Steve miró a Ed sin poder ubicar del todo la imagen de ese hombre dentro del departamento. Era la primera vez que alguien que no fuese Bucky o él, visitaba la casa y por ese motivo, se le hacía extraño el tenerle allí. Sin embargo, Ed le estaba haciendo el favor de posar para él y a cambio, no podía tenerle en medio de una plaza sin poder ofrecerle ni siquiera un vaso de agua para saciar la sed.
Si Bucky se enteraba de que lo había llevado allí iba a matarlo, pero estaba el hecho de que le había pedido que se quitase la camisa, para poder vestirle con un chaleco de cuero y las extrañas pulseras que había diseñado para hacer de vestuario. No podía pedirle a Ed que se cambiara en medio de la calle o ¿sí? Eso no sería cortes.
Steve recorrió una vez más con la mirada, los músculos de los brazos ajenos. Es para dibujarlos a detalle, se repitió, pero sabía que era una mentira para autoengañarse. No se había imaginado que Ed tendría tan buenos brazos y una figura bastante estilizada, pero allí estaba él, tratando de mantener sus sonrojos a raya al notar que su nuevo amigo era más guapo de lo que había querido admitirse para sí.
Se sentía mal por ello, por pensar de esa forma tan poco decente. Si Ed supiese que se sentía un poco atraído por él, de seguro se alejaría, sin embargo, no podía evitarlo.
Hacía unos minutos que también le habían llamado la atención las cicatrices que Ed tenía. Estas eran líneas horizontales e iban desde los hombros hasta el codo, en un orden casi perfecto, pero al llegar allí, algunas ya se tornaban diagonales. Se había preguntado a que se debían e incluso, había formulado algunas teorías y hacía tan solo unos segundos, su mente había llegado a una conclusión. Ed se autoflagelaba.
La tristeza que lo embargó al llegar a esa verdad, se le hizo bastante difícil de disimular. No era correcto de su parte dejar entrever esos sentimientos tan negativos, acerca de un tema que su amigo no había tocado, por lo cual estaba tratando de disimularlo, pero se le hacía casi imposible.
"Por lo menos, esas cicatrices son beneficiosas para el papel de villano" Pensó tratando de desviar el curso de sus reflexiones, pero no bastó.
Ed, suspiró una vez más y se movió inquieto, arruinando por décima vez la pose en la que le había ubicado, causando que riese.
—Podemos descansar, si lo deseas-
—Sí... lo siento. Estar quieto no es lo mío- soltó esbozando una expresión de alivio a la vez que se dejaba caer con gesto brusco sobre el sillón.
—Has dicho que tenías una propuesta para hacerme- respondió, tratando de desviar su propia atención, de la cercanía que mantenía con Ed. Si tan solo alargaba un poco la mano, podría sentir su piel caliente y...
"Y nada, Steve... Debes tranquilizarte."
No recordaba vez alguna en que alguien le hubiese atraído de esa forma, pero, a decir verdad, tampoco era capaz de recordar en qué momento Ed había comenzado a gustarle. No era como si hubiesen pasado demasiado tiempo juntos, aunque, aparentemente, había sido el suficiente como para notar que ese hombre era muy apuesto.
Dejando el dibujo que había estado haciendo, sobre la pequeña mesita que había en frente de él, se acomodó nuevamente, para mirar a Ed, observando como él alcanzaba la carpeta que acababa de abandonar.
—¿Puedo? - preguntó amable, a lo que Steve asintió. Le gustaba la pequeña sonrisa complacida, que Ed esbozaba cada vez que veía uno de sus trabajos, le hacía sentirse halagado. —Eres tan bueno en lo tuyo que, pensé, podrías encargarte de dibujar los diseños para mí-
—¿Qué? - cuestionó, saliendo de la pequeña burbuja en la que se había metido hasta hacía unos segundos. Su propia falta de modales, lo estaba comenzando a horrorizar.
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La identidad del tiempo
Science FictionPerdido. Así se encontraba Tony Stark en el año 1936, al cual había viajado culpa de una máquina del tiempo. Allí se encontrará con un joven Steve Rogers antes de que este se convierta en el Capitán América. Su carácter tierno y dulce será como un b...