XXI

609 92 37
                                    

De pronto Kei abre sus ojos de color ámbar y lo miran en bizco. Hinata se ríe porque sabe que está completamente ciego sin sus gafas.

—Buenos días—responde con su usual tono acaramelado y como si fuera el hábito de cada mañana le da un leve rose en los labios.

—Estás aquí—dice con incredulidad.

—¿Dónde más podría estar?—responde Hinata subiendo a su regazo.

—Haciendo mi desayuno porque muero de hambre—contesta Kei dando una larga caricia sobre la columna del pelirrojo. Hinata arquea la espalda ante la sensación—. ¿Estás listo para una cuarta ronda?

Antes de que Hinata pueda contestar una tercera voz interrumpe.

—Tal vez más tarde porque todos mueren de hambre

Ambos bloqueadores voltean su cara con lentitud y miedo de saber quien ha sido la persona que los ha interrumpido en sus "ejercicios " matutinos. 

—¡Kenma!—exclaman ambos al mismo tiempo. 

Kei, por instinto utiliza la manta más cercana para esconder la desnuda figura de Hinata. Aún siendo el amigo de ambos, se siente celoso de que alguien pueda admirar la belleza del escultural cuerpo de su novio. 

—Tranquilos, sólo vine a ponerlos sobre aviso. Los niños ya están despiertos y no tardarán en llegar—Kenma se agacha y coge los calzoncillos de Hinata y se los lanza—. Keiji los ha llevado por un poco de pan pero no creo que deban de confiarse. Y la próxima vez que quieran hacer esto, tal vez deberían echarle seguro a la puerta. 

Dicho aquello sale de la habitación dejando muy avergonzado a Kei. No puede debatir lo último que ha dicho. Se siente muy agradecido de que la persona que los haya atrapado sea su socio y no Bokuto, Kuro o la misma Hikari. Es capaz de lidiar con la pesadez de ambos jugadores pero no sabría que hacer en caso de la pequeña.  

Hinata apenas a visto la puerta cerrarse y se pone de pie para vestirse apresuradamente. Estaba tan embobado mirando a Tsukishima que ni siquiera se ha percatado que casi es medio día. No importa que tanto se hayan mantenido en vela, los niños se despertarán nada más sientan su tripa crujir. Se deja la parte de arriba del pijama sin abotonar, después de todo su casa está al lado y debe de darse una ducha sí o sí. 

Encuentra las gafas de Tsukishima en el suelo justo al lado de una para de la cama. Las coge y sonríe al observar que están integras. Debate entre entregarlas o esconderlas un rato, sabe que Kei no tiene repuesto porque se perdieron en la mudanza. Una pequeña bromita se le hace muy atractiva pero la desecha al cabo de unos minutos recordando que están con el tiempo encima. Termina por dárselos.  

Durante todo ese rato ninguno dice nada, no saben bien que decir. Puede que hace unos instantes estuvieran derrochando miel y dulces palabras, pero ahora sólo quedaba la vergüenza ¿Qué se dice después de una noche como esa? ha pasado mucho tiempo para ambos en esto de las relaciones.

Cuando está por marcharse Kei lo abraza por atrás. A Hinata se le erizan los bellos del cuerpo. 

—Yo pondré la mesa en lo que vas a alistarte—dice con dulzura.  

—Vale—responde y se vuelve para darle un beso de despedida.

.

Una vez bañado Kei decidió bajar a iniciar los preparativos para el desayuno. Lavar las verduras y poner la mesa era su trabajo. Por suerte el esposo de su socio había logrado convencer a todo el seco de niños, incluyendo a Kuro y Bokuto, de ir a dar una caminata antes de entrar a la casa. De alguna manera Akaashi intuía que algo había pasado con el par de bloqueadores. 

Sol, luna, noche y estrellaWhere stories live. Discover now