienes que calentar la sartén..."

"Jerome, hijo de p-"

La palabrota fue interrumpida por suaves toques en la puerta.

Filosofía De Vida Para Noches de InsomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora