Extras parte 1

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¿Qué pasó con el bebé?

Después de la tormenta llega la calma, o al menos eso esperaban Tsukishima y Hinata que pasara al contarle todo lo ocurrido a sus dos niños. Pero el destino parece ser no tiene una regla como esa. Se los demostró una cara sonriente de cabello gris. Suga los había ido a visitar justo al día siguiente de su desastrosa pelea, con el motivo de una impactante e inesperada revelación.

—¿Podrías repetir lo que acabas de decir?—pidieron ambos ex bloqueadores. 

—La prueba que utilizaste estaba equivocada—dijo Suga con mucha vergüenza—. Bueno, no estaba equivocada pero tampoco es como que fuera tuya.  

—Sí o no, decidace Suga-san—dijo Kei.

—Sí era positivo pero no era el positivo de Shoyo.

Suga tuvo que explicarles el bochornoso accidente. Había estado varios días con mareos y nauseas matutinas. Oikawa le había hecho el comentario de que tal vez estaba embarazado con mucha gracia, incluso le había llevado tres pruebas de embarazo para sacarse la duda. Suga lo había mandado a volar aunque sí se había guardado las pruebas en la bolsa.  Era ridículo porque la fertilidad en hombres japoneses era realmente baja. 

Ya en el trabajo le picó el gusanito de la curiosidad, así que decidió hacerse una prueba cuando tuvo tiempo. Tras hacerse la prueba se atemorizó del resultado y decidió no mirarla. Regresó la prueba a la caja de la cual la había sacado y la guardó en su escritorio junto a las dos cerradas. Cuando llegaron Tsukishima y Hinata al consultorio se le olvidó completamente, más con los nervios de Hinata cuando le dijo que su implante no estaba funcionando. 

Seguramente los mismo nervios que se cargó Suga fueron los mismos que hicieron que Hinata no se diera  cuenta de que la prueba estaba usada. 

Tsukishima cayó en cuenta que esas palabras sólo podían significar una cosa. 

—¡Hanan será hermana mayor!—vitoreó la pequeña castaña en el jardín—. Te he ganado, Hikari-chan—se burló de la pelinegra. 

Pero a diferencia de otras veces, la reina no explotó. Simplemente le sonrió con superioridad y estrechó a Mitsuki entre sus brazos. 

—Yo ya soy hermana mayor, tonta—le enseñó la lengua ganando el mismo gesto por parte de Hanan.

—¡Hinata, ve a escribirle a tu entrenador en este mismo instante!—gritó Kei sin importarle parecer un lunático. 

Como siempre Hinata ya se le había adelantado. 

Ambos esperaban que el hombre no hubiera incinerado su contrato todavía.

...

Ese mismo día en la noche mientras ambos estaban en la cama Kei decidió sacar el tema de la forma menos sutil del mundo.

—Nos salvamos—se rió Kei con Hinata entre sus brazos.

—Eso dices ahora pero se te notaba muy feliz en el consultorio—lo picó Hinata.

—Así es—aceptó el rubio—. Y aunque  me haría inmensamente feliz que tuviéramos un hijo de ambos también me gusta verte sonreír mientras estás en la duela—si realmente hubiera venido un bebé era inevitable que Hinata se viera obligado a dejar el voley y tal vez de forma definitiva—Ver que cumples tus sueños me da vida. 

Hinata escondió su rostro en el pecho del rubio. Se sintió increíblemente conmovido por sus palabras, por saber que sus sueños no eran una carga en la vida de Tsukishima. Que lo apoyaba incondicionalmente aún cuando eso significara aplazar el inicio de su familia.

Sol, luna, noche y estrellaWhere stories live. Discover now