Nada de esto tiene sentido. Nada.
El dolor que reside en su pecho no tendría que tener lugar. Ni tampoco sus acciones. No debería estar corriendo a las tantas horas, sin chamarra y menos sin rumbo. Es un adulto, incluso con una hija, debe de tener calma y no dejarse llevar por sus sentimientos.
Pero... ¿Cuáles son éstos exactamente?
¿Resentimiento? Ya que Tsukishima lo había cortado de manera tan tajante, sin dar ninguna explicación.
¿Miedo? Miedo de que esta separación esté doliendo más de lo que pensó al principio.
¿Alivio? De alejarse de una relación que tal vez siempre estuvo destinada al fracaso.
No lo sabía bien, no se entendía a él mismo para nada. Shoyo empezó todo esto con Tsukishima Kei como forma de agradecimiento por todo lo que él había hecho por su familia. Al principio supo que el final lógico sería un futuro donde ellos no estarían juntos. Se había reído de la idea de estar en un romance porque algo así no podría darse entre ambos después de tanto tiempo de estar juntos. Menos después de tener a siempre en su mente a Tobio, porque Hinata Shoyo siempre estaría enamorado de Kageyama Tobio.
Si todo estaba seguía el orden natural del universo ¿por qué le dolía el pecho de pensar que ya no podría continuar al lado de Tsukishima en la forma que lo había hecho este verano? No tendrían más besos apasionados, ni caricias bajo la mesa, tampoco podría sentirlo más como suyo.
¿Qué debería de hacer?
No quiere dejarlo ir pero tampoco es capaz de ponerle un nombre a lo que siente por el rubio porque aunque le aterra perderlo no se siente nada diferente de estar a su lado. Para él sigue siendo el mismo rubio gruñón que conoció el primer día en el club. Lo único que difiere es que con el que empezó una relación tiene un lado hambriento de su piel y sus suspiros.
Una punzada en el pie lo hace detenerse inmediatamente. Su sentir ha sido tan intenso que ni siquiera se ha dado cuenta de que ya lleva demasiado tiempo corriendo.
Si sus cálculos no le fallan, serán casi las siete de la mañana. Lo deduce cuando el sol del verano comienza a asomarse. En la poca visibilidad de la mañana nota que ya hay personas barriendo el patio de la entrada de sus casas. Una mujer en particular lo mira con sorpresa, Hinata no sabe si es por la hora o porque está en una nada presentable pijama. Tal vez sea la combinación de ambos.
—Hinata-kun, buenos días—el saludo suena más a un cuestionamiento acerca de su razón para estar ahí en tales fachas.
Que gracioso es el destino al llevarlo justamente al lugar que más doloroso para él.
—Buenos días, Kageyama-san—se inclina, en el movimiento el sudor le entra a los ojos y los hace escocer—. ¡Argh!
.
Se enfrentó frente al altar tal y como lo había hecho en el pasado, esperando que al igual que las otras veces la foto sonriente en el marco de madera lo ayudara a calmar el mar de emociones que llevaba dentro para poder tomar las decisiones indicadas. Sin embargo eso no sucedió. Ni cuando los minutos completaron una hora y otro tanto.
Su pecho seguía doliendo.
Su mente seguía haciendo un caos.
Se golpeó la frente con la madera del suelo y apretó los ojos con rabia.
Por supuesto que ir ahí no ayudaría porque Tobio estaba muerto.
¿Cómo es que había llegado a esa situación? ¿Cuándo comenzó a dejarse llevar por aquella relación con Tsukishima? Se supone que sólo estaban en un periodo de prueba, que ser reirían de que no congeniaban y de lo decabellado que era pensar que podrían ser pareja.
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Sol, luna, noche y estrella
RomanceUna serie de eventos desafortunados llevará a Tsukishima a hacerse cargo Hinata, y bueno... de alguien más.