Un vestigio de ti
—No estás concentrado—le dice Akira regañándolo con la mirada.
Como era de esperarse, es muy bueno leyéndolo.
—Hinata me ha pedido que le ayude a nombrar a su hija—dice Kei con mortificación.
—¿Y?
—No se me ocurre nada.
Lo que parecía una tarea absurda se ha tornado en todo un dolor de cabeza, primero pensó que podría elegir cualquier nombre al azar, al fin y al cabo sólo había aceptado por obligación y no había prometido ser serio. Sin embargo cada vez que tiene en sus manos a la pequeña se siente que lleva toda una responsabilidad.
—La niña es igualita a Kageyama, podrías buscar algún nombre que lleve algo de reina o realeza, después de todo te la pasabas llamándolo rey hasta el final de los días.
Kei mueve la cabeza en negación.
—Yo pensé lo mismo al inicio, pero por lo mismo no quiero que lleve algo semejante. Creo que ya es suficiente que ella se parezca a su papá para obligar a Hinata recordarle más cuando tenga que nombrarla.
Él más que cualquier otro había vivido la experiencia más de cerca de cuán difícil fue para el jugador tener que superar la muerte de su pareja. Las noches llenas de lágrimas en ofrenda a su recuerdo. Pero también fue testigo de todo lo que Hinata se jugó para traer al mundo a su hermosa hija. Se separó de su familia, puso en peligro su titularidad como jugador. Por ello se le hacía injusto que después de tal proeza, la niña no le haya sacado ni un cabello de parecido.
—Quiero un nombre que lleve algo de él, la persona que luchó contra todo por ella.
—Eres tan cursi—se burló Akira.
—Un día tendrás un niño y sabrás a qué me refiero—agrega Kei con gesto serio.
...
Al poco tiempo que Kunimi se había marchado llegaron sus amigos y los niños. Hinata había mandado a su casa a los menores y tuvo que poner al tanto al cuarteto de Tokyo respecto a la situación.
—Tal vez deberíamos de hacer algo—exclamó Kuro.
Entendía lo que Kuro trataba de decirle. Kei no había dicho ni pío desde que se había sentado frente a Mitsuki hace unos veinte minutos. Y si no fuera porque pestañeaba pensarían que habría entrado en alguna clase paro mental.
—No se supone que ustedes—señaló al par de esposos—, estaban en contacto con él ¿Nunca notaron el insignificante detalle de un niño?
Akaashi chasqueó la lengua e ignoró a Kuro. Esos últimos días ellos eran los que peor se estaban llevando y cualquier cosa que dijera uno al otro no hacía más enfurecerlo al instante.
—Sólo nos comunicabamos por vídeo llamada, además hasta donde sabía, Akira estaba en Corea—dijo Kenma—, nunca mencionó o dio un indicio de haber tenido un hijo.
—Aún está la posibilidad de que Tsukki no sea el papá—intervino Bokuto.
Todos lo miraron.
—Bo, el niño es igualito a Tsukki.
—Él tiene un punto—dijo Akaashi apoyando la idea de Bokuto—, no creo que Tsukishima sea el único rubio alto con cara larga en el mundo.
—¿Ese niño es hijo de Kei?—intervino una pequeña voz.
Los adultos voltearon a mirar a la menuda figurilla de Hikari, quien para la desgracia de todos no venía sola. A su lado estaba Kai, quien al parecer también había escuchado el problema central del día.
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Sol, luna, noche y estrella
RomanceUna serie de eventos desafortunados llevará a Tsukishima a hacerse cargo Hinata, y bueno... de alguien más.